Se acaba de traducir al español una novela sobre los últimos días de Hašek

Enrique Gutiérrez y su traducción junto a la estatua de Hašek en Žižkov

Basada en los últimos días del polifacético y mundialmente famoso autor de Švejk, El baile del oso recrea también la convivencia entre checos, judíos y alemanes, en el siempre interesante contexto de la Primera República. En esta entrevista su traductor al español, Enrique Gutiérrez, comparte las principales dificultades de su trabajo y también los motivos por los que le generó un enorme placer realizarlo.

“En mi opinión, la traducción literaria no deja de ser una creación literaria”.

La idea de traducir al español El baile del oso (La fuga ediciones) de Irena Dousková se la propuso un amigo que no tenía tiempo de hacerlo. Y como su trabajo en la Universidad Palacký de Olomouc tampoco le permite mucha disponibilidad, revela Enrique Gutiérrez que él también estuvo a punto de declinar la oferta, hasta el preciso momento en el que abrió el original.

“Empecé a leerlo y me pareció tal maravilla, un libro que yo como escritor frustrado habría querido escribir y dije que sí, y, aunque me pasara todas las vacaciones traduciendo y fines de semana y demás, merecía la pena porque es una obra que creo que no solo debía estar traducida al español, sino que es un lujo poder sumergirte tanto en esa novela y conocerla tan a fondo y trabajarla ha sido bonito, muy bonito”.

Ярослав Гашек і його друга дружина Олександра Львова,  яку він звав Шурою,  Ліпніце,  1922 рік | Foto: Památník národního písemnictví

A esa frustración como literato, dice Gutiérrez que hay que sumarle su deseo hasta ahora incumplido de convertirse en futbolista profesional y también en músico de rock, al mejor estilo Bob Dylan. Pero más allá de la humorada, considera que esa llamita de la creatividad, que siempre trata de mantener encendida, no solo es necesaria sino también fundamental a la hora de encarar una traducción literaria.

“En mi opinión, la traducción literaria no deja de ser una creación literaria. O sea, lo que yo leo tiene mucho que ver con lo que yo escribo, pero evidentemente no es lo mismo: hay un proceso de adaptación profundo y uno no puede ser un buen traductor literario si no es un buen lector y, desde luego, un escritor aunque sea mediocre, pero tiene que haber ese punto de creatividad, si no la traducción no puede ser una gran traducción, puede ser algo decente, que uno transmita las palabras, pero posiblemente no pueda transmitir el sentimiento o las sensaciones que despierta la novela en el lector original”.

Portada de la traducción de El baile del oso  | Foto: La fuga ediciones

El baile del oso se concentra en los últimos días de Jaroslav Hašek que murió, hace cien años, en la ciudad de Lipnice nad Sázavou. Tal como se lo menciona el traductor a la escritora en el marco de una entrevista realizada en ese mismo lugar, en la propia novela él nombra algunas ciudades del sur de España que considera ideales para mudarse. Y si bien ella responde que se trataba más de una fantasía que de un verdadero plan, asegura que sí hay registros que confirman que él hablaba del tema. Por su parte, Enrique Gutiérrez indica que El buen soldado Švejk tiene cierta circulación en España, aunque recién se vuelve casi insoslayable cuando algún lector español o latinoamericano llega a Praga y se cruza con su nombre en varios restaurantes, casi siempre a partir de las famosas ilustraciones de Josef Lada. En todo caso, Gutiérrez asegura que traducir esta novela lo llevó a profundizar en muchos aspectos del país en el que vive hace ya quince años.

“Cuando uno lee una novela lo que no acaba de entender a lo mejor lo pasa por alto porque es algo secundario que no hace falta en ese momento conocerlo al cien por cien y cuando traduces tienes que conocer la novela y su contexto por completo. Yo he leído mucho sobre Hašek estos meses pasados, sobre la Primera República checoslovaca porque si no es imposible, no solo traducirlo sino también entenderlo porque, aunque lleve aquí quince años, me falta mucho por conocer de la historia y la cultura checa, o checoslovaca, en este caso”.

