Santiago Slabý, el argentino con raíces checas que quiere mostrar "el otro cine" de su país en Praga

Me Encontrarás En Lo Profundo Del Abismo

Amante de las películas y de la animación, Santiago Slabý organiza un ciclo de proyecciones en el Instituto Cervantes para acercar al público al “otro cine argentino". La propuesta incluye cuatro films de géneros diversos y la posibilidad para los espectadores de conversar con los directores de cada obra tras su visualización.

Santiago Slabý | Foto: Juan Muttoni,  Radio Prague International

¿Qué tienen que ver la localidad de Temperley, en Buenos Aires, el cine de animación y Praga? Del mismo modo que el costumbrismo, el thriller, la comedia y muchos géneros más conviven dentro de la etiqueta “cine argentino”, en Santiago Slabý se combinan sus raíces checas, echadas en el sur del Conurbano Bonaerense, con su fascinación por el stop-motion de Karel Zeman y, sobre todas las cosas, su amor por el séptimo arte.

Este último interés es el que ha llevado al argentino de abuelo checo y abuela eslovaca a organizar un ciclo de proyecciones en el Instituto Cervantes, que pretende acercar al público a una cara del cine de su país que no es tan conocida como la de Ricardo Darín. El ciclo “El otro cine argentino” comienza este 14 de febrero y su creador se acercó a los estudios de Radio Praga Internacional para contarnos de qué se tratará cada una de las cuatro películas que ha seleccionado y que nada tienen que ver con tres empanadas.

“La primera película es la más amigable para el público, porque es una película que pueden ver chicos de 12 años, tranquilamente. Es una comedia que se llama Bruno Motoneta. Es del 2018 y tiene como peculiaridad que está armada como una película de zombies para chicos. Por ejemplo, hay una auto decapitación accidental sin que se vea una gota de sangre en pantalla. Es brillante, es muy creativa”.

De los zombies para niños, el ciclo salta al terror para adultos con Me encontrarás en lo profundo del abismo, de Matías Rispau, que, en palabras de Slabý, tiene unos efectos especiales “tremendos”, a pesar de estar hechos “con nada”.

“Ya el título es Lovecraft puro. Tiene una estética lovecraftiana y postapocalíptica. Lo que tiene también de peculiar es que quien escribe, dirige, produce, hace los efectos especiales y protagoniza la película es la misma persona, lo cual es una receta del desastre pero sin embargo acá funciona”.

La tercera entrega lleva el título de Historia de lo oculto. Según el organizador del ciclo, el director del film tomó un gran riesgo al incluir elementos de realismo mágico y combinarlos con un mundo que muchas veces parece sacado de las artes oscuras: la política.

“Es la transmisión de un programa de televisión argentino a fines de diciembre de 1987. Es la última emisión de ese ciclo, que es un programa político, algo así como Tiempo Nuevo, de Bernardo Neustadt. Y entrevistan a un empresario que estaría conectado con un asesinato político. Pero el tema es que también es brujo. El tipo tiene unas conexiones con ese asesinato… que después se ve que tiene que ver con la fábrica de la realidad. Y se ponen en juego ciertas cosas. Se jugó mucho el director con esta película, es realismo mágico latinoamericano a full”.

Para cerrar el ciclo, llega el documental Bizarrofilia, que tiene dos particularidades: es “casi un estreno”, ya que se presentará con una nueva copia de sonido, y, además, realiza un homenaje a todo el esfuerzo del “cine guerrilla”, es decir, cine de bajos recursos y resultados sorprendentes, que es el tema central de esta iniciativa.

“Es un documental sobre el cine quizá mal llamado bizarro. Y se habla de los orígenes de la palabra bizarro gracias a un libro muy famoso en Argentina, Cine bizarro: más de 100 años de películas de terror, sexo y violencia, que es lo que vendría a ser el cine que antes se veía de mala manera, como cine de sangre, sexo y violencia, pero que, eventualmente, fue abriendo su identidad hacia un cine que vendría a ser autogestivo, con reminiscencias fantásticas o de género y que más que nada es una carta de amor a todas estas personas que hacen cine con lo que tienen en la casa”.

