Todo un flash: la historia de la foto checa que aparece en la portada de la novela Aleph de Paulo Coelho

El fotógrafo y científico checo Petr Jan Juračka

A pesar de haber acumulado varios logros tanto en la ciencia como en la fotografía, el momento más trascendental en la carrera de Petr Jan Juračka fue cuando una de sus imágenes se convirtió en la portada de la novela Aleph, del exitosísimo escritor brasileño Paulo Coelho. En esta entrevista, Juračka comparte las emociones que vivió al conocer a Coelho en persona y revive con detalle el instante en el que tomó esa fotografía, una obra que, casi sin proponérselo, cambió su vida para siempre.

Petr Jan Juračka en su oficina | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

El fotógrafo, biólogo y expedicionario checo Petr Jan Juračka ha alcanzado reconocimiento mundial por sus contribuciones en fotografía científica, divulgación y exploración de la naturaleza. Regresó hace muy poco del sur de España, donde fue invitado a participar en un evento dedicado a las aves migratorias.

“En Tarifa se celebró una gran jornada ornitológica sobre migraciones porque es un lugar interesante, dado que en el estrecho de Gibraltar se puede estudiar muy bien la migración de las aves. Así que allí se celebró un congreso para especialistas en ese tema y a mí me invitaron a hablar sobre cómo comunicar la ciencia a la gente”.

“Mi abuelo empezó a estudiar español solo casi por error y se terminó convirtiendo en intérprete oficial del equipo olímpico checo en los Juegos Olímpicos en Barcelona”.
Petr Jan Juračka

Pese a que solo habla algunas palabras de español, él mismo dice que está bastante involucrado con ese idioma: no solo porque se encargó de convencer a su hija de estudiar español como segunda lengua, sino porque, en su momento, lo enseñaban sus hermanas, influidas por el curioso caso del abuelo de la familia, que no hace más que confirmar lo que muchos sospechan: el notable talento de los checos para aprender lenguas extranjeras y quizás, sobre todo, el español.

“Mi abuelo trabajó toda su vida en la industria química y, cuando se jubiló, ya el primer día, y para no aburrirse, empezó a aprender español casi por error: se compró un walkman y, por algún motivo, encontró por ahí un casete de español para autodidactas. Así que lo intentó y, cuatro años más tarde, se convirtió en intérprete oficial del equipo olímpico checo en los Juegos Olímpicos de Barcelona”.

Fotografía al natural

Entre el martillo y el microscopio | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Especializado tanto en fotografía científica como de la naturaleza, Juračka es autor de varios libros sobre fotos y divulgación científica. Es decir que se desenvuelve en un amplia escala que va desde capturar impresionantes paisajes abiertos con drones hasta realizar imágenes con detalles microscópicos, colaborando en instituciones también muy diversas como la Universidad Carolina, el Parque Nacional de la Suiza Bohemia y el Zoológico de Praga. En su opinión, cuando alguien decide estudiar ciencias naturales no es quizás, como suele creerse, para descubrir algún acontecimiento o comprender determinado fenómeno, sino más bien por cierta predisposición natural que él percibe en el ser humano a dejarse conmover por la belleza del entorno.

“A casi todo el mundo le encanta estar en la naturaleza. Toda persona puede percibir algo de su estética. Y cuando utilizas recursos visuales en la comunicación de las ciencias naturales, el proceso se simplifica notablemente. Porque en lugar de hablar de ciertos procesos imaginarios o difíciles cuyo funcionamiento tienes que visualizar en tu cabeza, puedes mostrar simplemente lo bonito que es. Y a la gente le gusta eso y esa belleza natural se vuelve mucho más fácil de transmitir. Por eso creo que la fotografía y el cine son, en realidad, una gran herramienta para acercar la ciencia a las personas, una combinación absolutamente lógica”.

