La época dorada del cine de animación checo, y el inicio de su fama mundial, comenzó en 1946 en el Festival de Cannes con la película 'Los animales y los bandidos' de Jiří Trnka. Dominika Bernáthová les da la bienvenida a esta nueva serie de Radio Praga Internacional dedicada a los éxitos del cine animado checo.
Ideas creativas, una extraordinaria destreza técnica e historias entretenidas son las claves que han convertido el cine de animación checo en un éxito de exportación a nivel mundial. Uno de los pioneros de esta rama cinematográfica fue el ilustrador, titiritero, escultor y escenógrafo Jiří Trnka, una de las estrellas del estudio cinematográfico Bratři v triku. Esta exitosa productora nació en 1945, poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, pero sus raíces datan de la época de la contienda, según explica la historiadora de cine Michaela Mertová.
“Los alemanes quisieron competir con Walt Disney y crear películas animadas y comedias. Por este motivo, fundaron un estudio cinematográfico en Praga en el que emplearon a artistas graduados de escuelas artísticas y a otros artistas plásticos, quienes normalmente no se interesarían en el cine animado sino en las bellas artes, la arquitectura y la gráfica. Tenían estas opciones: trabajar en la industria bélica, en la agricultura o en el estudio del cine de animación”.
El cine animado fue importante para el régimen
Los comunistas, que llegaron al poder en Checoslovaquia en 1948, apoyaron la producción del cine de animación con mucho empeño. Con la fusión del estudio Bratři v triku con otras productoras, crearon la compañía estatal Krátký film (“Filme corto”) que produjo centenares de películas, de las que muchas obtuvieron un gran éxito en festivales internacionales y sus proyecciones en Occidente generaron altos ingresos.
Los profesionales del estudio Bratři v triku, entre los que figuraban artistas como Eduard Hofman, Jiří Brdečka, Břetislav Pojar y Zdeněk Miler, el autor de la famosa figura animada Topito, invitaron a Jiří Trnka a que dirigiera la sección artística del estudio. Trnka se dedicaba hasta entonces a la ilustración de libros y la creación de marionetas, así que el cine animado representó para él un reto, según explicó su nieto Matyáš Trnka, también artista y animador.
“Todo lo aprendió de la nada. Leyó libros, estudió cómo crear un guion y cómo editar. Estaba rodeado de personas que le ayudaban. Uno de ellos fue el guionista Jiří Brdečka con el que colaboró toda su vida. Desde el punto de vista narrativo, tiene un gran mérito en el éxito de sus películas”.
Marionetas mudas, pero expresivas
Una de las grandes pasiones de Jiří Trnka eran las marionetas, que no solamente fabricaba, sino que las convirtió en protagonistas de sus filmes. Su afición culminó en 1947 con la fundación del Estudio de Cine de Marionetas que produjo más de veinte películas. Su última obra maestra es 'La Mano' ('Ruka'), de 1965, una alegoría a la falta de libertad de un artista en una sociedad totalitaria, que cosechó un gran éxito en el prestigioso festival de cine de Annecy, en Francia.
La mayoría de los filmes de Trnka se basaban en obras literarias de escritores checos y extranjeros, entre ellos Jaroslav Hašek, los hermanos Grimm y Hans Cristian Andersen. Mientras que en Checoslovaquia sus películas estaban dirigidas al público infantil, en el extranjero asistían a sus proyecciones los adultos.
A pesar de ser mudas y con una expresión facial inalterable, las marionetas de Jiří Trnka expresan emociones a través de movimientos y juegos de luces y sombras. Así explicaba Trnka su intención.
“Siempre pretendía que las marionetas siguieran siendo marionetas, que no acabaran siendo la imitación de una persona. Por este motivo, sus caras más bien se parecen a unas máscaras. Estas expresiones que necesitamos en las películas, las tenían las máscaras antiguas. La expresión se manifiesta con el movimiento y la pantomima, la cara no desempeña un papel muy importante”.
Hermína Týrlová, la reina de la animación
Otro de los grandes personajes del cine de animación checo f
ue Hermína Týrlová, cuya obra estuvo unida a los estudios fílmicos Baťa en la ciudad de Zlín. Su obra se destaca por la experimentación, como la combinación de animación e imágenes reales, el movimiento de figuras hechas de pan, de telas y de abalorios, entre otros. Con estos singulares trucos fílmicos, la cineasta pretendió impulsar la fantasía de los niños, a los que estaba dirigida la mayoría de sus obras, afirma Mertová.
“Se quedó huérfana a una temprana edad, lo que la afectó durante toda su vida. Sabía lo sensibles que son los niños, que el mundo a veces los trata mal y que necesitan ayuda y una explicación de por qué pasan ciertas cosas. A través de sus películas pretendió ofrecerles esto”.
Hermína Týrlová creó más de sesenta cortometrajes, varios de fama mundial. Entre los más exitosos destacan los filmes 'La hormiga Ferdy', la antibélica 'La rebelión de los juguetes', y 'El nudo en el pañuelo'. Su obra fue premiada en numerosos festivales, entre los que destacan los de Cannes, San Sebastián, Montevideo y Mar del Plata.
De acuerdo con Michaela Mertová, el fin de la época dorada del cine animado checo coincide con el año 1990, poco después de la caída del comunismo. El monopolio de la producción de películas desapareció, los estudios se privatizaron y fueron abandonados por muchos profesionales.
“No logramos continuar con esta tradición y garantizar el funcionamiento de los estudios ni formar a nuevos cineastas que aprendieran de los profesionales mayores y desarrollaran el oficio. Para crear el largometraje animado 'Fimfárum' (2002) hubo que reunir a todos los estudios praguenses. Si queremos crear largometrajes, que es la única manera de introducir los filmes en las redes de distribución, tendríamos que abrir un estudio nuevo”.
Sin embargo, el éxito del cine de animación no se acabó con el fin del milenio. Otros éxitos posteriores serán el tema de otros episodios de esta serie.