Un pequeño oasis verde creció en el metro de Praga
Decenas de plantas en un invernadero de diseño alegran desde hace unas semanas los viajes de los usuarios del metro de Praga en la estación de Můstek.
“En Praga 1, cada planta cuenta”, escribió el concejal Adam Scheinherr en reacción a la nueva instalación verde que se puede observar en el vestíbulo de la estación de metro de Můstek.
Metrorost, así se llama el proyecto de los científicos de la Universidad Técnica de Praga que desarrollaron un invernadero inteligente con plantas cuyos requisitos principales eran mínimo mantenimiento y máxima resistencia. Así, los pasajeros del metro capitalino pueden disfrutar de una vista inesperada en medio de las instalaciones brutalistas de la estación.
El invernadero es de unos seis metros de ancho y se extiende desde el suelo hasta el techo. En el interior hay unas treinta plantas. Más detalles sobre el diseño de la instalación ofreció para la Radio Checa Josef Haber, del Centro Universitario para Edificios Enérgicamente Efectivos.
“Intentamos sorprender con la instalación. Pensamos emprender un camino contrario y hacer algo completamente distinto a la vegetación, que no es muy angulosa, sino más bien redonda. Entonces, decidimos dividir la construcción en trozos. Hay muchos ángulos agudos. Se trata de una especie de poliedro”.
Una mitad del invernadero es de placas de madera, la otra mitad es de vidrio. Para poder levantar la construcción en el metro praguense, los expertos tuvieron que tener en cuenta varios requisitos de seguridad y contar también con el vandalismo, prosigue Haber.
"Si un gamberro rompe alguna parte del invernadero de tal manera que no se pueda reparar, esta parte se cambia".
Josef Haber
“Si un gamberro rompe alguna parte del invernadero de tal manera que no se pueda reparar, esta parte se cambia. También hay vidrios de seguridad, es decir, que si un pasajero sin querer choca contra la instalación, el vidrio no se le va a caer encima”.
Además de crear una construcción funcional y de diseño atractivo, el gran desafío era crear un sistema inteligente y autosuficiente y desarrollar un espacio adecuado para el crecimiento de las plantas. Éste está vigilado por varios sensores, como explica Daniel Adamovský, también de la Universidad Técnica de Praga.
“Intentamos monitorear las magnitudes básicas, la temperatura y la humedad tanto del aire como del substrato. La instalación cuenta con un sistema de regadío automático, así que medimos la temperatura y el nivel del agua para saber cuánta agua nos queda y cómo circula en el sistema”.
En el substrato del invernadero se puede observar un cable negro que, precisamente, se encarga de la irrigación. Los científicos optaron por el método de riego por goteo. Por lo tanto, el cable cuenta con unas perforaciones finas que producen gotas de agua bajo la presión adecuada del sistema.
Como explica Adamovský, en la fase preparatoria los expertos tuvieron que pensar también en las condiciones climáticas del metro de Praga, donde se pueden registrar temperaturas muy bajas, sobre todo en invierno.
“Entre finales de noviembre y comienzos de diciembre, las temperaturas en el exterior bajaron hasta -8°C. Las plantas sobrevivieron y eso nos alegra mucho, fue la primera prueba. El espacio del substrato tiene calefacción”.
Además de alegrar la vista a los pasajeros con la vegetación verde, el objetivo de los científicos de la Universidad Técnica también es comprobar el funcionamiento y la sostenibilidad de un sistema que se podría aprovechar de distintas formas.