El rey de Šumava, el guarda de la frontera que ayudaba a escapar de la Checoslovaquia comunista
Se cumplen cien años del nacimiento de Josef Hasil, que pasó a la historia como el rey de Šumava. Películas, novelas o cómics narran la fascinante historia de este guarda que se jugó la vida para ayudar a escapar a gente incómoda para el régimen comunista y terminó como espía de los servicios de inteligencia estadounidenses.
Josef Hasil nació el 8 de febrero de 1924 en el pequeño pueblo de Zábrdí, a las puertas de los bosques de Šumava que separan Chequia de Alemania y Austria. Su conocimiento de la zona, pero, ante todo, una antológica capacidad para burlar a los cuerpos de seguridad, le fueron de gran utilidad desde muy joven. En abril de 1945, ya huyó de la ciudad alemana de Passau, adonde había sido llevado por los nazis, y regresó a Checoslovaquia para servir de enlace a los grupos de partisanos. Tras la guerra, aprendió el oficio de barrilero, pero pronto se presentó voluntario al Cuerpo Nacional de Seguridad checoslovaco, que lo destinó a un pueblo fronterizo en 1948. Allí comenzó a escribirse su leyenda, contó a la Radio Checa el escritor David Jan Žák, autor de la novela El regreso del rey de Šumava.
“Era del Cuerpo Nacional de Seguridad (SNB) y sirvió en Zvonková, en los bosques de Šumava. Él mantenía que su unidad no capturaba a nadie, sino que les indicaban el camino a Occidente. Ayudó y hasta organizó el traslado de grupos enteros de personas que aquí corrían el riesgo de terminar en la cárcel”.
En una de sus incursiones en Occidente, sin embargo, ese mismo año del 48, fue descubierto por sus compañeros del cuerpo militarizado del Estado y terminó en la cárcel condenado a nueve años. Pero, de nuevo, tan solo unos meses después, logró escapar y llegar a Alemania Occidental.
Allí no tardó en convertirse en un valioso espía para los servicios secretos militares estadounidenses, prosigue Žák.
“Hasil fue uno de los mejores agentes porque consiguió información realmente valiosa sobre el uranio, e incluso la noticia de que Rudolf Slánský había sido arrestado. Eso aquí en Checoslovaquia no lo sabía nadie, así que las estaciones de radio occidentales se pusieron a transmitirlo inmediatamente”.
Hasta 1953, cuando el Telón de Acero se convirtió literalmente en eso, una cortina de hierro vigilada por guardas armados llena de trampas, Josef Hasil entró y salió de Checoslovaquia varias veces.
En cuanto a las personas que logró sacar del país, dice el escritor David Jan Žák, que hubo quien hizo aún más que él aunque no se hicieran tan famosos.
“Él no fue quien pasó el mayor número de personas, otros fueron mucho más productivos. Él, cuando hablaba de eso, decía que había pasado a decenas de personas al otro lado. Yo calculo que serían algo más de cien”.
Tras 1953, Hasil se asentó en Chicago. Como es lógico, a Checoslovaquia no pudo volver hasta después de la Revolución de Terciopelo. Entonces, en 1990, pudo conocer finalmente a su hijo en Prachatice, muy cerca de Zábrdí, donde este sigue viviendo. Su hijo, Josef Vávra, recuerda que pasaron tres días hablando sin parar, que su padre le contó que el miedo a ser descubierto por los comunistas y que lo mataran le acompañó toda la vida y se despertaba asustado en medio de la noche, incluso después de 1989.
Hasil murió en Chicago en 2019. Sin embargo, su historia no ha dejado de ser contada una y otra vez. Incluso durante el comunismo se realizó la película propagandística El rey de Šumava, de 1959. Basada en la novela biográfica de David Jan Žák, El retorno del rey de Šumava, existe también una notable serie de cómics. Y en la actualidad se están realizando los seis últimos capítulos de una serie de nueve películas también dedicadas a él, demostrando que su valor y audacia para ayudar a quien lo necesitaba, siguen despertando fascinación y admiración.