Checos descubren y reelaboran la cerveza más antigua que se conoce
Investigadores checos hallaron restos de la que habría sido la cerveza de mijo más antigua de la historia. Su descubrimiento permitió recuperar y elaborar de nuevo una receta con cerca de 3000 años de antigüedad.
El estudio de una vasija de hace más de 3000 años por parte de científicos checos ha resultado ser un éxito por partida doble. Por un lado, los investigadores han descubierto indicios y restos de lo que sería la cerveza de mijo a base de hierbas más antigua de la historia, que se habría elaborado en Bohemia.
Por otro, la investigación de la vasija y su posible contenido fue el punto de partida para la elaboración de una cerveza basada en dicha receta.
Todo comienza con el descubrimiento de un recipiente de bronce hace ya cuatro años, desenterrado en el pueblo de Kladina, cerca de Pardubice. La pieza está ornamentada con una curiosa decoración, con motivos que muestran soles y cisnes. Además se cree que esta fue enterrada como parte de una ofrenda a diferentes deidades.
Posteriormente los investigadores se interesaron por conocer qué almacenaba aquella pieza en su tiempo. Martin Golec, arqueólogo, apunta que ya se han encontrado vasijas de bronce similares por toda Europa. Sin embargo, el equipo checo fue el primero en estudiar y analizar su interior.
“Los arqueólogos vieron restos de sedimentos en el fondo. Había residuos de suciedad tanto en el interior como en el exterior. El químico que tomó las muestras pensó que podrían ser granos de cereales y, de hecho, pudo encontrar una huella química de mijo".
Tras su análisis, los expertos concluyeron que se trataba de una sustancia llamada miliacina, indicador de la presencia de mijo. El descubrimiento de otros rastros de diferentes hierbas o de fécula de patata cocida hizo a los investigadores concluir que aquel recipiente había sido usado para elaborar cerveza en la antigüedad.
El siguiente paso lo dio Lukáš Kučera, químico de la Universidad Palacký de Olomouc, quien aprovechó el trabajo de los investigadores para lanzarse a elaborar una cerveza basada en la receta original. Mijo, ajenjo y levadura silvestre son los ingredientes clave con los que Kučera trató de traer de vuelta el sabor de la cerveza de la Edad de Bronce. También se inspiró en las cervezas lambic belgas, que se dejan en cubas abiertas, permitiendo así que la levadura y las bacterias silvestres se establezcan. Después, se almacena en barriles para envejecer.
“Lo que hace que esta cerveza sea específica es que debe fermentarse con levadura salvaje. No se puede comprar este tipo de levadura en una tienda. Es por eso que fermenté la cerveza a propósito cerca de manzanas. La cerveza tiene un característico sabor ácido que te recordará a la sidra o al vino, más que a la cerveza. Tiene el color de la cerveza, huele a sidra y sabe un poco a limón”.
Otros expertos como Zuzana Golec Mírová, de la Facultad de Artes de la Universidad Carolina de Praga, también se pronunciaron acerca del gran hallazgo de la pieza. Mírová, en su caso, relacionó la vasija desenterrada con algún tipo de práctica social y con una dimensión ritual o mística dentro de la sociedad de la época.
"Fue una especie de evento social en el que estas personas se reunieron y consumieron el contenido, posiblemente alucinógeno, para comunicarse con los dioses, porque el alcohol en sí mismo funciona como una especie de mediador entre los humanos y las deidades".
La curiosa vasija, tras haber sido restaurada y estudiada, pasará ahora a manos del Museo de Bohemia Oriental, en Pardubice, donde será expuesta de forma permanente para todo el mundo.
Tomáš Libánek, director del museo, se mostró ilusionado por poder contar con esta nueva pieza. Además, afirmó que espera que en el futuro los visitantes puedan disfrutar de una jarra de cerveza de mijo en el propio museo, elaborada, como no podría ser de otra forma, con la receta original de hace 3000 años.