Hace 85 años surgió la Checoslovaquia independiente

En octubre de 1918 todo indicaba que la Primera Guerra Mundial se acercaba a su fin... El derrotado imperio austro-húngaro del que las tierras checas formaban parte desde 1526, se desintegraba. Las potencias vencedoras de la Entente- Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos e Italia- dieron a entender que no moverían un dedo para salvarlo. El presidente estadounidense Wilson reconoció el derecho a la autodeterminación de todas las naciones que formaban a la multinacional Austria-Hungría. De ese derecho gozaban también los checos y eslovacos.

Gracias a la acción de los políticos checos en el exilio Tomás Garrigue Masaryk y Eduard Benes, y del eslovaco Milan Rastislav Stefánik, las potencias de la Entente reconocieron al Estado Checoslovaco y al gobierno provisional checoslovaco antes de ser proclamada la independencia en el propio país, controlado todavía por las autoridades austro-húngaras.

El día de la proclamación de la independencia checoslovaca llegó el lunes 28 de octubre de 1918. Los periódicos publicaron ese día la nota del ministro de Relaciones Exteriores austro-húngaro al presidente estadounidense Wilson que los checos interpretaron como una capitulación.

Por las calles de Praga desfilaba una multitud, encabezada por un verdulero. Los manifestantes que lucían escarapelas nacionales rojiblancas, arrancaban letreros alemanes de las instituciones que representaban a la monarquía austro-húngara. Los políticos nacionales comprendieron que llegó el momento de tomar el poder.

Milan Rastislav Stefánik
Fueron cinco los llamados "Hombres del 28 de Octubre" que proclamaron ese día la independencia de Checoslovaquia:Alois Rasín, Antonín Svehla, Frantisek Soukup, Jirí Stríbrný y el eslovaco Vavro Srobár. Masaryk, Benes y Stefánik estaban todavía en el exilio.

Los Hombres del 28 de Octubre tenían una extraordinaria presencia de espíritu y eran hábiles negociadores. Debemos tener presente que en Praga estaban acuarteladas tropas alemanas y húngaras, fieles a la monarquía de los Habsburgo, que podían salir en cualquier momento a las calles y ahogar en la sangre el intento de proclamar la independencia checoslovaca.

Los Hombres del 28 de Octubre se aprovecharon de una favorable circunstancia:cuando el imperio austro-húngaro estaba en las últimas, el emperador Carlos anunció la federalización de Austria- Hungría. Las naciones que integraban el imperio podían formar sus gobiernos nacionales.

Por eso, cuando los Hombres del 28 de Octubre negociaban con los representantes del poder austro-húngaro en Praga, éstos pensaban que los personeros checos formaban un gobierno nacional de acuerdo con el decreto del emperador Carlos.

Patriotas arrancan letreros alemanes - fin de Austria-Hungría
Además, las autoridades austro-húngaras temían el caos, derramamiento de sangre y un eventual motín bolchevique. Por eso se mostraron flexibles. Hubo momentos de tensión, pero en general el traspaso del poder de las autoridades austro-húngaras a las nuevas checoslovacas fue pacífico.

En bien de la verdad es necesario decir que también los Hombres del 28 de Octubre se preocupaban por la reacción de la calle. En los momento del traspaso del poder siempre existe el peligro de caos. Para evitar desórdenes y saqueo, los Hombres del 28 de Octubre enviaron a las calles el mayor número posible de bandas de música.

El primer presidente checoslovaco Tomás Garrigue Masaryk vaticinó que el país necesitaría por lo menos 50 años de evolución en condiciones de paz. A Checoslovaquia no le fueron dados ya que le tocó vivir en la centuria más terrible de la historia de Europa, continente flagelado en el siglo 20 por monstruosos totalitarismos.

Plaza de San Venceslao en Praga,  28 de octubre de 1918 - fin de Austria-Hungría
La historia que tiene rostro siempre es más interesante. Queremos mostrarles cómo se reflejó la convulsa historia de Checoslovaquia en el siglo 20 en los destinos de los artífices del Estado Checoslovaco independiente. La historia trató implacablemente también a sus familiares.

Cuando se marchaba en diciembre de 1914 al extranjero, el catedrático de Filosofía Tomás Garrigue Masaryk pensaba que sería sólo por unos pocos meses. Había dejado en Praga a su esposa Charlotta y a los hijos Alice, Herbert y Jan.

Cuatro años después, en diciembre de 1918, Masaryk regresó a Praga como el primer presidente checoslovaco. Tras prestar el juramento ante los legisladores, Masaryk se dirigió a un sanatorio siquiátrico donde vivía su esposa Charlotta que pagó con su salud mental por las persecuciones de las que fue objeto ella y sus hijos por ser familiares del enemigo de la dinastía de los Habsburgo.

Masaryk visitó la sepultura de su hijo Herbert que murió de tifo en 1915. La hija Alice sobrevivió, pero en los años de la Primera Guerra Mundial había estado encarcelada en las cárceles austro- húngaras de las que pudo salir sólo gracias a la intervención del presidente estadounidense Wilson.

Tomás Garrigue Masaryk fue durante la Primera República Checoslovaca una autoridad política y moral. Su hijo Jan Masaryk optó también por la carrera política, pero ésta le resultaría fatal.

Terminada en 1945 la Segunda Guerra Mundial, Jan Masaryk asumió el cargo de ministro de Relaciones Exteriores. Conservó la cartera aún después del golpe comunista de febrero de 1948. El 10 de marzo de 1948 fue hallado en el patio del palacio de Cernín en Praga su cadáver.

