Matuška: la mini cervecera familiar que extendió su fama por toda Chequia
Matuška es una empresa familiar dedicada a la producción de cerveza artesanal que durante la última década ha crecido de forma sorprendente.
El área paisajística protegida de Křivoklátsko, en Bohemia Central, no solo guarda bonitos bosques y rutas de senderismo. En la localidad de Broumy se encuentra la empresa familiar de cerveza artesanal Matuška, una de las mini cerveceras del país que más conocida se ha hecho en los últimos años.
En Chequia, el país de la cerveza por excelencia, uno podría contar marcas de esta bebida hasta aburrirse. Existen tantos negocios en este sector, que tiene mucho más mérito el hecho de que una mini cervecera familiar triunfe.
Para adentrarnos en la historia de Matuška hablamos con uno de sus integrantes, Adam Matuška, quien contó a Radio Praga Internacional cómo nació la cervecera y cuál es su situación en la actualidad. De acuerdo con el maestro cervecero, todo comenzó porque el sueño de su padre, Martin Matuška, siempre había sido fundar su propia cervecera.
“La idea de fundar Matuška fue de mi padre, quien tiene más de 35 años de experiencia en este sector. Trabajó en la cervecería praguense U Fleků, viajó por todo el mundo para aprender sobre nuevas técnicas y después fue maestro cervecero en el monasterio de Strahov. Su sueño siempre había sido tener su propia empresa mini cervecera y lo cumplió en 2009. Yo justo en esa época estaba terminando mis estudios en una escuela de estudios alimentarios, donde me especialicé en el sector cervecero, y entré en la cervecera Matuška un mes después de su fundación. Mi padre siguió un tiempo más trabajando en Strahov, pero después ya se centró en nuestra mini cervecera”.
En aquel momento, los únicos que componían el equipo eran Adam Matuška, su padre y su abuela, quienes de forma casera producían cerveza a una escala más modesta. Durante los inicios, la producción no superaba los 500 hectolitros anuales. Sin embargo, diez años después, en Matuška trabajan 13 empleados y se producen más de 5000 hectolitros al año.
Para Adam Matuška es un orgullo haber ganado desde entonces muchos premios en concursos nacionales e internacionales, pero sin duda, destaca por encima de todo el lado humano de la empresa y la capacidad de haber construido un gran equipo.
“Por ejemplo, con nuestra cerveza Apollo Galaxy ganamos un concurso internacional en Japón. Al principio de abrir la mini cervecera íbamos también a concursos nacionales y ganamos muchos, aunque ya hace tiempo que no nos presentamos. Pero lo que destacaría con más orgullo va más allá de la cerveza. Es cómo logramos pasar de una pequeña empresa familiar a tener 13 empleados, que especialmente en esta época se encuentran en primera línea durante la segunda ola de coronavirus y resisten. El mayor éxito es haber construido el equipo que tenemos”.
En una época en la que todavía Chequia no estaba tan abierta a estilos de cerveza que no fueran los tradicionales del país, Matuška llegó con una de estilo IPA llamada Raptor. Fue precisamente esta cerveza la que hizo despegar la popularidad de la mini cervecera, que hoy en día presenta en su catálogo 30 variedades diferentes.
No obstante, el maestro cervecero Adam Matuška sigue guardando un especial cariño por las de tipo lager, más tradicionales, y de las que destaca la facilidad con la que pueden beberse. Pero añade que tiene interés en seguir experimentando.
“Mis cervezas favoritas de nuestro catálogo son las lager, de 10 y 12 grados. Especialmente la de 10, porque es muy bebible y tiene un amargor más alto. Se puede beber mucho de ella. Y más adelante, quizás vamos a intentar hacer cervezas ácidas, que ahora las fabrican en muchas mini cerveceras. Vamos a experimentar con frutas, quizás es el momento de probar cosas nuevas. Tengo curiosidad por ver cómo nos saldrá”.
La inestabilidad del año 2020 ha tocado muy de cerca a un negocio como el de Matuška, muy ligado a la hostelería. Aunque el maestro cervecero reconoce que el verano les ayudó a compensar el tiempo de cierre en primavera debido al coronavirus.
Esta situación les ha obligado a innovar y a acelerar su proceso de digitalización y venta a través de internet, ya que tienen clientes fieles por todo el país. A pesar de todo, la segundo ola de coronavirus preocupa a Adam Matuška, pues parece que sus consecuencias serán peores que las de la primera ola.
“Abrimos una tienda de cervezas en Broumy, donde tenemos la fábrica, eso nos está ayudando bastante ahora. Mucha gente pasa por allí porque está cerca de Křivoklátsko, hacen una excursión por los bosques de la zona y luego compran cerveza para llevársela a casa. También tenemos ahora una tienda electrónica donde vendemos botellas y cajas de cervezas. Tuvimos que organizarlo todo muy rápido. El verano nos ha ido bien, no estamos en una situación en la que haya que despedir empleados, pero no sabemos cómo avanzará. Porque no vemos la luz al final del túnel y enero, febrero y marzo serán meses malos para los restaurantes y el sector cervecero”.
Como todas las cerveceras del país, Matuška se enfrenta ahora temporalmente a una reducción del consumo derivada del cierre de la hostelería. Aunque la venta online y la posibilidad de pedir para llevar en muchos restaurantes supondrán una ayuda clave para superar estos tiempos difíciles.
Desde su enclave familiar en el área paisajística protegida de Křivoklátsko, la mini cervecera Matuška ha logrado ganarse las simpatías de muchos aficionados a la cerveza. Tanto es así que es posible comprarla incluso en Bratislava y en la ciudad eslovena de Maribor.
Si alguna vez deciden perderse por los bosques de Křivoklátsko, ya saben que al final del viaje pueden premiarse con algunas botellas para llevar de esta popular cerveza.
