Nueva vida a La guerra de las salamandras de Karel Čapek
La prestigiosa editorial Cátedra acaba de sacar una nueva traducción del clásico de Čapek, a cargo de Cristian Cámara Outes quien, en esta entrevista, nos explica no solo por qué se trata de su mejor texto sino también los vínculos que encuentra entre esta obra cumbre de la literatura checa, el cubismo y la figura siempre señera de José Ortega y Gasset.
Una de las posibles claves del éxito sostenido de La guerra de las salamandras radica en las distintas interpretaciones que, en la novela de Čapek, pueden darse a esos curiosos y enormes animalitos que llevan a pensar, por ejemplo, en la opresión de las clases bajas, en el tema tan actual del colonialismo y hasta en la cuestión judía. Cristian Cámara Outes, el responsable de una nueva traducción de ese clásico indiscutible de la literatura checa, recomienda no reducir el amplio horizonte de esas posibilidades, mientras celebra con entusiasmo la llegada del libro a muchos países de habla hispana.
“Cada proyecto de traducción tiene su propia historia y en este caso la verdad que para mí es una oportunidad fabulosa publicar con Cátedra, una enorme editorial española y es la primera vez que hago un proyecto de traducción con una editorial de las grandes. Surgió un poco por azar en la Casa del traductor de Tarazona, en la provincia de Zaragoza, que es un sitio que he visitado en varias ocasiones y en el que conocí a un profesor de teoría de la traducción, una gran eminencia en España que se llama Miguel Ángel Vega. Él trabaja con Cátedra desde hace muchos años como lector y consultor, y fue él quien me propuso”.
Recuerda Cámara Outes que, dado que se trata de un autor de renombre universal, Čapek está bastante traducido, aunque es cierto que, hasta hace poco, aun no estaban disponibles en español algunos libros importantes que, en los últimos años, Patricia Gonzalo de Jesús ha traducido para la editorial El olivo azul, como, por ejemplo, la llamada Trilogía Noética conformada por Hordubal, El meteorito y Una vida corriente. Y en lo que respecta a La guerra de las salamandras, las traducciones existentes habían quedado algo obsoletas.
“Ha habido sobre todo una traducción de la Guerra de las salamandras a la que todos hemos accedido y es la de Anna Falbrová que es de los años sesenta o setenta y no está bien criticar a los colegas, pero es una traducción bastante literalista y para un lector en lengua española un poco dura de leer. También es una traducción que deja cosas de lado y no recupera todos los juegos lingüísticos que tiene la novela y casi todos los libros posteriores han reeditado esa misma traducción”.
Aclara también que luego hubo otras traducciones que se hicieron en los años noventa, aunque del inglés. Cámara Outes reconoce que la versión de Falbrová permite, al menos, seguir bien la historia y, además, tiene el mérito de haber sido traducida directamente del checo. En todo caso, considera que los grandes clásicos de la literatura deberían traducirse constantemente, a tal punto que, en su opinión, cada generación debería tener su propia versión actualizada de esos libros tan importantes.
“Aunque es una novela difícil de traducir, intentamos mantener todos los juegos lingüísticos, registros de lengua y arcaísmos del texto original”.
“Aquella traducción estaba bien para el acceso a la obra en ese momento, pero ahora la nueva traducción que hicimos incorpora muchísimas cosas que no estaban en esa otra: intenta ser mucho más fiel al texto original. Aunque es una novela difícil de traducir, intentamos recuperar o hacer justicia al mantener todos los juegos lingüísticos y todos los diferentes registros de lengua y arcaísmos que tenía el texto original y proponer un equivalente en lengua española. La verdad que ha sido un trabajo bastante difícil y espero que al lector le parezca bien y lo valore. Ha sido un trabajo difícil, pero también muy divertido, lo he pasado muy bien en muchos momentos intentando mantener toda la complejdiad y riqueza del libro, pero para el lector yo creo que va a ser un texto nuevo y más atractivo de leer”.
