Kepa Uharte: “Hubo un momento en el que no veía la salida”
Consolidado como uno de los grandes traductores al español y catalán de la literatura checa, Kepa Uharte viene de participar en una residencia junto a cuatro colegas que también trasladaron a otros idiomas varias obras del escritor checo Jáchym Topol. Además, acaba de publicar Els mentiders (Los Mentirosos), la novela en la que, luego de varios años y versiones, logró poner en palabras el abuso sexual que sufrió en carne propia.
Recientemente, el Centro Literario Checo organizó una residencia conjunta en el pequeño pueblo de Komařice para cinco traductores de literatura checa que tenían en común el hecho de haber trasladado varias obras del escritor Jáchym Topol a sus respectivos idiomas: español, inglés, alemán, holandés y sueco. Uno de ellos fue Kepa Uharte que, además de llevar al español y catalán, muchos libros importantes de la literatura checa tradujo, por ejemplo, ‘Por el país del frío’, ‘Gárgaras con alquitrán’ y ‘Misiones nocturnas’ de Jáchym Topol.
“Los cinco venimos de lugares y contextos diferentes, sin embargo compartimos la pasión por traducir y la pasión por la literatura checa y ese conocimiento en común nos llevaba más allá y nos permitió compartir todas las dudas acerca de nuestro trabajo y sobre cómo uno se convierte en traductor y qué es lo que hace al final un traductor”.
Reconocido en el año 2010 por el Ministerio Checo de Relaciones exteriores, Kepa Uharte recibió también una especie de cumplido por parte de Jáchym Topol al decirle que él era tal vez el único traductor que nunca le consultaba nada, en el contexto de una comunicación con el autor que, si bien estaba prevista, terminó siendo muy particular.
“Y ha sido interesantísimo: en principio teníamos que traducir un fragmento de una novela de Topol y tenía que venir él a contestar nuestras preguntas, pero como tuvo covid no pudo, hicimos un zoom y en un momento se fue la luz en todo el pueblo, entonces tuvimos que hacerlo por teléfono y fue bastante divertido la verdad: una conversación telefónica a la luz de las velas y Topol cuando le preguntas algo alguna vez te contesta pero muchas veces no porque no está muy seguro de qué significa lo que ha escrito”.
De hecho, Uharte entiende que uno de los rasgos característicos de Topol es, precisamente lo impulsivo, desordenado y hasta caótico de esa escritura que ha logrado conquistar no solo al público checo sino también a una gran cantidad de lectores extranjeros. En cuanto al cambio del fragmento que debían traducir, aclara Uharte que se terminó tratando de un texto muy interesante vinculado a la situación actual de Ucrania.
Como una única víctima en todo el Universo
Además de su tarea como traductor, Kepa Uharte tiene una trayectoria muy importante como activista en la lucha contra el abuso sexual infantil que él mismo sufrió en carne propia, una experiencia extrema que, por supuesto, tuvo que aprender a elaborar a lo largo del tiempo y en una época en la que era incluso mucho más difícil hablar del tema.
“Intentaba resolver qué hay que hacer, cómo me quito esto de encima, esto que solo me ha pasado a mí como única víctima en todo el universo, cómo te quitas esa sensación, cómo resuelves todas las preguntas que te provoca lo que te ha pasado y la única literatura que había sobre el tema eran libros del tipo hay que perdonar, hay que hablar, hay que perdonarse, ese tipo de cosas, entonces empecé a hablar con la gente”.
Sin embargo, a pesar de que lo intentaba, no tardó en darse cuenta de que nadie llegaba a entender lo que él tenía para decir. De hecho, recuerda que, a nivel social, los únicos discursos que circulaban sobre abusos tenían que ver con las típicas noticias de los periódicos acerca de la caída de una red de pederastas, eso era prácticamente todo.
“Cuando yo era pequeño pederastia era sinónimo de pedofilia, de homosexualidad, de prostitución, ¡eran sinónimos! Y, de repente, te encuentras con que tienes que deshacer ese mish mash incomprensible y te pones a buscar... y hubo un momento en el que, como no veía más salida, fui a mi colegio, había una reunión de exalumnos, ya me había puesto en contacto con ellos pero se hicieron los desentendidos”.
De los versos alejandrinos al catalán
Aquel regreso que tuvo lugar recién en el año 2014 y tuvo como objetivo poder recordar mejor lo ocurrido luego de varios años de terapia fue, en cierto modo, el punto bisagra que lo llevó a poner por escrito su experiencia en un libro que le demandó varios años de trabajo, pasó por varias etapas y ahora acaba de publicar con todo lo que eso significa.
“Entiendo que la novela es compleja porque me ha salido así escribirla, apenas doy pistas de cómo está construida, el doble relato de una noche en el presente y el recuerdo de un pasado tirando a mágico que al final se entrelazan y el pasado aparece en el presente y el presente solo se puede explicar gracias al relato del pasado”.
“Claro, luego llegué a casa y dije tengo que escribir esto porque me estalló la cabeza, entonces empecé a escribir y la primera versión de esta novela era en castellano y tenía treinta páginas de alejandrinos porque no podía escribir de otra manera y era describir al detalle todo lo que me había pasado en esa visita: la visita en sí, que son dos o tres horas, pero mientras tanto me iba volviendo todo, se me iban abriendo puertas, iba viendo la reacción de la gente hablando, iba oyendo, claro, me dediqué a escribir y estuve tres años”.
En el medio eliminó las partes en alejandrinos y pasó del español al catalán, ya que ese idioma representaba para él la libertad, en contraposición con el español que, en algún punto, lo tenía mucho más asociado al control. Por otro lado, el libro aparece en un contexto relativamente distinto en el que salieron a la luz algunos casos similares y se aprobó en España una ley cuya máxima ventaja es, en su opinión, el debate que ha generado. De algún modo, todas esas sensaciones y reflexiones también forman parte de esta novela compleja y llena de capas en la que, incluso, reconoce una influencia muy grande de la literatura checa.
“Entiendo que la novela es compleja porque me ha salido así escribirla, apenas doy pistas de cómo está construida, el doble relato de una noche en el presente y el recuerdo de un pasado tirando a mágico que al final se entrelazan y el pasado aparece en el presente y el presente solo se puede explicar gracias al relato del pasado”.
Con respecto al título de la novela, explica Kepa Uharte que tiene varios significados: la acusación contra su colegio por haberle mentido cuando ocurrieron los hechos y luego cuando regresó después de varios años; pero refiere también a las víctimas acusadas de mentir e incluso a los apartados de la sociedad que suelen poner en evidencia las grietas del sistema. En definitiva, su intención fue que la gran protagonista de la novela fuera la violencia infligida a los niños en general pero concretamente la que han sufrido él y, en su momento, otros estudiantes en los colegios elitistas de Barcelona.
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