Jakub Menšík, campeón del Masters 1000 de Miami: dos "milagros" para vencer a Novak Djokovic
Jakub Menšík, joven estrella del tenis checo masculino, hizo historia al vencer a Novak Djokovic en la final del Masters 1000 de Miami por un doble 7-6. El moravo de 19 años se hizo así con el primer título de su carrera, al mismo tiempo que frenó al serbio de obtener su corona número 100. Hacía 20 años que un checo no vencía en un torneo de esta categoría.
Jakub Menšík no tiene tiempo. No quiere esperar a que transcurran los años necesarios para pasar de ser “promesa” a estrella del tenis checo masculino. Así lo ha demostrado este domingo al vencer nada menos que a Novak Djokovic en la final del torneo Masters 1000 de Miami por un doble 7-6, que podría haber sido incluso más holgado. El joven moravo de 19 años dio muestras de una sangre fría envidiable en la primera final de su carrera y frente a su ídolo, que iba en busca de su título número 100.
En el discurso de agradecimiento, Menšík se deshizo en halagos para el serbio, que en múltiples instancias del match se vio desparramado por el suelo, desbordado por la intensidad de los peloteos.
“Antes que nada, Novak… todos saben que tú eres la razón por la que estoy aquí hoy. Te he visto jugar desde niño. Empecé a jugar al tenis inspirado por ti. Luego he tenido la oportunidad de practicar algunas veces contigo y luego de enfrentarte en Shanghai. No existe desafío más grande en el tenis que vencerte en una final. Muchas gracias por todo lo que has hecho por este deporte y por tanta gente. Eres una persona excepcional y el más grande de todos los tiempos. De verdad, muchas gracias”.
Lo cierto es que no fue hace tanto que Menšík era solo un niño. Cuando tenía apenas dos años, su rival del domingo ya se había hecho con un par de Masters 1000 y hasta un Grand Slam. A pesar de que algunas voces intentan “retirarlo” después de tanto tiempo dominando en las canchas de todo el mundo y de que en el último año y principio del actual no ha obtenido los resultados tan exitosos a los que nos tenía acostumbrados, lo cierto es que Djokovic no había mostrado dudas ni flaqueza en su juego durante todo el Miami Open. El serbio había llegado a la final sin haber perdido un solo set, muy cómodo con la nueva superficie instalada este año para el torneo y con plena confianza en su juego. El título número 100 de su carrera, y el 41 en la categoría de Masters 1000, parecía inevitable. Pero Menšík no se acobardó. Aunque, según reveló durante la entrega de premios, estuvo a punto de ni siquiera participar del torneo.
“Una última cosa. Le debo un agradecimiento especial a uno de los fisioterapeutas de la ATP (Asociación de Tenis Profesional), Alejandro, porque tengo que contarles una historia: una hora antes de que comenzara mi primer partido, tenía en mis manos el formulario lleno para retirarme del torneo, ya que sentía mucho dolor en una de mis rodillas. Pero no pude presentarlo porque justo en ese momento el árbitro estaba almorzando. Así que aproveché ese momento para recibir algún tratamiento por última vez. Alejandro hizo un milagro y gracias a él es que me presenté a ese partido. Y ahora estoy aquí. Así que, un agradecimiento especial para él”.
Pero con un milagro no basta para vencer a Djokovic en un torneo que ha ganado ya seis veces. Menšík también reveló que una “mano de Dios” también le dio un empuje fundamental para creer que podía llegar a la final. Previo a su partido de semifinales frente al estadounidense Taylor Fritz, cuando todavía se encontraba en el vestuario, apareció entre los lockers el futbolista argentino Lionel Messi. Ambos se saludaron, se tomaron algunas fotos y, tras darse la mano, el inesperado encuentro terminó. Menšík salió a la cancha y le hizo frente a una larga y dura batalla que finalmente lo depositaría en su primera final. Al terminar el encuentro, el checo aseguró que el milagro fue posible gracias a que Messi le había dado la mano y, él astuto y, sobre todo, creyente, no pensó ni por un instante en lavársela.
Con dos milagros en su haber y un tenis más físico que preciso, el moravo ahora pasará del puesto 54 al 30 en el ránking de la ATP. Un gran paso para el deportista y un gran salto para el tenis checo en general, que desde Tomáš Berdych no contaba con un tenista hombre campeón de esta categoría, cuando el ya retirado jugador se hizo con el Masters de París en 2005.
En palabras de Djokovic, este será “el primero de muchos” títulos para la joven estrella checa.
“Me duele admitirlo, pero has sido mejor que yo. En los momentos clave, has sacado lo mejor de ti. Has servido increíblemente bien y además has demostrado una gran fortaleza mental para mantenerse firme en los momentos más exigentes. Para un jugador joven como tú, este ha sido un gran desempeño. Estoy seguro de que podrás aferrarte a él en los años a venir. Te deseo mucha la suerte y espero que me dejes ganar en otra ocasión. A ti te queda mucho tiempo, a mí, no tanto. Felicitaciones a todo tu equipo, tus padres, gran trabajo de todos ellos”.
Las palabras de Djokovic han tenido mucho de verdad. Sin lugar a dudas, Menšík jugó mejor que su oponente e impuso su ritmo en el partido. El encuentro comenzó con un quiebre para el checo que, con mucha exigencia física y toda su experiencia, el serbio logró revertir para recuperarse a tiempo y sacar 3-4. Luego llegaría el tie-break de la primera manga, en donde el moravo se valió, sobre todo, de su saque, para marcar la diferencia y llevárselo por 7-4. En el segundo set no hubo quiebres de servicio y los peloteos pasaron, sobre todo, por el centro de la cancha, con ambos jugadores cuidándose de no brindar ángulos al rival. A pesar de que las aperturas no fueran tan frecuentes, la intensidad de los golpes causó un visible desgaste sobre todo en el veterano.
A pesar de que el checo consiguió anotarse más tiros ganadores (29 contra 22), lo cierto es que el encuentro fue muy parejo y una estadística lo ilustra a la perfección: ambos tenistas terminarían ganando exactamente la misma cantidad de puntos (76) al finalizar el encuentro. Fueron la paciencia y el saque de Menšík lo que inclinarían la balanza.
Fue, precisamente, con un servicio ganador que la joven estrella selló su victoria en el segundo tie-break del encuentro (que repitió el marcador de 7-4) y se quedó, así, milagros de por medio, con una victoria que no se olvidará en los meses a venir, con la temporada de polvo de ladrillo a la vuelta de la esquina.