Lucien Zell, el artista de la mano invisible
Mientras terminaba de organizar su festival literario Moving Centre, que se celebró en estos días en Praga y Ámsterdam, el multifacético artista estadounidense Lucien Zell habló con RPI sobre sus libros, sus canciones, sus fotos y las razones que lo llevaron a encontrar un hogar en la ciudad del misterio.
En el baño de un emblemático bar praguense en la isla de Kampa puede leerse una cita del poeta estadounidense Lucien Zell: “Tu verdadero trabajo no es el que te da de comer, sino el que te da el hambre”. Aunque se trata solo de una pequeña muestra, la frase condensa muy bien el talento de un artista multifacético que es tan consciente de sus límites como de su potencial.
“Me encanta el concepto de que todo verdadero poeta escribe con una tercera mano, una tercera mano que es invisible. Y yo que he nacido con solo una mano, cuando escuché por primera vez ese concepto pensé: ‘Ah, está bien, nací sin una mano física, pero tengo esa tercera mano de poeta’”.
Agrega que se enteró de ese concepto gracias a Fernando Arrabal, el poeta y dramaturgo español radicado en París. A esa tercera mano creativa y simbólica, Lucien Zell le atribuye cinco dedos que coinciden con las múltiples actividades artísticas que ha ido desplegando a lo largo de su vida: la escritura, la música, la fotografía, la actuación y una más reciente pero no menos importante que es la organización de eventos culturales. En efecto, entre el jueves y el lunes pasado se celebró en las ciudades de Praga y Ámsterdam su festival de literatura Moving Center, que tiene como principal objetivo borrar cualquier tipo de frontera que intente poner límites a la creatividad.
“El festival se llama ‘Moving Center’ porque nuestra idea es albergar y cosechar la magnífica energía de esta región, por lo que no solo se trata de Chequia sino que hubo también escritores de Polonia, Hungría, Eslovaquia, etc. Queremos tener una impronta centroeuropea y, al mismo tiempo, ser permeables y permitir la llegada de escritores, cineastas y artistas internacionales a Praga, entonces va en ambas direcciones. Y este año viajamos desde Praga hasta Ámsterdam”.
Llevándolo todo a Europa
Lo interesante es que el creador de semejante iniciativa no es checo, ni eslovaco, ni húngaro, ni tampoco europeo, sino un estadounidense nacido en la ciudad de Los Ángeles que comenzó a vincularse con el viejo continente cuando, como él mismo cuenta, un terremoto personal lo expulsó de su pasado y de su país. En efecto, algo de aquel temblor puede percibirse en algunas de sus notables fotografías en blanco y negro, en las que suele entremezclar temas vinculados con la nostalgia, la melancolía, la finitud y el extravío.
“Una semana antes de comenzar a estudiar Artes en la universidad, mi hermano se quitó la vida, así que realmente no podía concentrarme en los estudios. De hecho, sobreviví un semestre, pero luego me tomé un año sabático y nunca más regresé. Entonces decidí venir a Europa y comencé a viajar. Estuve cuatro años con una mochila dando vueltas por toda Europa”.
“Creo que Praga encarna un misterio y eso me gusta y me sigue fascinando”.
Lucien Zell
A partir de ese largo e intenso recorrido por varios países europeos, Lucien Zell trató de elaborar de algún modo aquella experiencia tan extrema y dolorosa. Mientras tanto, en lugar de formarse en una casa de altos estudios, asegura que aprendió todo lo que sabe de la noche. No obstante, la necesidad de arraigarse en un sitio y el encuentro con una ciudad casi etérea, dio como resultado que, luego de tanto viaje, Lucien Zell decidiera quedarse en la capital checa, una ciudad que lo atrajo no solo por la belleza arquitectónica y su notable riqueza cultural sino también por su costado místico.
“Ripellino escribió en su libro Praga Mágica que cuando busca un sinónimo de misterio la única palabra que encuentra es Praga. También me gusta el hecho de que, etimológicamente, Praga significa ‘umbral’ y ese es otro gran significado. Pero más allá de ese simbolismo lingüístico, de verdad creo que Praga encarna un misterio y eso me gusta y me sigue fascinando”.
