“Les cortaban la leche con un hacha”. Hace 80 años fueron amnistiados los checoslovacos de los gulags

Expediente de František Kurach

Tras la ocupación nazi, unos 10 000 checoslovacos escaparon a la Unión Soviética buscando libertad y terminaron condenados a trabajos forzosos en los gulags. Con la entrada de la URSS en la Segunda Guerra Mundial salieron libres para luchar en el frente oriental.

El 3 de enero de 1942 fue aprobada la amnistía de los presos checoslovacos de los gulags soviéticos. La liberación después no fue inmediata y, sobre todo, tampoco gratuita, sino motivada únicamente para poder servir a la URSS en la lucha contra la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El ataque alemán a la Unión Soviética no se produjo hasta junio de ese año. Sin embargo, las negociaciones en el Kremlin para la amnistía de los ciudadanos checoslovacos habían comenzado meses antes, como explicó a la Radio Checa Jan Dvořák, del Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios.

Heliodor Píka | Foto:  Vojenský historický ústav

“En la Unión Soviética se había establecido una misión militar checoslovaca cuyo máximo responsable era el coronel Heliodor Pika. Él fue quien participó en las negociaciones con la URSS para la liberación de los presos checoslovacos. Los soviéticos al principio no se mostraron muy decididos, a diferencia que con los presos polacos, que eran muchos más, así que estaban más por la labor de liberar a los polacos”.

El delito de casi todos aquellos 10 000 jóvenes checoslovacos para terminar en gélidos campos de concentración haciendo trabajos forzosos había sido básicamente escapar de la Checoslovaquia ocupada por los nazis. No se imaginaban lo que les esperaba al llegar a la URSS, dice el historiador Adam Hradilek.

Rutenia Transcarpática | Foto: e-Sbírky,  Národní muzeum

“En la mayoría de los casos eran juzgados por cruzar la frontera de manera ilegal. Se enfrentaban a entre tres y cinco años de privación de libertad. Normalmente les caían tres años. Pero en algunos casos eran juzgados también por supuesto espionaje, diferentes actividades contra Rusia y toda clases de delitos que los investigadores casi siempre se inventaban”.

A la Unión Soviética llegaban por la Rutenia Transcarpática, al este de Eslovaquia; o, si salían desde el Protectorado de Bohemia y Moravia, a través de Polonia hasta llegar a Ucrania.

František Kurach | Foto: Ľubomír Smatana,  Český rozhlas

Uno de ellos fue František Kurach, que antes que servir al Reich dentro del ejército húngaro, que había ocupado Rutenia, prefirió cruzar la frontera con su mujer. Pasó más de dos años construyendo líneas ferroviarias en zonas remotas deshabitadas. Su periplo por los gulags terminó en Vorkuta, 50 kilómetros al norte del círculo polar ártico.

Erich Kurach con la foto de su padre,  František Kurach | Foto: Ľubomír Smatana,  Český rozhlas

Gracias al Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios, su hijo, Erik Kurach, se está enterando de muchos detalles de los años en Rusia de su padre, que después recibió varias condecoraciones por sus méritos en el frente. Pero de su estancia en los gulags no existe mucha documentación y tampoco era un tema del que quisiera hablar, recordó Erik Kurach para la Radio Checa.

“Eran recuerdos muy dolorosos, a mi padre no le gustaba nada hablar de ello. Las condiciones en las que trabajaban eran a menudo con temperaturas por debajo de los 40 grados bajo cero. Con un hacha les cortaban un trozo de leche congelada y les daba un pedazo de pan de salvado. Vestidos con ropa raída tenían que trabajar los siete días de la semana”.

Kurach abandonó el gulag finalmente en diciembre de 1942. Él y el resto de supervivientes tardaron dos meses en llegar a la localidad de Buzuluk, cerca de Kazajistán. Fue todo un afortunado, ya que logró volver sano y salvo a Checoslovaquia, avanzando con el Ejército Rojo mientras derrotaba a la Alemania nazi. Sobrevivió incluso a la batalla del paso de Dukla. En los años 50 hasta consiguió localizar a su mujer, que se había quedado en la Rutenia Transcarpática, entonces ya parte de la URSS, y logró sacarla de vuelta a Checoslovaquia.

Foto: Adam Hradílek,  cechoslovacivgulagu.cz

Desde luego, muchos de sus compañeros no tuvieron tanta suerte, explica Jan Dvořák.

“Muchas de estas personas que ingresaron en el ejército y participaron en las batallas del frente oriental murieron en batalla o cayeron presos y murieron luego en algún campo de concentración alemán. Por tanto, ni de lejos volvieron todos al país”.

Historiadores como Dvořák o Hradilek siguen buscando y digitalizando toda la información disponible sobre los presos checoslovacos de los gulags. Sin embargo, tienen que contentarse con la que pueden encontrar en los archivos ucranianos, ya que a los de Rusia no tienen acceso.

El archivo central de los Servicios Secretos de Ucrania | Foto: Adam Hradilek,  cechoslovacivgulagu.cz
Autores: L̕ubomír Smatana , Daniel Ordóñez
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