Enrique Gutiérrez,  traductor de El baile del oso | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Enrique Gutiérrez recomienda, por lo tanto, El baile del oso a todo aquel que tenga interés en la figura y la literatura de Jaroslav Hašek, pero también a quienes quieran saber cómo era, a grandes rasgos, la vida en Checoslovaquia durante la década del veinte. Es que, tal como explica, la novela logra dar cuenta de prototipos claves en la historia del país que hoy, sin embargo, ya no existen, como el alemán que también habla checo, el judío que cuenta con una integración algo conflictiva y el entusiasta patriota checoslovaco que ni se imagina lo que le espera. A su entender, todo ese conglomerado de personajes con sus respectivos temores, deseos y opiniones hace que este libro vaya mucho más allá de Hašek, enorme figura literaria que, ya de por sí, ofrecía mucha tela para cortar.

“Hašek fue muchas cosas, es increíble que muriera antes de los cuarenta años. Él fue anarquista, socialista y llegó a tener bajo su cargo, durante la guerra civil rusa, un terreno mayor que el de la República Checoslovaca, es decir, tuvo éxito como militar, gran éxito y fue un intelectual, un escritor, un juerguista, fue muchas cosas. O sea, es un personaje que se merece más de un libro y este libro, al final, habla básicamente de sus últimos meses, aunque siempre vuelve al pasado”.

Según Gutiérrez, la personalidad de Hašek era bastante compleja porque, a pesar de su apariencia burda, tenía un costado muy refinado y sensible que él mismo, en algún punto, parecía esconder. Eso es, al menos, lo que saca como conclusión de algunas lecturas que realizó durante el proceso de la traducción: relatos que se comentan en la novela, una biografía y, por supuesto, la que se considera su gran obra maestra.

Irena Dousková | Foto: Adam Kebrt,  Český rozhlas

“Leí hace muchos años El buen soldado Švejk. De hecho, fue la primera traducción que hice del checo, no del libro entero, pero sí como ejercicio porque, cuando estaba estudiando checo, traduje los primeros dos capítulos y es un libro que me encanta, es uno de los pocos libros con los que me he reído a carcajadas”.

Lo interesante es que el prestigio con el que hoy cuenta ese texto canónico, publicado por primera vez en 1921, no fue para nada inmediato. De hecho, la propia Irena Dousková le contó a Gutiérrez que Švejk empezó a ser una obra de referencia recién en los años 30, o incluso 40, mientras que, en la década del veinte, era muy popular y se vendía bastante bien, aunque algunos intelectuales no dejaban de verlo como un libro menor, sobre todo aquellos que pensaban que la literatura checoslovaca debía ser algo solemne.

¿Quién habla?

Restaurante U Kalicha | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Dice Gutiérrez que la traducción le resultó difícil por varios motivos, pero sobre sobre todo porque aparecen muchas voces distintas, casi todas muy potentes, lo cual lo llevó, por ejemplo, a traducir en bloque lo que decía cada personaje con el objetivo de mantener bien separadas sus voces. El problema es que, por momentos, no quedaba del todo claro quién hablaba en la novela; y, si bien el tiempo pasado del checo diferencia masculino y femenino, Gutiérrez recuerda, sobre todo, un párrafo muy problemático en el que, para peor, solo había personajes hombres.

Estatua de Švejk en Kralupy nad Vltavou | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Es una obra un poco experimental y cuando hablé con la autora me dijo que ella quería que fuera un poco así, un poco confuso, y en muchos casos, también por consejo de la editorial, suavicé eso. Entonces, a veces digo: ‘dijo Hašek’, cosa que en el original no aparece, para que el lector se pierda menos. Pero es una cuestión editorial porque, en el original, a veces es muy difícil seguir quién habla y hay que saberlo según lo que dice y cómo lo dice, a veces, porque Hašek es terriblemente irónico, su amigo judío es mucho más inocente y el alemán es un poco más práctico, por decirlo así. Entonces, a veces, por lo que dice cada uno se puede intuir quién está hablando, pero en algunos casos ni siquiera se puede tener la certeza”.

En el restaurante U Kalicha | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Otra dificultad fue, según cuenta, la inclusión de fragmentos de periódicos de la década del veinte, una obra de teatro completa que le encargan escribir a Hašek  para la fiesta de carnaval y hasta una serie de pequeños poemitas que, al parecer, el autor ofrecía realmente en sus visitas, en lugar de llevar presentes más convencionales como vinos, dulces o flores. Asegura Enrique Gutiérrez que eso último le causó también un enorme placer. Justamente, porque lo obligaba a utilizar la creatividad ya que debía traducir el contenido respetando, en lo posible, las rimas, sin desatender, por supuesto, la ironía y el sentido del humor.

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