Marie Iljašenko, la destacada poeta checa que se siente cada vez más ucraniana
En la presentación de la antología De sombra y terciopelo, la poeta y traductora Marie Iljašenko habló, entre otras cosas, del difícil lugar de la poesía en tiempos de guerra. En esta entrevista, la autora checa nacida en Kiev nos cuenta su experiencia personal y cómo ve el profundo acercamiento que parece haberse generado entre ucranianos y checos.
Durante el debate que, la semana pasada, tuvo lugar en el marco de la presentación de la antología de diecisiete poetas checas De sombra y terciopelo (Vaso Roto), uno de los temas tratados por la traductora Elena Buixaderas y las poetas invitadas fue el del rol de la poesía en un contexto tan complicado como el de la actualidad. En ese sentido, una voz muy escuchada fue la de la poeta Marie Iljašenko que nació en Kiev en el año 1983 y tiene la particularidad de venir de una familia con orígenes checos, ucranianos y polacos.
“Personalmente, no puedo escribir en absoluto, me parece absurdo y hasta estúpido tratar de escribir algo cuando suceden estas cosas... y, por otro lado, siento que me ayuda mucho estar inmersa en la poesía, ahora estoy traduciendo muchos poemas de autores ucranianos contemporáneos porque me lo piden por mi trabajo. Puedo conectarme con ellos y me siento más cerca y su poesía me aporta algo de fuerza... así que mi experiencia es ambivalente y me gustaría decir que la poesía es hermosa y necesaria, pero, al mismo tiempo cuando alguien quiere que escriba un poema, me hace sentir muy mal”.
Además de haber publicado Osip míří na jih y Sv. Outdoor, dos libros de poesía que le valieron varias nominaciones, entre ellas al prestigioso Premio Magnesia Litera, Marie Iljašenko es una especialista en la literatura centroeuropea y ucraniana en particular, y ha traducido ya varios libros del ucraniano al checo. Es decir que, en cierta forma, viene trabajando hace años en un acercamiento que, a raíz de la ocupación y la guerra en Ucrania, se profundizó o, al menos, se volvió mucho más visible.
“La sensación de que estamos cerca creo que puede responder a dos causas: la primera es, realmente, la experiencia histórica en común y, por otro lado, hay muchos ucranianos viviendo aquí... así que para nosotros los checos los ucranianos no son en absoluto extraños o desconocidos y podemos imaginar mucho de ellos”.
Más allá de esas semejanzas históricas y culturales, Iljašenko resalta que se trata también de dos comunidades que tienen mucho para ofrecerse en forma mutua justamente porque, además, tienen algunas diferencias que enriquecen su contacto.
“Pero en lo que respecta a la poesía diría que hay una gran diferencia y es que en los últimos doscientos años la poesía checa tuvo un desarrollo muy importante y ya existe algo que podríamos llamar una identidad nacional muy sólida, mientras que, en Ucrania, en los últimos veinte años, se ha estado viviendo una especie de renacimiento, un boom literario y poético y la poesía en Ucrania es muy viva, muy vital y trata muchos temas de actualidad”.
Marie Iljašenko colabora regularmente en algunas revistas literarias checas pero también en publicaciones de Alemania y Polonia, está muy al tanto de lo que se escribe en la actualidad en muchos de esos países por lo que también fomenta el contacto mutuo entre autores y lectores, especialmente, teniendo en cuenta lo que sucede ahora, entre checos y ucranianos.
“Creo que para nosotros, los checos, la poesía ucraniana es una fuente importante de inspiración”.
En la presentación de cada una de las autoras al final de la antología De sombra y terciopelo preparada por Elena Buixaderas se dice que la poética de Iljašenko combina, en cierto modo, un registro o estilo de “género intimista” con descripciones de “viajes a tierras exóticas, expediciones a la montaña o a rincones fantásticos de Europa”, algo que resulta aun más interesante teniendo en cuenta la experiencia vital de esta autora.
“He venido a Checoslovaquia cuando tenía ocho años porque tengo orígenes checos, y como crecí aquí siento que el checo es el idioma que mejor conozco, que mejor hablo y adopté tanto este país como esta lengua y por eso me siento checa”.
Sin embargo, es algo muy frecuente, sobre todo en esta época, que las identidades se armen y consoliden a partir de más de una nacionalidad y ese parece ser, precisamente, el caso de Marie Iljašenko.
“Siento que en los últimos años se ha vuelto cada vez más importante mi identidad y mis raíces ucranianas y me considero una escritora checa con raíces ucranianas, pero, por supuesto, con todo lo que está pasando ahora tengo que decir que me siento cada vez más ucraniana”.
En la presentación de la antología de diecisiete poetas checas De sombra y terciopelo que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Praga, Marie Iljašenko leyó su notable poema “Aerodinámica”, que termina así:
“Dame un domingo
en medio de un día de la interminable semana
y un amor tal
que no afecte mi concentración”.