El sueño de la independencia checoslovaca nació en las trincheras

Traidores para el Imperio austrohúngaro, héroes para Checoslovaquia. Los legionarios checoslovacos tuvieron un gran mérito en la constitución de la Checoslovaquia independiente. Este 28 de octubre se cumplen 104 años de este hito histórico.

El deseo de formar un estado checo independiente empezó a echar raíces en el siglo XVII, de la mano de la fallida sublevación de los checos contra el dominio de los Habsburgo. Este suceso apretó el gatillo de la Guerra de los Treinta Años, un conflicto devastador que afectó a gran parte del Viejo Continente.

Rota Nazdar  (la compañía Nazdar) | Foto: Vojenský historický ústav

Pero el sueño de la independencia empezó a tomar contornos reales tres siglos después, durante la Primera Guerra Mundial. Vestidos de uniformes austrohúngaros, muchos checos tuvieron que dirigirse al frente. Varios acabaron capturados por soldados rusos, italianos y franceses. Fue entonces cuando nació la idea de formar unidades militares compuestas por los cautivos y los checos residentes en el extranjero para contribuir a la derrota del Imperio austrohúngaro y liberar a los checos y los eslovacos de su dominio. Las unidades fueron conocidas como las Legiones Checoslovacas. La primera se constituyó en 1914 en Francia bajo el nombre Nazdar, un saludo coloquial checo. Pero la legión más cuantiosa se formó en el frente ruso, señaló el historiador Zdeněk Polčák, del Instituto Militar.

“Igual que los checos, los rusos eran también eslavos, así que no querían enfrentarse con el pueblo con el que compartían las mismas raíces. La ideología de paneslavismo empezó a difundirse mucho antes del inicio de la Gran Guerra y fue en el frente donde más fuerza empezó a cobrar”.

Zdeněk Polčák | Foto: Instituto Militar de Historia

Los checos y los eslovacos que residían en Rusia desde hacía tiempo operaron en pequeños grupos como parte del Ejército zarista ruso. Su labor consistía en obtener información de los compatriotas cautivados sobre la situación del enemigo y organizaron la transición de las unidades checas y eslovacas del Ejército austrohúngaro al bando ruso. En las Legiones Checoslovacas en Rusia ingresaron más de 80.000 soldados.

Entre los checos y eslovacos en Rusia se dieron numerosas deserciones tanto por la aversión a luchar contra los hermanos eslavos como por puro miedo. En la contienda se estrenaron nuevas armas, mientras que las conocidas perfeccionaron sus características, comenta el historiador Polčák.

“Las nuevas armas eran tanques o armas químicas. Por su parte, los cañones y la artillería fueron dotados de mejor precisión y alcance, adaptando sus dimensiones al limitado espacio de las trincheras”.

Las Legiones Checoslovacas ganaron fama mundial

T. G. Masaryk y otros miembros del Consejo Nacional Checoslovaco prestan juramento de lealtad a la nación en Kiev  (30 de enero de 1918) | Foto: Wikimedia Commons,  public domain

Un punto de inflexión fue la batalla de Zborov en 1917, desencadenada en el territorio de la actual Ucrania. Los soldados checos y eslovacos demostraron grandes capacidades bélicas y la fama de las Legiones Checoslovacas se difundió a lo largo del mundo, de la mano de su reivindicación por un país independiente. En ese mismo año, después de la firma del Tratado de Paz de Brest-Litovsk, Rusia se salió de la guerra. Los bolcheviques fueron tomando el poder y firmaron la paz con las Potencias Centrales. La situación en Rusia se volvió confusa y el que fuera más tarde el primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk, dio la orden de trasladar las Legiones Checoslovacas al frente francés.

T. G. Masaryk con los legionarios checoslovacos | Foto: Museo Nacional de Praga

No obstante, los bolcheviques pusieron trabas y empezaron a complicar su salida, atrasando sus trenes y obligando a los soldados checoslovacos a entregar sus armas. La tensión culminó el 14 mayo de 1918 en la ciudad de Cheliábinsk. Del choque armado salieron airosos los legionarios checos y eslovacos, que lograron desplazarse por el trazado del tren transiberiano desde esa ciudad del sur de los Urales hasta Vladivostok, en el mar del Japón. Desde allí partieron a través de Estados Unidos a Checoslovaquia. Este éxito militar propició un mayor reconocimiento de la reivindicación de una Checoslovaquia independiente entre las potencias mundiales.

T. G. Masaryk y Edvard Beneš | Foto: Česká televize

Las Legiones Checoslovacas contribuyeron a los esfuerzos diplomáticos para establecer un estado checoslovaco independiente y el gentilicio checoslovaco se hizo conocido a nivel mundial. Los máximos responsables de esta labor fueron Tomáš Garrigue Masaryk, Edvard Beneš y el eslovaco Rastislav Štefánik, conocidos como los 'Hombres del 28 de octubre, quienes formaron en 1916 el Consejo Nacional Checoslovaco. Junto con otros compañeros desarrollaron actividades diplomáticas, campañas persuasivas y la organización de las Legiones Checoslovacas para liberar el territorio checo y eslovaco del dominio austrohúngaro.

Estos se apoyaron en las actividades de la organización secreta Maffie, cuyos aproximadamente 200 miembros llevaron a cabo operaciones de conspiración e información. Masaryk centró su esfuerzo especialmente en  el diálogo con los Estados Unidos y Rusia, mientras que Edvard Beneš desarrolló negociaciones diplomáticas con Gran Bretaña y Francia.

Checoslovaquia, nación de Estados Unidos

Woodrow  Wilson  (1919) | Foto: Harris & Ewing,  Library of Congress,  public domain

En 1917, Estados Unidos entró en la guerra y Masaryk aprovechó este paso para presentar al presidente Woodrow Wilson su proyecto de una Checoslovaquia independiente. Al otro lado del charco se cerraron los acuerdos entre checos, eslovacos y rutenos. El 30 de mayo de 1918, los representantes de las tres naciones firmaron el acuerdo de unión en la ciudad de Pittsburg. El presidente estadounidense Wilson finalmente apoyó la constitución del estado checoslovaco y en el transcurso del año 1918 se consiguió el visto bueno de otros países.

En otoño de 1918, los países aliados detuvieron la resistencia militar de Alemania y Austria-Hungría y ambos países se vieron obligados a aceptar las condiciones de paz presentadas por el Woodrow Wilson. El 28 de octubre de 1918, los periódicos checos publicaron una carta del ministro austrohúngaro Gyuly Andrássy dirigida al presidente Wilson. Su contenido fue entendido por el público como la capitulación del Imperio austrohúngaro.

Plaza de San Venceslao en Praga,  28 de octubre de 1918 - fin de Austria-Hungría

La Plaza Venceslao de Praga, se llenó de entusiastas a la espera de la proclamación de la Checoslovaquia independiente. “Pueblo checoslovaco, tu sueño eterno se ha hecho realidad”, proclamaron los Hombres del 28 de Octubre. Las tropas austrohúngaras se encontraban en Praga en el momento de la proclamación, pero se evitó una intervención, ya que el emperador Carlos I era consciente de que el Imperio austrohúngaro estaba a punto de desintegrarse.

El 30 de octubre, Eslovaquia presentó la Declaración de Martin, en la que expresó su voluntad de conformar un estado con los checos. Al día siguiente, el mapa del Viejo Continente contaba con una nueva república democrática.