Hace 47 años los líderes políticos checoslovacos capitularon en Moscú

Alexander Dubček y su discurso de radio de 27de agosto de 1968,  Ludvík Svoboda (a la izquierda) en la foto de la revista Týden

Los líderes políticos checoslovacos cedieron a las presiones de Brézhnev y firmaron, hace justo 47 años, el protocolo de Moscú, en el que aceptaban la invasión soviética y la vuelta a la ortodoxia comunista que sería conocida como normalización.

Alexander Dubček y su discurso de radio de 27de agosto de 1968,   Ludvík Svoboda  (a la izquierda) en la foto de la revista Týden
El primer día de la invasión, todos los altos mandos políticos checoslovacos, los protagonistas del periodo de distensión y liberalización conocido como Primavera de Praga, fueron apresados por soldados soviéticos y llevados a Moscú. Allí, recluidos y bajo las presiones de Leonid Brézhnev, firmaron finalmente el 26 de agosto de 1968 el llamado protocolo de Moscú.

El episodio, del que este miércoles se cumplen 47 años, se trató en suma de una capitulación ante las fuerzas ocupantes, explica el director del Instituto de Historia Contemporánea, Oldřích Tůma.

Oldřich Tůma,  foto: Alžběta Švarcová,  Radiodifusión Checa
“Dubček y los demás básicamente se comprometieron a pacificar la resistencia que existía desde hacía una semana en Checoslovaquia y que se pondría en práctica, de alguna manera, censura en los medios de comunicación. Sin mencionarlo, daban a entender que aceptaban que en el país hubiera un ejército de intervención extranjero, aunque al principio creían que sería de forma temporal”.

Entre los firmantes se encontraba el secretario general del Partido Comunista Checoslovaco, Alexander Dubček, la figura indiscutible de la Primavera de Praga, así como otros reformistas como el primer ministro Oldřích Černík y el presidente de la Asamblea Nacional, Josef Smrkovský. A Moscú viajó también, este de forma voluntaria, el presidente checoslovaco Ludvík Svoboda. De los presentes, solo el diputado František Kriegel se negó a ratificar el documento.

Josef Smrkovský,  foto: revista Květy,  Wikimedia CC BY-SA 3.0
El punto final fue el discurso de Dubček en la Radiodifusión Checa una vez se le permitió regresar de la Unión Soviética.

“En esta situación tan difícil no nos queda nada más que ahorrar todas las fuerzas y todo el sentido común para poder utilizarlos en otras tareas más adelante”.

Oficialmente, el deshielo y la esperanza de un comunismo con rostro humano, habían llegado a su fin. Se iniciaba un nuevo periodo, que en el protocolo fue bautizado como normalización, caracterizado por una vuelta a la visión rusa del comunismo y, al mismo tiempo, por un sistema de relativo bienestar social que contrarrestara la falta de libertades.

Autor: Carlos Ferrer
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