Václav Havel fue elegido por primera vez presidente de la República hace 35 años
Václav Havel fue elegido presidente de la República de Checoslovaquia el 29 de diciembre de 1989, poco más de un mes después del comienzo de la Revolución de Terciopelo. Su elección significó la confirmación definitiva de la caída del régimen totalitario.
En enero de 1989, Václav Havel fue detenido por motivos políticos, en febrero condenado y en mayo puesto en libertad condicional. Por aquel entonces no podía imaginarse ni por asomo que pasados seis meses pasaría de ser dramaturgo y disidente a presidente de la República.
De su candidatura no había duda alguna. Durante la Revolución de Terciopelo se convirtió en el rostro principal de la oposición, impulsor de los cambios y organizador de las negociaciones con los comunistas. Al cargo presidencial había aspirado también Alexander Dubček, el rostro de la Primavera de Praga de 1968. Frente a él, Václav Havel tenía una cierta desventaja. Era un intelectual de Praga, conocido y respetado en el extranjero, muy popular entre los disidentes, pero prácticamente desconocido por la aplastante mayoría de los ciudadanos checoslovacos. El movimiento opositor Foro Cívico era consciente de ello, por lo que llenó las ciudades y pueblos del país de carteles con el retrato de Havel. La autoridad del Foro Cívico entre la población venció finalmente y comenzó una amplia campaña preelectoral bajo el lema ‘¡Havel al Castillo!’
Paradójicamente, le tocó a Havel convencer a Dubček de que desistiera de su candidatura. “Recuerdo que nadie lograba o no se atrevía a convencer a Dubček de que desistiera de sus ambiciones”, contaría Havel unos 17 años después al periodista, escritor y dramaturgo checo Karel Hvížďala.
“Y así, al final, me tocó a mí. Fue una de las tareas más absurdas en mi vida que debí cumplir: presentar mi candidatura a presidente, además siendo obligado un poco a ello y, como si fuera poco, explicarle a otro que no debe aspirar a ese cargo. Tuve con él varias conversaciones privadas”.
Una elección llena de absurdos
La propia elección presidencial se asemejó a un drama absurdo de los que escribía como autor. Para empezar, el 28 de diciembre fueron nombrados a la Asamblea Federal 23 diputados nuevos. Ese mismo día, Alexander Dubček fue nombrado presidente de esa Asamblea. Un día después, Václav Havel fue electo por unanimidad como noveno presidente checoslovaco de la aún República Socialista de Checoslovaquia. Durante el acto solemne de la votación en la Sala Vladislao del Castillo de Praga, nadie estuvo en contra y nadie se abstuvo. Presentes estaban 326 diputados del total 350 y entre los que votaron, el 93% fueron diputados que habían sido electos a la Asamblea Federal en 1986, o sea aquellos que durante toda su vida se encontraban al otro lado de la barricada que el nuevo jefe del Estado. El propio Havel lo comentó más tarde diciendo que ‘realmente tuve la impresión de vivir un absurdo’.
Después de la votación del 29 de diciembre de 1989, en la Catedral de San Vito se celebró una misa y el entonces cardenal František Tomášek le impartió la bendición al nuevo jefe del Estado. Y sonó el Te Deum de Antonín Dvořák, interpretado por la Orquesta Filarmónica Checa.