¿Qué pretende usted del cine?

Santiago Slabý,  organizador del ciclo El otro cine argentino  | Foto: Juan Muttoni,  Radio Prague International

Para Slabý, del cine argentino “se conoce solamente la punta del iceberg”. De allí su motivación para crear este proyecto y así rescatar películas “distintas” y entretenidas que, cual Jack al final de Titanic, luchan por no hundirse en el océano del olvido. A diferencia de Rose, Slabý sí les hace un lugar en su tabla y las mantiene a flote.

Pero ¿de dónde le nace esta fascinación por las imágenes superpuestas que cuentan una historia en movimiento? Según su parecer, Checoslovaquia y su producción audiovisual de los años 70 –y un descuido de sus padres– tuvieron mucho que ver.

Príncipe Bajaja,  de Jiří Trnka | Foto: Česká televize

“Yo tengo recuerdos de ver la película Príncipe Bajaja, de Jiří Trnka, en un cine independiente, allá más o menos por el año 89, yo tendría cuatro años. Me dejaron ahí en el cine sin saber de qué se trataba la película, me dijeron ‘bueno, es de dibujitos’ y me dejaron ahí con la obra de Trnka. Me voló la cabeza. También en mi infancia me embebí mucho de la animación checa gracias al programa de televisión Caloi en su tinta, un programa que difundía animación internacional que muchas veces era animación checa. Siempre hubo un fetichismo por la animación checoslovaca en Argentina. Nunca supe muy bien las razones, pero quizá tiene que ver con la apertura artística que tuvo Argentina respecto a la animación”.

Su vínculo con el arte fue el que lo trajo de vuelta al país de sus abuelos, quienes emigraron a Argentina a principios del siglo XX cuando eran apenas unos niños. Mientras sus antepasados se instalaron en una especie de gueto ubicado en Temperley, perteneciente al barrio de Lomas de Zamora, al sur de Buenos Aires, él prefirió aprovechar los contactos que había hecho durante su primera estadía en el país de la cerveza, hace 15 años, para regresar e instalarse, desde hace ya ocho.

Karel Zeman | Foto: Česká televize

Esta tierra, además de su hogar actual, le ha dado unos cuántos nombres para admirar. En el panteón de los genios de la cinematografía, según Slabý, Karel Zeman ocupa un lugar especial.

“Llegó a ser un pionero de los efectos especiales desde un lugar casi de artesano y animador. Me parece que fue revolucionario. Y lo conocen más los cineastas que los espectadores en el mundo, a pesar de la influencia que tuvo. Yo creo que Terry Gilliam y Tim Burton no existirían si antes no hubiera habido un Zeman”.

La influencia continuó desde la lente de Jan Švankmajer, pero, por supuesto, también de realizadores argentinos. Entre ellos, Slabý destaca a Alejandro Agresti, quien ha creado, según su parecer, “la mejor película de la historia”, llamada El acto en cuestión. Aunque esta obra no ha sido incluida en la presente edición del ciclo, el ilustrador tiene un mensaje para todos los interesados en asistir a las proyecciones.

Jan Švankmajer,  de la exposición 'Posibilidades del dálogo'  (Možnosti dialogu) | Foto: Česká centra / Athanor,  s.r.o./Arbor v

“Que se animen a ver algo que por ahí no sabían que existía. A veces, los lugares comunes pueden ser confortables, sí, pero la posibilidad de expandir nuestra definición y nuestra identidad nos da lugar a llegar a lugares más interesantes”.

Las entradas se pueden obtener a través del Instituto Cervantes y tienen un costo de 100 coronas (unos cuatro euros) por función, o 300 (12 euros) por un pase para ver las cuatro. Al final de cada proyección, el público tendrá la posibilidad de conversar, a través de una videollamada, con los directores de cada obra.

La invitación se extiende a todos los hispanohablantes que se encuentren en Praga, incluidos los de signo Sagitario, como Gachi, Pachi, ella y el novio. Con la primera proyección programada para el 14 de febrero, Día de los Enamorados, el público podrá asistir a una verdadera muestra de amor por el cine.

Autor: Juan Muttoni
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