Se buscan carceleros

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La situación en las prisiones checas gira en un círculo vicioso: la falta de funcionarios deriva de la creciente agresividad de los presos y viceversa. A su vez, hay peligro de que en 2024 se agote la capacidad de las cárceles.

De acuerdo con los datos del Servicio de Prisiones, la República Checa cuenta con 180 presos por cada 100.000 habitantes, lo cual presenta uno de los peores resultados de los países miembros de la UE. A su vez, crece la agresión de los presos y el número de intentos de escape.

Falta de personal

Según el Servicio de Prisiones, una de las razones de esta situación es la falta de personal en las cárceles checas. La Radio Checa conversó sobre el asunto con el director de la cárcel de Ruzyně en Praga, Zbyšek Trepeš.

Foto ilustrativa: Martin Pařízek,  Ondřej Vaňura,  Český rozhlas

“Actualmente nos faltan 71 funcionarios. Tanto los que vigilan a los presos como los que controlan el acceso a la prisión. Esto se manifiesta, sobre todo, en las horas extras del personal y, por supuesto, en la carga laboral excesiva por falta de personal”.

Los 70 puestos de trabajo libres en Ruzyně representan el 20% de los empleados de dicha cárcel y no se trata solo de ofertas para vigilantes. También se ofrecen 11 plazas para los llamados “trabajadores civiles”.

“En este caso la estructura es variable. Desde médicos, educadores especiales, el psicólogo y un encargado de las tecnologías de seguridad”.

Mientras que en Ruzyně falta un 20% del personal, el promedio de Chequia es de un 10%. Según informó el director general del Servicio de Prisiones, Simon Michailidis, actualmente se buscan unos 1200 funcionarios de prisiones.

Agresividad creciente

El Servicio acepta cada año unos 500 funcionarios nuevos, un cuarto de ellos, sin embargo, deja el trabajo durante los primeros tres años, es decir, antes de pasar el examen del servicio. La situación se debe al ambiente complicado de las cárceles que, además, se vuelve cada vez más peligroso, prosigue Michailidis.

La cárcel de Ruzyně | Foto: Miloš Turek,  Radio Prague International

“En 2018 registrábamos unos 10 casos de ataque físico contra nuestros compañeros y compañeras. El año pasado la cifra fue de 48 casos. Casi cada semana registramos un ataque así y esto se da cuando crece rápidamente la cantidad de presos”.

Aumento de presos

Mientras que en 2022 hubo unos 400 presos nuevos, en 2023 fueron encarceladas 640 personas. Michailidis advierte que si la situación mantiene el ritmo de crecimiento, en un año la capacidad de las cárceles checas estará agotada.

Como si la situación no fuera grave, a partir del próximo año entrarán en vigor leyes que reducirán el espacio físico de las cárceles.

Foto ilustrativa: Michal Malý,  Český rozhlas

“Tendremos la obligación de asegurar que una persona encarcelada disponga de un espacio de 6 m2 y en caso de tratarse de una celda compartida por dos personas, el espacio tendrá que ser de al menos 10 m2 sin contar el aseo. Con este cambio administrativo se reducirá la capacidad de las cárceles checas en un 10%”.

La cárcel de Ruzyně, por ejemplo, solucionará la situación derivada de las nuevas directrices haciendo modificaciones de construcción. Todo esto, no obstante, cuesta dinero y requiere mano de obra, advierte Trepeš.

De acuerdo con Lenka Ouředníčková del centro Rubikon, que brinda ayuda a las personas recién salidas de la prisión, la solución de todo esto se vincula a los cambios de legislación. Según ella, se castiga con prisión  a personas que repetidamente cometen un robo. Su aislamiento, sin embargo, no es imprescindible.

Foto ilustrativa:  Václav Štefan,  Český rozhlas

“Tenemos la experiencia de que podemos ser efectivos también en libertad si combinamos bien una pena alternativa, de las que tenemos una cantidad muy variada en Chequia, con la actuación del personal que controlará y guiará al condenado a lo largo del cumplimiento de la pena”.

“La cárcel es para las personas peligrosas”, añade Ouředníčková y sostiene que es muy importante empezar a explicar al público checo que la situación tiene que ser solucionada y que la mayor cantidad de penas alternativas no amenazará la seguridad de los ciudadanos. Al contrario, podría traer muchas consecuencias positivas para las víctimas igual que para las familias de los condenados.

Autores: Patrik Salát , Martina Kutková
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