El desperdicio de comida en Chequia empieza en los hogares
Mientras que en el pasado el factor principal de la malnutrición fue la escasez de alimentos, hoy en día es su poca calidad. A su vez, se sigue desperdiciando mucha fruta, verdura y hasta carne. En Chequia, es algo que se da principalmente en los hogares.
Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, un tercio de los alimentos producidos en el mundo termina desperdiciándose. Asimismo, cada ciudadano europeo tira de promedio entre 96 y 115 kilogramos de alimentos al año. En cuanto al desperdicio de comida en Chequia, ningún miembro de la cadena de suministro queda excluido: los comerciantes, los productores de los alimentos y los distribuidores. No obstante, la peor situación se da en los hogares. Václav Pitucha, director del banco de alimentos de la ciudad de Hradec Králové, conversó con la Radio Checa al respecto.
“En nuestro caso, más comida se desperdicia durante el verano y el otoño, cuando crece mucha fruta y verdura. Puesto que cada vez más gente vive en la ciudad, nos olvidamos de las recetas de nuestras abuelas que sabían qué hacer, por ejemplo, con la fruta ya madura que a lo mejor en dos días ya no se puede consumir”.
El desperdicio de comida supone tanto problemas ecológicos, como económicos y hasta sociales porque mientras que en algunas partes del mundo se tiran alimentos, en otras regiones faltan. Y esa falta, según comentó Pitucha, puede ser tanto cuantitativa como cualitativa.
“Mundialmente existe un fenómeno muy peculiar. Hace 50 años, los habitantes de los países del tercer mundo de verdad tenían hambre, sufrían escasez de alimentos. Ahora tienen suficientes pero su composición es mala. Hay mucha comida rápida, muchas bebidas edulcoradas. Paradójicamente, las personas no están delgadas, sino obesas, y no están sanas. La pobreza hoy en día se manifiesta en consumir alimentos poco saludables que causan una muerte precoz”.
El aprovechamiento de los alimentos y su suministro a los necesitados tiene muchas formas. En Chequia ya existen los llamados frigoríficos compartidos, generalmente situados en las instalaciones de algún servicio social, donde los ciudadanos pueden depositar alimentos que les sobran.
En Praga y en la región de Bohemia Central, también empiezan a funcionar las llamadas cocinas de transformación, donde se procesa aquella verdura que no se consigue donar, pero aún sirve para utilizarse. Posteriormente, se reparte en los comedores destinados para la gente necesitada.
Un papel indispensable en este asunto poseen también los bancos de alimentos que por un lado salvan la comida y, por otro, la distribuyen a los más necesitados. En Chequia se trata de unas 15 organizaciones no gubernamentales que consiguen obtener comida tanto de las cadenas de alimentación y de colectas públicas de alimentos, como del Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas y de los agricultores, productores e individuales.
El director de una de ellas, Pitucha, destacó en entrevista para la Radio Checa que el desperdicio de comida en Chequia empezaba en los hogares y aconsejó a los oyentes qué puede hacer cada uno en este asunto.
“Tenemos que resistirnos a la publicidad que, al entrar en la tienda, nos lleva de un lado para otro. Las cosas más caras y menos saludables se sitúan en las cajas donde los clientes esperan para ser atendidos. Yo recomiendo hacer lo que hacían nuestras abuelas. Si voy a comprar comida, me hago una lista en un papel y pienso con anterioridad qué es lo que quiero comprar, dependiendo de lo que voy a cocinar los próximos días”.
Además de comprar las cantidades que se van a consumir o donar lo sobrante a los necesitados, los ciudadanos checos también pueden participar dos veces al año en la colecta nacional de alimentos. La próxima tendrá lugar en otoño.
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