La verdad y el amor vencerán
De disidente y prisionero pasó a ser el presidente del país. Junto a Tomáš Garrigue Masaryk, el fundador del Estado Checoslovaco, Václav Havel es considerado una de los luchadores más destacados por la libertad y la democracia, y eso a nivel internacional.
“Quiero ser un presidente que hable menos y trabaje más. Un presidente que no solo mire desde la ventana de su avión, sino que esté presente entre sus compatriotas, escuchándolos. Sueño con una república independiente, libre, democrática, una república económicamente próspera y, al mismo tiempo, justa en temas sociales. Una república humana que sirva al hombre y, por eso, tenga la esperanza de que también el hombre le sirva a ella”.
El 1 de enero de 1990, Václav Havel, se dirigió a su nación con un discurso lleno de esperanzas y promesas, recién electo como nuevo presidente checoslovaco. No se trató de palabras vacías, tal y como lo demostró posteriormente.
Václav Havel nació en 1936 en una familia de empresarios praguenses. Su padre, Václav Maria Havel, trabajaba en el sector de construcción y precisamente a él se debe el complejo de las terrazas de Barrandov que se inclinan sobre el río Moldava. Por otra parte, su abuelo, también llamado Václav Havel, construyó uno de los palacios capitalinos más emblemáticos, el palacio Lucerna, situado en una de las calles laterales de la plaza Venceslao.
En 1948, con el golpe de Estado comunista en Checoslovaquia, la propiedad familiar de los Havel fue confiscada y el joven Václav tenía prohibido estudiar en un instituto, por lo que se formó como técnico de laboratorio.
A los 15 años, sin embargo, despertó su amor por la literatura y empezó a escribir sus primeros poemas, fundando también un grupo estudiantil literario “Los del 36” (Šestratřicátníci).
Posteriormente, gracias a la ayuda del destacado actor Jan Werich, comenzó a trabajar en el teatro ABC y, posteriormente, en el teatro Na zábradlí. De tramoyista pasó a ser dramaturgo y autor de obras de teatro, estrenando en 1963 la obra Una fiesta en el jardín (Zahradní slavnost).
Se convirtió en un personaje destacado de la cultura checa, el principal crítico del régimen comunista, participando en las huelgas estudiantiles en protesta contra la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia en agosto de 1968.
Debido a eso, lo despidieron del teatro, y se prohibió llevar sus obras al escenario. Sin embargo, Havel siguió escribiendo, siendo ayudante en la cervecería de la ciudad de Trutnov. Ahí es donde creó su otra gran obra, La audiencia (Audience).
En 1977, fue uno de los portavoces de Carta 77, en la que se manifestó en defensa de los Derechos Humanos en Checoslovaquia. Siendo uno de los líderes de la disidencia, fue apresado en varias ocasiones. De la atmósfera de los años 80 se acordó uno de sus compañeros más cercanos, el traductor y diplomático Michael Žantovský.
“Cuando lo conocí en 1983, Havel ya era bastante popular. Me impresionó su modestia, austeridad y su sentido de humor. A los dos nos gustaba reírnos de cosas absurdas, que había muchas en aquella época, así que disfrutamos bastante”.
Ya en el revolucionario año 1989, Havel volvió a la prisión, pero no por mucho tiempo, ya que el 17 de noviembre de 1989 ocurrió la Revolución de Terciopelo. El suceso terminó con 40 años del régimen comunista en Checoslovaquia. El 29 de diciembre de 1989 fue elegido, todavía por la Asamblea Federal Comunista, como nuevo presidente.
“Mi tarea de honor es fortalecer la autoridad de nuestro país en el mundo. Me gustaría que los demás países nos respetaran por nuestra muestra de entendimiento, tolerancia y amor por la democracia. Me pondría feliz que todavía antes de las elecciones visitaran nuestro país, aunque fuera solo por un día, el papa Juan Pablo II y el dalái lama de Tíbet. Me pondría feliz que se fortalecieran nuestras relaciones con todas las naciones”.
Durante su presidencia, que duró hasta 2003, Václav Havel recibió, entre otras personalidades destacadas, al papa Juan Pablo II, al dalái lama, al entonces príncipe Carlos del Reino Unido con su mujer Diana, y hasta a Michael Jackson y The Rolling Stones. Además, viajaba frecuentemente al extranjero, preocupándose por la imagen y prosperidad de la Checoslovaquia y, posteriormente, Chequia democrática. Así habló en el Congreso de EE.UU. el 21 de febrero de 1990.
“Cuando me detuvieron el 27 de octubre, vivía en un país en el que mandaba el gobierno comunista más conservador de Europa y toda la sociedad dormitaba bajo la capa del sistema totalitario. Después de unos cuatro meses le hablo como representante de un país que emprendió su camino hacia la democracia, en el que hay una libertad total de expresión, que se prepara para unas elecciones democráticas, quiere construir una economía de mercado próspera y hacer su propia política exterior”.
Václav Havel murió el 18 de diciembre de 2011 a la edad de 75 años. Chequia no deja de recordarlo.
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