A cien años del proyecto Interhelpo, el gran “fake news” socialista que costó vidas

El 29 de marzo de 1925, varios centenares de jóvenes subieron a un tren de Žilina a Kirguistán.

Unos 300 checoslovacos partieron el 29 de marzo de 1925 de Žilina (Eslovaquia) a Kirguistán, para brindar ayuda al país soviético. En vez de encontrar la tierra fértil que les habían prometido, les esperaba pobreza, trabajo muy duro y, a, los que se quedaron por convicción, persecución estalinista.

“Al principio, la gente vivía en refugios o casas destruidas. No había agua potable y, durante el primer verano caluroso, murieron decenas de niños”.
Jaromír Marek

El peligro de la propaganda, de la manipulación y de las promesas vacías. Este es el legado que quedó de Interhelpo, un proyecto checoslovaco de “migración económica”, cuyo objetivo era fomentar la industrialización de Kirguistán, por entonces parte de la Unión Soviética. Hace 100 años, los comunistas checoslovacos, encabezados por Rudolf Mareček, incitaron a los obreros a desplazarse a ese país asiático, una región descrita por los propagandistas como el “paraíso en la tierra”, con la promesa de fundar fábricas, talleres y escuelas y alcanzar una vida mejor, siguiendo los ideales del socialismo.

Hay una fosa común en el lago Issyk-Kul | Foto: Štěpán Černoušek,  Gulag.cz

Así, el 29 de marzo de 1925, 300 personas se subieron al tren que partía desde la ciudad eslovaca de Žilina en dirección Kirguistán. En vez de llegar al prometido lago Issyk-Kul, sin embargo, terminaron en la hoy capital Biskek, un sitio muy lejos de lo idílico, según explicó para Radio Praga Internacional Jaromír Marek, autor del libro Interhelpo.

Jaromír Marek | Foto: Barbora Navrátilová,  Radio Prague International

“Resultó que todo era un engaño. El organizador del proyecto, Rudolf Mareček, prometió en conferencias por toda Checoslovaquia una ‘tierra de granadas’ y ‘el paraíso en la tierra’. Pero, en realidad, estaba describiendo una zona distinta a aquella en la que terminaron. Originalmente, iban a ir al lago Issyk-Kul, pero en aquel momento no había ferrocarriles allí. El viaje terminó donde terminaba el tren: en la ciudad de Biskek. Las condiciones eran terribles. Al principio, la gente vivía en refugios o casas destruidas. No había agua potable y, durante el primer verano caluroso, murieron decenas de niños”.

Foto: Barbora Navrátilová,  Radio Prague International

Fracasó antes de comenzar

“Nadie los esperaba. Todo el plan fracasó porque las autoridades ni siquiera consiguieron entender la idea de que todas las personas vivieran juntas”.
Lukáš Onderčanin

Lukáš Onderčanin, periodista eslovaco y autor del libro Utopía en el jardín de Lenin, añade que, en aquel entonces, los obreros en Checoslovaquia no tenían unas condiciones de vida llevaderas, por lo que no era tan difícil para Mareček motivar a las personas para que vendieran lo que tenían, por lo general, la casa y la ropa, y partieran hacia Asia Central, donde “todo sería de todos”. El viaje les llevó un mes. El proyecto, no obstante, fracasó incluso antes de comenzar, dice Onderčanin.

Lukáš Onderčanin | Foto: archivo personal de  Lukáš Onderčanin

“Nadie los esperaba. Todo el plan fracasó porque las autoridades ni siquiera consiguieron entender la idea de que todas las personas vivieran juntas. En la ciudad pequeña de Biskek no tenían ni siquiera la capacidad de alojar 300 personas y guardar la maquinaria agraria. También, los comienzos eran difíciles por las condiciones climáticas, había sequía, viento, nieve. Desde luego no era un paraíso. Y muchas personas se volvieron. Otros tuvieron que quedarse porque en Checoslovaquia no tenían adónde volver, lo habían vendido todo. Entonces, empezaron desde cero. Y, finalmente, sí que construyeron una cooperativa bastante exitosa”.

“Oasis” en la estepa

Foto: Jaromír Marek,  repro z knihy Jaromír Marek: Interhelpo/Český rozhlas

Un año después de llegar, la cooperativa ya contaba con un taller cerrajero, una curtiduría y distribuía sus productos a los habitantes de Kirguistán. Prosigue Jaromír Marek que los checos demostraron una motivación y una dedicación excepcional. En realidad, construyeron una especie de “oasis” en la estepa: levantaron la infraestructura industrial. La fábrica textil construida por los checoslovacos se convirtió en la base de la producción industrial en Kirguistán.