Entre las principales expediciones que realizó Juračka para tomar fotos se destaca un viaje al Himalaya, exploraciones a la Antártida donde pudo retratar de un modo notable a los siempre cautivantes pingüinos y hasta distintos proyectos en África, documentando también tanto la biodiversidad como la idiosincracia de las culturas locales. Por otro lado, tuvo la posibilidad de tomar fotos en ciudades latinoamericanas que, según cuenta, lo impactaron mucho como Buenos Aires y Montevideo. Sin embargo, cree que uno de los registros que más lo conmovió fue el que tuvo lugar en un contexto completamentedistinto al suyo, pero que aún así remitía, en cierta forma, a algo muy propio.

Petr Jan Juračka y una de sus fotos en Antártida | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Por supuesto, una de las fotos más importantes que tomé fue en el Tíbet: estaba a 6100 metros de altura en una tienda de campaña y, por un momento, vi el Tíbet en todo su esplendor entre las nubes y para mí fue algo único. En ese momento estaba escalando un pico de 8000 metros, casi no tenía oxígeno y ese fue como un gran salto para mí. Tal vez porque nosotros experimentamos lo que es la ocupación, que es algo que también está sucediendo ahora en Ucrania, y el Tíbet lo ha vivido durante mucho más tiempo con la ocupación china. Así que, en realidad, para mí, como checo, ver el Tíbet con mis propios ojos fue algo muy poderoso, y esa foto me dio mucha alegría”.

¿Es un pájaro? ¿Es un avión?

Uno de los libros de Juračka se llama: Drones, fotos desde la perspectiva de los pájaros. Se trata de una guía muy completa sobre el uso de esa herramienta para la creación de fotos y videos aéreos, que incluye imágenes impresionantes desde esa perspectiva única y consejos prácticos sobre el manejo de drones, el ajuste de las cámaras y el aprovechamiento de la luz solar. Él dice que siempre que no se viole una regla básica de seguridad contra otras personas o con los animales, considera que los drones son muy positivos porque ayudan a desarrollan una buena relación con la naturaleza y a descubrir esas historias y detalles muchas veces inesperados que conforman su gran espectáculo.

Foto usando microscopio | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Lo más gracioso es que cuando amplías algo con un microscopio o una lupa, a menudo ves estructuras muy similares a las que ves cuando vuelas un dron o estás en un avión, como si los distintos patrones de la realidad se repitieran o fueraN muy semejantes a nivel fractal. Es decir, cuando miras el mundo con la misma perspectiva de toda la vida, muchas cosas pueden parecer triviales, normales. Pero en el momento en que lo ves desde el aire, desde un telescopio o a través de un microscopio tienes una perspectiva completamente nueva, como si estuvieras viendo algo completamente diferente”.

Foto con microscopio | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

El doble interés científico y fotográfico de Juračka se advierte muy bien en el plano de los animales. Por un lado, ha colaborado con el zoológico de Praga sacando algunas fotos notables, como por ejemplo la de Kiburi, un gorila recién nacido cuya foto fue utilizada en un anuncio del zoo y terminó ganando el premio al mejor cartel exterior, compitiendo con fuertes marcas de autos y cigarrillos. Aunque considera que esas fotos pueden ayudar a contribuir al conocimiento de cómo se comportan o expresas los animales, dice que los verdaderos expertos son los criadores que pasan mucho más tiempo con ellos y, por lo tanto, tienen mucho más conocimiento de primera mano. Por otro lado, en su faceta científica, Juracka ha descubierto dos nuevas especies de crustáceos comúnemente conocidos como “pulgas de agua”: Daphnia jorobada y Bosmina korineki. En este mismo momento se está ocupado de explorar el hábitat donde esas especies crecen.

