Havel, el hombre del suéter marrón que llegó a presidente
El fallecimiento del ex presidente Václav Havel representa un duro golpe para la sociedad checa. Gracias a su incansable lucha por la defensa de los Derechos Humanos, Havel representó para muchas personas una especie de garante de los valores éticos y morales. Nuestro colega Freddy Valverde entrevistó a Havel en varias oportunidades por lo que le pedimos que nos relate sus recuerdos e impresiones, esas cosas que no aparecen en los reportajes ni en las crónicas.
Debo confesar que se trató más bien de una casualidad. En los convulsos días de noviembre de 1989, un reducido grupo de periodistas nos enteramos que Havel, en calidad de cabeza visible de la naciente Revolución de Terciopelo, iba a pronunciar su primer discurso radiofónico. Se trataba de algo insólito, porque el gobierno comunista todavía no había caído y la Radiodifusión Checa todavía era un instrumento de propaganda del régimen. Recuerdo que estaba presente Guillermo Panizza, un arquitecto uruguayo que entonces trabajaba como periodista, estábamos delante del estudio escuchando el discurso de Havel, nunca antes lo habíamos visto. Terminado el discurso se abrió la puerta del estudio y apareció un hombre más bien bajo, con un suéter marrón, ese era Václav Havel. Antes de que nos permitiera hablar, con la modestia que le caracterizó siempre, fue él quien nos preguntó ¿Qué les pareció lo que dije, resultó comprensible? Poco tiempo después en todas las ciudades checas se podían ver imágenes de Havel con aquel suéter marrón y con el lema “Havel al Castillo”, a la sede presidencial.
¿Eso quiere decir que después ya le viste siendo él presidente?
Sí, yo trabajaba para un diario español que había lanzado una serie, una especie de guía sobre las ciudades más bellas del mundo. La idea era que una personalidad del país en cuestión hiciera una introducción de la ciudad, por qué la recomendaba. Quién mejor que Havel podía presentar Praga. Havel fue siempre un enamorado y gran conocedor de su ciudad. La foto que se hizo para ese reportaje se tomó en su despacho presidencial, estaba muy contento, porque recién le habían instalado una nueva librería, que luego se hiciera famosa como fondo durante los discursos de fin de año. Por esa época Havel llevaba un brazalete de cordel, poco corriente en un mandatario, de esos que los jóvenes se regalan para la suerte y que no se deben quitar nunca hasta que se caigan solos. Era un detalle muy lleno de calor humano, porque resultaba curioso verlo en reuniones al más alto nivel con su brazalete de cordel que de vez en cuando se asomaba bajo la manga de la camisa.Siempre se dijo que Havel tenía un especial sentido del humor. ¿Nos puedes decir algo al respecto?
Lo mejor es ver el documental “Ciudadano Havel” es la mejor muestra para entender muchas cosas. Pero puedo mencionar la entrevista sobre la Galería Nacional. Resulta que el mismo diario español que mencioné hace unos instantes, lanzó otra serie coleccionable, y el tema fueron las mejores Galerías del mundo, presentadas por alguien especial y nuevamente se escogió a Havel. La foto para ese reportaje al final se volvió famosa e ilustra el buen sentido del humor del ex presidente. Hubo ciertos problemas con el autor de la foto, pero esa es otra historia. Havel escogió una obra del pintor medieval Teodorico, en la que un ángel susurra algo al oído y Havel hace el gesto de que también desea escuchar qué dice el ángel.
¿Y tengo entendido qué también acompañaste a Havel en su último viaje como presidente a EE.UU.?
Sí, se trató de un nutrido grupo de periodistas, fue la despedida de Havel como presidente, fue la última visita oficial a EE.UU. Además de todas las obligaciones oficiales y de protocolo en diferentes ciudades, fue muy emotivo el encuentro con los opositores cubanos en Miami. Havel les expresó solidaridad en su lucha por la democracia en Cuba. La defensa de los derechos humanos fue el credo de vida de Havel. Recuerdo que para los exiliados y opositores cubanos residentes en Miami el encuentro con Havel fue muy emocionante, entre muchos de ellos se encontraban por ejemplo Hubert Matos y Mario Chanes de Armas. Havel invitó a Praga a opositores cubanos como, por ejmplo, a Oswaldo Payá Sardiñas, Elizardo Sánchez, Dagoberto Valdés y muchos más, algunos pudieron viajar mientras que otros no, ya que el régimen de La Habana les impidió salir del país. Hablar con Havel resultó fascinante. Somos muchos los que le echaremos de menos.