Bares revisitados
Aunque ya hace veinticinco años que Lucien Zell vive en Praga, él mismo reconoce que aún no habla bien el checo. Y aunque el inglés le resulta más que suficiente para llevar adelante su vida, lamenta que, entre sus muchos talentos, no figure el de aprender idiomas. En la actualidad, da clases grupales e individuales de poesía y asegura que su lugar favorito de la ciudad es el jardín Vojanovy sady. Hasta el momento tiene publicados cinco libros de poesía y dos novelas, entre las cuales se destaca Los bares invisibles, que salió en 2014 tanto en inglés como en checo y está inspirada en la estructura de las ciudades invisibles de Italo Calvino, aunque también cuenta con varias referencias checas y guiños a otro gran autor multifacético como el francés Boris Vian.
“Y se me ocurrió pensar: ¿qué tal si hiciera un libro sobre bares imposibles? ¿Cuán loco, divertido, salvaje y filosófico podría ser eso? Luego encontré un marco narrativo: un café al que solo se te permite ir dos veces en la vida, se llama The Salmon Café y la primera vez que entras ahí te asignan una especie de misión. Te dicen que vayas a algún lugar. Tienes que ir allí y luego regresar y contar la historia de lo que te pasó. Mi protagonista es un ex actor y le dicen que su destino no está en ningún mapa, sino que tiene que encontrar su tesoro en un bar. Entonces va a bares por todo el planeta en busca de eso que se supone debe encontrar. Y después de décadas de viaje, regresa y cuenta las historias de todos los bares más locos de todo el planeta que visitó”.
“La única nación de la que soy patriota es la imaginación”.
Lucien Zell
Con un poco de suerte, aún es posible encontrar la novela en algunas librerías checas de segunda mano. Sin embargo, asegura Lucien Zell que, como la tirada fue muy pequeña, el libro está prácticamente agotado. De todos modos, viene de mantener conversaciones con algunas editoriales interesadas en volver a ofrecerlo al público. Y aunque ahora mismo está por concluir otro libro de poesía, asegura que, por el momento, no dispone de mucho tiempo para ponerse a escribir.
“Últimamente estuve muy abocado al festival y a escribir canciones. Acabo de grabar una canción con una banda de Hungría llamada EarthJam. La canción se llama Imagi-Nation y se basa en una idea que considero extremadamente importante para nuestros tiempos: la única nación de la que soy patriota es la imaginación. Esa es mi nación y creo que es, en realidad, la nación de cualquier persona creativa y sensible. Sin embargo, estamos en tiempos muy extremos y una de las cosas que quería hacer en mi festival, aunque no pude este año, es reunir a un poeta palestino y a un poeta israelí en el mismo escenario”.
Sangre en las teclas
La misteriosa Praga le viene como anillo al dedo a una personalidad tan aventurera y bohemia como la de Lucien Zell. Entre sus muchas anécdotas, se cuenta la de haber actuado en algunas escenas de Prague (2013), una película de Bollywood filmada en la capital checa sobre la llegada de un joven arquitecto indio a la ciudad. Otro gran recuerdo que tiene es haber coincidido con quien él considera un verdadero genio: el músico Filip Topol. Cuenta que cuando el hermano del escritor Jáchym Topol tocaba el piano, lo hacía con tanta pasión que podía verse sangre en las teclas. Por otro lado, asegura que algunas veces se sentaron juntos a beber cerveza en el café Ouky Douky. Y recuerda que, al enterarse de su prematura muerte, lamentó no haber contado en esos momentos con un traductor.
“Él no hablaba inglés y años después de su muerte conocí a una joven checa que también lo conocía. Le conté a ella que lamentaba no haber tenido un traductor cuando nos sentábamos con Filip a beber unas cervezas, uno frente al otro, mirándonos, sonriendo y chocando las copas. Y ella me respondió: ‘sí, pero, ya sabes, cuando Filip y yo también bebíamos juntos, tampoco hablábamos’. En ese momento decidí que las cosas que Filip Topol nunca dijo en inglés eran mucho más interesantes que las cosas que nunca dijo en checo”.
Aunque volvió de visita algunas pocas veces a California, dice Lucien Zell que ya no considera que Estados Unidos sea su hogar. Por el contrario, tiene la convicción de que, en ese umbral llamado Praga, pudo encontrar un hogar. Un hogar bastante paradójico, pero un hogar al fin.