La producción de cerveza como asignatura universitaria en Olomouc

La Universidad Palacký de Olomouc tendrá su propia minicervecería que desde este año académico servirá como laboratorio de investigación para distintas carreras, desde arqueología hasta pedagogía.

Chequia es una de las potencias mundiales en cuanto a la producción y consumo de cerveza. No es de extrañar, por lo tanto, que la Universidad Palacký de Olomouc se sume a la red de las minicervecerías checas, abriendo una nueva asignatura llamada Prácticas de química de cerveza.

Lukáš Kučera  (a la izquierda) | Foto: Volodymyr Pauk,  Universidad Palacký de Olomouc

La minicervecería universitaria se encuentra, por el momento, en uno de los despachos de la Facultad de Ciencias Naturales. Lukáš Kučera, de la cátedra de Química Analítica, conversó con la Radio Checa sobre el nuevo proyecto.

“Tenemos una tecnología que utilizan, sobre todo, los cerveceros locales. Por eso no necesitamos cubas de fermentación grandes. Nos bastan unos recipientes de plástico o de acero inoxidable de 30 litros en los que llevamos a cabo los experimentos”.

De acuerdo con Kučera, la cerveza fabricada por los estudiantes presenta una gran ventaja, ya que los científicos pueden controlar todas las sustancias que contiene y sus cambios.

La cerveza checa más antigua

En 2017 se encontró en la región de Pardubice un balde de bronce. Durante el análisis del objeto, en el que participó también Kučera, los investigadores descubrieron que sirvió hace unos 3000 años para fabricar cerveza de mijo con hierbas amargas añadidas. El equipo de la Universidad Palacký decidió reconstruir la receta de los cerveceros antiguos.

“En cinco recipientes fermentamos la cerveza checa más antigua que se encontró en nuestro territorio. Es una cerveza de hierbas y mijo, donde la amargura está marcada sobre todo por el contenido de hierbas, mientras que cada recipiente lleva una proporción distinta de ellas”.

Según añadió Kučera, en el pasado la cerveza se fermentaba con levaduras salvajes que suponían un resultado desconocido. En general, estas cervezas eran muy ácidas y su sabor recordaba más a vino o a mosto fermentado. La cerveza antigua ahora será examinada por los arqueoetnobotánicos, pero todos los estudiantes son bienvenidos a participar.

La nueva asignatura universitaria estará abierta a estudiantes de otras cátedras y facultades para que la investigación en la cerveza pueda abordar distintos puntos de vista, ya sea la historia de su fabricación, el desarrollo de las recetas y la cultura cervecera, las diferencias geográficas de la preparación, el uso de tecnologías modernas o el impacto de su consumo a la salud.

“El propósito de la investigación es saber el impacto de las sustancias de la cerveza al microbioma de los intestinos. La segunda parte será examinada por el departamento de Cardiología, que se centrará en el impacto de la cerveza en personas con tensión baja o alta y en los procesos relacionados”.

La minicervecería también podría servir a la Facultad de Pedagogía, cuyo plan de estudios podría enriquecerse con una asignatura sobre la problemática de fermentación, un proceso crucial para la conservación de alimentos.

Kučera no se olvidó de mencionar que los experimentos serán un gran aporte tanto a la oferta de seminarios de la Universidad, como en el buen ánimo de los compañeros.

“En el sexto recipiente tenemos una cerveza clásica, intentamos hacer New England IPA, que utilizaremos para experimentos sociales, para el fortalecimiento del equipo. Pero, sobre todo, lo hacemos para averiguar, si somos capaces de controlar la tecnología, es decir, si podemos fabricar una cerveza que sea bebible”.

La minicervecería se mudará a lo largo de los próximos meses a los sótanos de la Facultad de Ciencias Naturales, dónde tendrá unas condiciones ideales de temperatura y humedad estables.

Autores: Martina Kutková , Barbora Taševská
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