Agrega Cámara Outes que para realizar este trabajo terminó de leer prácticamente toda la producción literaria de Čapek y una conclusión que obtuvo es que se trata de un autor muy grato que cuenta con una obra muy diversa. El motivo de semejante inmersión fue no solo la traducción en sí, sino también la elaboración de un texto introductorio que ofrece a los lectores una aproximación muy profunda a la novela.
“Después de esas lecturas y de volver a revisar toda la bibliografía de Čapek sigo teniendo la opinión de que La guerra de las salamandras es su mejor obra, su obra más completa y redonda y la que más le habla a la actualidad. Y el motivo por el que pienso eso es que este libro es como la síntesis de sus dos líneas anteriores: la primera es la de la ciencia ficción que aparece, por ejemplo, en La krakatita como así también el folletín; y la segunda era la de la novela noética como modo de exploración de la capacidad literaria para dar cuenta de la realidad, la representación literaria y la realidad; y en La guerra de las salamandras consigue realizar una síntesis de estas dos direcciones anteriores”.
Lo que explica Cámara Outes es que, sin desatender algunos rasgos característicos de la ciencia ficción que la convirtieron en una de las novelas cumbre de ese género en particular, Čapek incorpora distintos fragmentos lingüísticos para dar cuenta de ese evento tan enigmático que protagonizan las salamandras. Y esa síntesis es capaz de llevarla a cabo mediante lo que él llama el principio del collage literario que, a su vez, tiene mucho que ver con la estética del cubismo.
“Por ejemplo, Čapek dedica su tesis doctoral que escribe en la Universidad Carolina al cubismo y está muy influenciado, por ejemplo, por la filosofía de Bergson, y él trata de articular esas ideas, sobre todo, en sus primeras novelas. Es verdad que muy pronto sale de estas tendencias vanguardistas y las critica, critica, por ejemplo, la idea vanguardista de destrucción de las formas y pasa a una línea más en consonancia con un ideal democrático de su tiempo que es el de la creación del nuevo Estado checoslovaco. Él se sitúa un poco dentro de las élites culturales que tratan de crear una nueva cultura para el nuevo Estado checoslovaco”.
Ese ideal democrático consistiría, según Cámara Outes, en encontrar un medio literario que permita mostrar la posibilidad de mantener eficaces vías de comunicación entre personas muy diferentes y es algo que persigue durante toda su producción literaria, aunque, por supuesto, en La guerra de las salamandras se advierte una posición muy crítica, desencantada y hasta agria que tiene que ver con el contexto de su escritura. En todo caso, según su nuevo traductor, esa búsqueda incesante de Čapek parece remitir al destacado intelectual y filósofo español José Ortega y Gasset, aun cuando no existió entre ellos ningún tipo de contacto.
“La posición que ocupa Čapek en el sistema literario y cultural de su tiempo se puede asimilar un poco a la generación de 1914 liderada por José Ortega y Gasset”.
“No, en absoluto, es simplemente un vínculo que se puede establecer desde el punto de vista de un lector español, pero es verdad que la posición que ocupa Čapek en el sistema literario y cultural de su tiempo se puede asimilar un poco a la generación de 1914 liderada por José Ortega y Gasset porque están tratando de hacer las mismas cosas: europeizar el país y buscar una cultura adecuada para un país democrático y es verdad que los dos casos acaban muy mal porque el proyecto europeizante y democratizador de Čapek acaba con la invasión nazi y en España tampoco se cumple debido a la Guerra Civil; es decir que, en ese sentido, los paralelismos continuarían”.
Por último, destaca Cámara Outes que, a diferencia de lo que suele ser la fama póstuma de tantísimos escritores, Čapek fue un autor inmensamente popular en su tiempo, tanto en el contexto de la Primera República Checoslovaca como en el extranjero, donde, por ejemplo, su obra de teatro R.U.R (1921) tuvo un éxito sin precedentes en ciudades como Londres, Berlín y Nueva York que aun hoy puede advertirse en la implementación mundial que adquirió el término “robot”. Recuerda Cámara Outes que Čapek fue candidateado, incluso, varias veces para el Premio Nobel y, en su opinión, si no lo ganó fue, únicamente, por temor a las posibles represalias del nazismo.
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