Un invernadero inteligente autónomo con verdura fresca todo el año casi sin esfuerzo
Un científico de Brno ha diseñado un invernadero con IA en el que de forma autónoma, sin casi necesidad de trabajar en él, se cultivan verduras ahorrando energía y de forma respetuosa con el medio ambiente.
David Bažout, científico de la Facultad de Tecnologías de la Información de la Universidad Técnica de Brno, es el fundador de la start-up Sensorie y diseñador de un innovador invernadero que mostró a la Radio Checa.
“Aquí tenemos una unidad de control oculta que es el corazón del invernadero inteligente. El usuario simplemente establece las condiciones deseadas y la unidad de control se encarga de ellas: la temperatura y la humedad del aire, la humedad de la tierra en distintas zonas… Hay un ventilador, riego automático, agua nebulizada que cae desde arriba... Abriendo y cerrando las ventanas, controlamos la temperatura y la humedad del aire en el invernadero”.
La cuestión es que esas condiciones idóneas de humedad o temperatura se establecen desde una aplicación en el móvil y de forma autónoma las regula por sí sola la propia instalación. El usuario-hortelano no tiene ni que ir al invernadero, prosigue Bažout.
“La ventaja de un invernadero inteligente es que uno no tiene que estar en el lugar haciendo las tareas. Basta con que venga al invernadero una vez cada dos semanas o una vez al mes. En un invernadero normal hay que regar, abrir las ventanas… Pero de todo esto se encarga el invernadero inteligente”.
El secreto para que crezcan bien las verduras está en igualar la temperatura de noche a la del día, explica el científico. Como en cualquier otro invernadero, en invierno se plantan especies menos delicadas, como lechuga o espinacas, y cuando las temperaturas empiezan a subir, llegan las fresas o los tomates, pero mucho antes que a los campos al aire libre.
Pero el invernadero de Bažout tiene otra particularidad fundamental que es el uso de hidroponía, es decir, no se emplea tierra, explica el científico.
“Uno de los componentes de nuestro sistema es la hidroponía. Las plantas echan raíces en macetas sin tierra, las raíces están sumergidas en una solución que es básicamente agua corriente a la que se le añaden fertilizantes”.
El único problema de la hidroponía es que es un sistema costoso. Sin embargo, el sistema desarrollado por la start-up Sensorie lo puede implementar cualquiera, asegura David Bažout.
“Hemos desarrollado un algoritmo que utiliza inteligencia artificial. Gracias a ello no tenemos que utilizar sensores caros, lo que abarata la solución. La recuperación de la inversión de un sistema de este tipo suele oscilar entre dos y tres años”.
Todas las hortalizas que se puedan producir fuera de temporada, por ejemplo, en Chequia, suponen siempre un beneficio para el medio ambiente, ya que no hay que importarlas desde países lejanos. Esto lo consigue cualquier invernadero, pero según el científico de Brno, un invernadero inteligente lo hace ahorrando, además de muchísimo trabajo y esfuerzo, un diez por ciento de energía.
Un paso más adelante quiere dar Bažout con el uso de un sistema de energía solar que permita funcionar de forma completamente autosuficiente al invernadero durante diez meses al año.