Coexistencia de dos mundos,  1927 | Foto: Jaromír Marek,  repro z knihy Jaromír Marek: Interhelpo/Český rozhlas

“Chocaron dos mundos completamente diferentes. Por ejemplo, cuando los checoslovacos mostraron el camión Fordson, los locales huían gritando que era el carro del diablo. No podían comprender que algo podía funcionar solo. Sin embargo, se produjo un acercamiento y los kirguises incluso empezaron a trabajar en las fábricas de Interhelpo. Por un lado, se puede decir que el proyecto jugó un cierto papel civilizatorio y trajo nuevas tecnologías. Los nómadas, hasta entonces un pueblo de la estepa, se vieron obligados a cambiar su modo de vida tradicional, establecerse en Biskek y trabajar en la industria. Sin embargo, esta transición forzada a un estilo de vida sedentario no hizo felices a muchos de los locales”.

Taller de carpintería | Foto: Jaromír Marek,  repro z knihy Jaromír Marek: Interhelpo/Český rozhlas

En total, más de 1300 checoslovacos se fueron a Kirguistán en el marco del proyecto Interhelpo, con el último grupo llegando en 1932. Marek explica que la propaganda comunista seguía jugando un papel crucial en la decisión de las personas de emigrar y como la información se difundía con bastante éxito, muchos de los que se iban con Interhelpo en los años posteriores al primer transporte todavía seguían sin saber lo que verdaderamente les esperaba.

Del jardín de Lenin al gulag de Stalin

Utopía en el jardín de Lenin | Foto: editorial Absynt

Aunque la cooperativa de Interhelpo consiguió funcionar con bastante éxito, la actividad de sus miembros empezó a verse en peligro debido a la política de Iósif Stalin. Como explica Lukáš Onderčanin, el estalinismo supuso un cambio en la percepción de los extranjeros, incluidos los checoslovacos radicados en Kirguistán.

“Interhelpo empezó a ser sospechoso y, paulatinamente, las personas fueron obligadas a renunciar la ciudadanía checoslovaca y a adoptar la soviética o volver a su patria. Ahí se produjo una gran ola de emigración regresiva. Esto, por cierto, fue también el caso de la familia de Alexander Dubček [una de las figuras clave de la Primavera de Praga, quien pasó su infancia en Kirguistán]. Fueron las represiones y la paranoia en la sociedad lo que, al final, descompuso Interhelpo”.

“Interhelpo empezó a ser sospechoso y, paulatinamente, las personas fueron obligadas a renunciar la ciudadanía checoslovaca y a adoptar la soviética o volver a su patria”.
Lukáš Ondečanin

Muchos ciudadanos checoslovacos volvían a su patria, mientras que Interhelpo aceptaba cada vez más trabajadores locales, hasta que fue incluido en la economía de la Unión Soviética en 1943. Los checoslovacos que se quedaron por convicción en Kirguistán, prosigue Jaromír Marek, en muchos casos, terminaron en campos laborales o, incluso, fueron ejecutados. Todavía hoy, sin embargo, se puede encontrar a algunos descendientes de los miembros de Interhelpo en Kirguistán. Con varios de ellos habló el periodista Onderčanin.

Alexander Dubček  (izquierda) con sus padres en el Kirguistán soviético en 1925 | Foto: archivo ABS

“Hoy en día, vive en Biskek una comunidad pequeña de descendientes checoslovacos. El nivel de la lengua de sus antepasados es muy pobre. Yo hablé con una señora ya mayor y ella, a pesar de haber crecido en Kirguistán con padres eslovacos, apenas hablaba eslovaco, pero sí que entendía. Yo le hablaba en eslovaco y ella me respondía en ruso. El checo y el eslovaco desaparecieron”.

El intento ido

Rudolf Mareček,   (el segundo de izquierda) | Foto: Jaromír Marek,  repro z knihy Jaromír Marek: Interhelpo/Český rozhlas

En cuanto al idioma, el proyecto Interhelpo también tenía previsto difundir entre sus miembros la lengua artificial ido, construida a partir de esperanto. Uno de los mayores aficionados de este idioma era el mencionado Rudolf Mareček. Sin embargo, debido a las condiciones difíciles de vida en Kirguistán, al parecer, lo último en lo que los obreros de Interhelpo estaban interesados era aprender una nueva lengua, explica Onderčanin.

Según Marek, el legado de Interhelpo para Checoslovaquia era, sobre todo, la advertencia del peligro que presenta la manipulación y la propaganda.

Con motivo del centenario desde el primer transporte de Interhelpo se estrenará el 24 de abril de 2025 en el cine capitalino Aero el documental Esperanzas enterradas: Expedición hacia el destino de los checoslovacos en el Kirguistán soviético (Pohřbené naděje: Expedice za osudy Čechoslováků v sovětském Kyrgyzstánu).