El alquimista

Portada del libro en español con la foto | Foto: Harper Collins Publishers

Entre tantos viajes, investigaciones y expediciones que tienen en común el movimiento y el esfuerzo hay un hito en la vida de Juračka que marcó para siempre su vida profesional y hasta personal, aun cuando él asegura que quizás no hizo tanto mérito, más allá de su sana costumbre de no dejar guardadas las fotos en un cajón y tratar de publicarlas, por ejemplo, en distintas páginas de internet. En la época en la que todavía era un estudiante de doctorado, la editora del mismísimo escritor Paulo Coelho vio una foto que había tomado del lago Baikal de Rusia, que es el más profundo del mundo y se quedó tan impresionada que no tardó en hacérsela llegar al escritor. Luego de verla y emocionarse tanto como ella, decidieron utilizarla nada menos que como foto de portada de su novela Aleph (2011), que relata un viaje a través del Tren Transiberiano, una expedición tan transformadora y movilizante como terminaría siendo esa foto en la vida de Juračka.

“Esa fue mi primera factura, la primera factura que emití a mi nombre, y fue una gran oferta, en verdad bastante importante, una cantidad de dinero grande. Yo era estudiante y eso me dio bastante dinero, pero para mí, como estudiante, eso significó una beca de dos meses. Y, entonces, pude comprar el dron que quería: pagué mi primer dron volador gracias a ese libro, así que fue absolutamente genial”.

“Y, luego, por el contrario, hay un montón de cosas en las que pones muchísimo tiempo y energía, y quizás nadie las registra porque no son tan visibles”.
Petr Jan Juračka

Apenas una semana después de recibir el pago por los derechos de aquella foto, Petr Jan Juračka decidió invertirlo no en un dron cualquiera, sino en uno que hacía las veces de una especie de brújula en un momento en el que necesitaba ingresos y buscaba nuevas oportunidades. Con el tiempo, aquella foto lo llevó a vivir experiencias que jamás imaginó, como conocer en persona al propio escritor, quien suele visitar con frecuencia Praga. Durante su encuentro, Coelho le obsequió varios ejemplares de la novela Aleph, tanto en inglés como en español, uno de ellos con su firma. Juračka recuerda ese encuentro con humor y asombro: le sorprendió que el autor fuera incluso más bajo que él y que llevara una coleta a pesar de ser calvo. Pero sobre todo remarca que es una persona extremadamente agradable y famosa, a tal punto que él siente que, desde ese entonces, se tansformó en “el tipo que sacó la foto de la portada del libro de Coelho”. De hecho, cuenta que, sin dejar de sentirse agradecido, suele reflexionar sobre el increíble alcance que puede llegar a tener una simple fotografía.

Cuando conoció a Paulo Coelho | Foto: archivo personal de Petr Jan Juračka

“Habíamos ido al Baikal con una expedición de estudiantes y yo tenía fiebre porque me había contagiado una infección desconocida. Y como no me sentía bien, me puse a descansar en la orilla del lago, mientras mis amigos estaban en el sauna. Ahí fue que saqué la foto y, aunque me gustó hacerla, no se trató de una foto particularmente significativa. Y el hecho de que luego la subiera a un servidor que ya no existe y, de repente, fuera seleccionada constituyó un pequeño milagro. Una coincidencia que quizás no vuelva a ocurrirme en la vida. Pero lo que realmente me resulta interesante es cómo esa coincidencia sucedió casi por sí misma, ya que yo no tuve que trabajar mucho para que ocurriera. Y, luego, por el contrario, hay un montón de cosas en las que pones muchísimo tiempo y energía, y quizás nadie las registra porque no son tan visibles”.

A pesar de haber ganado nada menos que la medalla de oro en el prestigioso Premio Internacional de Fotografía por su serie de imágenes de alas de mariposas, reconocimiento que él mismo equipara al Oscar de la industria cinematográfica, Petr Jan Juračka admite que ningún otro logro suyo ha alcanzado una repercusión similar. Sin embargo, lo más sorprendente sucede cuando se le pregunta por la novela que lleva su foto en la portada: tras un breve silencio, confiesa con una sonrisa que todavía no ha tenido tiempo de leer ninguno de los libros de Paulo Coelho. Eso sí: espera poder saldar, en algún momento, esa deuda.