¿Se habría tratado de un suicidio o de un asesinato a cargo de los servicios secretos comunistas? Faltan pruebas fehacientes para dar una respuesta inequívoca. Sin embargo, una cosa es incuestionable: ¿Puede haber un símbolo más elocuente de la muerte de las ideas democráticas de la Primera República Checoslovaca que el cadáver del hijo de su fundador Tomás Garrigue Masaryk en las losas del patio del palacio Cernín, en Praga?

Radio Checoslovaca reportaba de los funerales del popular político Jan Masaryk que éste reposaría en la tumba familiar en la sede presidencial de Lány al lado de su padre, Tomás Garrigue Masaryk, y de la madre, Charlotta Masaryková.

El primer presidente checoslovaco, Tomás Garrigue Masaryk, afirmó en cierta oportunidad: "Sin Eduard Benes no tendríamos la República Checoslovaca."

Eduard Benes era el colaborador más cercano de Masaryk. Benes convenció a los máximos representantes de Francia que el Estado Checoslovaco que surgiría de los escombros del imperio austro-húngaro sería el baluarte contra la expansión alemana en Europa Central.

En el gobierno de la Checoslovaquia independiente Eduard Benes se desempeñó durante 17 años como ministro de Relaciones Exteriores. Fue uno de los fundadores de la Sociedad de las Naciones, con sede en Ginebra, y en 1935 fue presidente de esta organización internacional.

Eduard Benes
Eduard Benes, considerado siempre como el delfín de Tomás Garrigue Masaryk, fue elegido en diciembre de 1935 presidente de la República. En aquel entonces empezaba a extenderse por Europa la lepra del fascismo y del militarismo que el escritor y dramaturgo checo, Karel Capek, denunciaría en la pieza "Enfermedad Blanca" en la que no hay lugar para la esperanza. Una muchedumbre fanatizada mata al doctor Galén que tiene un remedio para curar a la Humanidad de la enfermedad blanca.

"¡Viva la guerra!" grita la muchedumbre en la pieza de Karel Capek contra cuya escenificación en 1937 protestó el embajador de la Alemania nazi en Praga.

Temiendo que Adolf Hitler desencadenase una guerra en Europa, las democracias occidentales Francia y Gran Bretaña firmaron en septiembre de 1938 con el Führer y Mussollini el Tratado de Munich que entregaba Checoslovaquia a merced de Hitler.

El presidente Benes aceptó el Diktat de Múnich que desmanteló el Estado Checoslovaco que había fundado con Masaryk en 1918. Benes jamás se recuperaría de ese trauma.

Firmantes del Diktat de Múnich | Foto: Bundesarchiv,  Bild 183-R69173/Wikimedia Commons,  CC BY-SA 1.0
Tras el Diktat de Múnich, Benes abdicó y emigró a Gran Bretaña. Durante la Segunda Guerra Mundial formó en Londres el gobierno checoslovaco en exilio. Cuando terminó en 1945 la conflagración mundial, Benes asumió el cargo de Presidente de la República en la renovada Checoslovaquia.

En su juramento presidencial, Eduard Benes prometió que velaría por el bien del pueblo y respetaría las leyes constitucionales y otras. Sin embargo, en las condiciones de posguerra no pudo cumplir con su promesa. El Estado Checoslovaco que se renovó tras la derrota de Hitler cayó en la órbita soviética y los comunistas necesitaron sólo escasos tres años para hacerse con el poder.

En febrero de 1948, Eduard Benes, extenuado y enfermo, cedió al chantaje de los comunistas y con su debilidad les entregó de hecho el poder en una bandeja. La tragedia política y personal de Eduard Benes se consumó. Abdicó poco tiempo después del golpe de Estado comunista y falleció en otoño de 1948.

La fatalidad persiguió también a Alois Rasín, quien con otros cuatro personeros proclamó el 28 de octubre de 1918 la independencia de Checoslovaquia.

Durante la Primera Guerra Mundial, Rasín colaboró con una asociación secreta que luchaba contra la monarquía de los Habsburgo. Fue encarcelado y las autoridades austro-húngaras lo condenaron a la pena capital. Una amnistía le salvó la vida.

Rasín, uno de los Hombres del 28 de Octubre, ocupó en el gobierno de la Checoslovaquia independiente la cartera de Finanzas. En 1919 realizó la separación monetaria entre la moneda checoslovaca y la austro-húngara. Con la medida evitó el caos financiero que sacudía a los países vecinos.

Escudo de Checoslovaquia,  1920
Al producirse en 1993 la división de Checoslovaquia, para la separación de las monedas checa y eslovaca se utilizó el mismo procedimiento que había realizado en 1919 Alois Rasín.

Cuando el 5 de enero de 1923 Alos Rasín salía de su casa, un anarcocomunista de 20 años de edad le disparó con un revólver. La bala se alojó en la columna vertebral y el político falleció padeciendo terribles dolores en febrero de 1923.

Su hijo Ladislav trató de convencer en 1938 al presidente Benes que no capitulase ante las amenazas de Hitler. Una vez ocupado el país por los nazis, Ladislav Rasín fue encarcelado. Falleció en una prisión nazi en Francfort en marzo de 1945 cuando faltaban pocos días para la liberación de la ciudad alemana por los estadounidenses.

También el segundo hijo de Alois Rasín, Mirko, fue encarcelado por los nazis. Terminada la conflagración mundial, en 1947 fue nombrado embajador en Uruguay. Después del golpe comunista de 1948, se quedó en Latinoamérica y trabajó en organizaciones del exilio checoslovaco. El hijo de Alois Rasín falleció en Montevideo.