El mercado editorial de habla hispana busca nuevos tesoros en Chequia

Encuentro literario, foto: Enrique Molina

El Centro Literario Checo organizó una serie de actividades para que editoriales de habla hispana conocieran mejor la industria literaria checa, entre las que destacó un encuentro entre editores y traductores.

Encuentro literario,  foto: Enrique Molina

Agentes literarios, traductores y editores pudieron conocerse más a fondo gracias a las actividades que, con motivo de la Feria Internacional del Libro, llevó a cabo el Centro Literario Checo, una institución pública que fomenta la traducción y publicación de obras literarias checas en otros idiomas.

En un encuentro entre editores y traductores, Radio Praga entrevistó a algunos de los participantes, quienes nos contaron qué objetivos tenían con este tipo de actividades. Además, varios traductores nos ofrecieron su visión sobre el mundo de la traducción y lo que supone para ellos esta profesión.

Por parte del Centro Literario Checo, Alžběta Zmrzlíková, quien coordina los contactos con los países de habla hispana y portuguesa, nos contó para qué sirven estos eventos.

“El Centro Literario Checo ha decidido organizar dentro de la feria El Mundo del Libro una excursión para editores extranjeros, concretamente para editores de España y Francia. Esta misión tiene el fin de presentar a los editores extranjeros las tendencias de la literatura checa contemporánea, presentar las subvenciones del Ministerio de Cultura a la traducción y publicación de obras checas en el extranjero, y las subvenciones que ofrece el Centro Literario Checo, como el programa de movilidad de los autores checos, y las residencias para traductores extranjeros en Praga y Brno. Lo importante es también fomentar los vínculos entre los editores checos y españoles”.

Y explicó qué habían hecho hasta ahora con los editores.

“El programa comenzó con un desayuno de editores, donde se presentaron varias editoriales checas, luego el director del Centro Literario Checo, Ondřej Buddeus, presentó las actividades del Centro y las subvenciones”.

Añadió, además, que se realizó el llamado “speed dating”, unas citas rápidas entre agentes y editores donde pudieron conocerse con más detalle y proponer futuras colaboraciones.

La actividad planeada para terminar la visita era un paseo literario por la capital checa, donde el escritor Marek Toman enseñó a los editores y a los traductores varios puntos interesantes conectados con la literatura.

Salomé Cohen,  foto: Enrique Molina
Estos encuentros ayudan especialmente a las editoriales que buscan materiales alternativos, obras contemporáneas de países en principio menos conocidos por los lectores de habla hispana. Sobre esto habló Salomé Cohen, que trabaja para la editorial colombiana Laguna Libros, y quien dijo que en esta visita tenía la oportunidad de conocer autores que en su país no son nada convencionales.

“En República Checa, por más que haya autores muy convencionales, en Colombia no van a ser convencionales. Creo que podemos llevar historias que puedan dialogar con la realidad colombiana, así tengamos países tan diferentes, historias tan diferentes”.

Traducir, un desafío que vale la pena

Pero por supuesto, el mundo literario no puede olvidarse de los traductores, que son quienes hacen posible que pequeños tesoros de otros países lleguen hasta los lectores de habla hispana. La actividad organizada por el Centro Literario Checo también sirvió para que estos pudieran presentarse a las editoriales y les acercaran de primera mano la información sobre el mercado checo.

Enrique Gutiérrez,  foto: Archivo de Enrique Gutiérrez
Entre los traductores que acudieron a la cita estuvieron, por ejemplo, Daniel Ordoñez, Enrique Gutiérrez y Kepa Uharte, quien estuvo recientemente como residente del Centro Literario en Praga gracias a una beca que le fue otorgada.

En opinión de Daniel Ordoñez, este tipo de reuniones tienen una gran utilidad profesional.

“Como traductor que vive en Praga, este encuentro es muy importante porque me permite conocer personalmente a muchos editores con los que ya he estado en contacto y, sin embargo, nunca nos hemos visto, y también conocer a algunos nuevos”.

Todos los traductores coinciden en que el mundo de la traducción literaria está lleno de dificultades, tanto desde el punto de vista de las condiciones económicas como por los obstáculos propios de la traducción, como apunta Daniel Ordoñez. Sin embargo, ninguno duda a la hora de afirmar que al final vale la pena, pues esta es su pasión.

“Es un mundo bastante precario, casi nadie vive de traducir, sino que tiene otro empleo, y tiene que sacrificar su vida social, su vida familiar a la traducción, y echar muchas horas, muchas noches, muchos fines de semana. Es todo un reto, y aun así, lo hacemos”.

Todo esto porque, como añade Daniel Ordoñez, al final la satisfacción que sienten tiene mucho más peso que las dificultades.

Daniel Ordoñez,  foto: Enrique Molina
“Es una satisfacción enorme. Hay una parte creativa, que parece paradójico, porque uno realmente no escribe, sino que traduce, pero hay una parte creativa. Muchas veces hay que tomar decisiones, la traducción muchas veces no lo puede tener todo y hay que tomar decisiones, entonces requiere muchos desafíos que uno tiene que ir superando. Y por supuesto, cuando tienes una buena obra entre manos, la satisfacción de que mucha gente gracias a tu trabajo va a acceder a ese libro y lo va a disfrutar”.

Para Kepa Uharte, uno de los mayores retos es partir de cero en cada obra, ya que cada libro y cada autor tienen sus propias características, y cada época su lenguaje, y el traductor tiene que ser capaz de adaptarse a ello.

“Dificultades siempre las hay, un idioma nunca se acaba. Un idioma es muy rico, muy complejo. Como traduzco literatura, cada frase que traduces partes de cero, no puedes encontrar ningún sistema más que ser muy metódico a la hora de ponerte a trabajar. Pero tu materia de trabajo siempre es nueva, y siempre estás resolviendo cómo decir las cosas de la mejor manera”.

Pero añade que sin duda es el trabajo que más le gusta, y mucho más tratándose de un idioma al que le tiene tanto cariño como al checo.

Además, aunque Kepa Uharte vive en Barcelona, había residido en Praga en el pasado, y volver a la ciudad gracias a la beca que le otorgó el Centro Literario Checo ha sido una alegría para él.

“Ha sido volver a una ciudad donde tengo muchos recuerdos, donde tengo muchos amigos todavía, que es una ciudad que siempre me ha inspirado muchísimo, con una vida cultural interesantísima y que echaba de menos”.

Destaca asimismo que su residencia ha supuesto una experiencia muy buena, donde ha tenido todas las facilidades para concentrarse en la traducción.

“Para mí ha sido buenísima, sobre todo porque ha supuesto un reconocimiento a todo mi trabajo hasta ahora, me han permitido venir aquí un mes a estar traduciendo tranquilamente. Me lo he pasado muy bien porque es lo que más me gusta hacer, pero es que además con todas las comodidades”.

Cuando nos adentramos en el mundo de la traducción literaria vemos que hay detrás un gran trabajo por parte de traductores, editoriales e instituciones para que obras de todo el mundo lleguen hasta los lectores en su idioma natal, un gran esfuerzo que no siempre se reconoce tanto como se merece.

Por ello, la próxima vez que tengan una obra traducida en sus manos, acuérdense del largo proceso de trabajo que se ha llevado a cabo para que ese libro pueda ser disfrutado en español.

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