La comida checa es más pesada y más basada en la carne

Houskový knedlík

Es posible que la dieta mediterránea tenga prestigio mundial, pero desde luego todavía no ha llegado a la República Checa. A menudo el visitante latino se sorprende cuando en un típico restaurante checo le sirven, en pleno verano, una humeante combinación de carne y salsa, en la que los “knedlíky”, una especie de rebanadas de masa de pan, amenazan con salirse del plato.

No es que no haya ensaladas, pasta u otros platos más ligeros, pero si el turista desea probar algo típicamente checo tiene que hacerse a la idea de que se va a enfrentar a auténticas bombas de calorías, aunque fuera nos espere un verano de 30 grados a la sombra.

Óscar Grifoll es de Valencia, en la costa mediterránea de España, donde la comida típica está más basada en la verdura y resulta bastante más ligera que en la República Checa.

“Creo que la gastronomía es diferente, muy diferente. Es una gastronomía más de cara al invierno, porque aquí como hace otro clima entonces es más pesada. En España es diferente, no hay una para una época del año. Más o menos todo el año tienes el mismo tipo de dieta. Depende de la zona, pero aquí es más pesada. Es una comida que notas que es de invierno, con mucha salsa, mucha carne…”, comentó.

Foto: archivo de Radio Praga
Por supuesto, todo es cuestión de gustos. Algunos checos, sobre todo los que más se preocupan por la salud y por mantener la línea, aprecian especialmente la comida española y latinoamericana, que en general es más rica en pescado, mariscos, fruta y verduras frescas. Y algunos españoles, como Óscar, poco escrupulosos con la grasa, disfrutan encantados esa pasión checa por la buena carne.

“Y a mí especialmente me ha encantado, porque me gusta mucho la carne, la salsa, la klobasa. Y he aprendido comidas que no existen en mi país. Me ha parecido una comida diferente y muy buena”, explicó.

Desde el gulash a la “klobasa”, que es un tipo de chorizo checo, pasando por el pato, los diferentes tipos de embutido o el codillo de cerdo. Y de acompañamiento patatas, “knedlíky” o chucrut. La cocina checa es todo un paraíso para carnívoros. Que aproveche.

Autor: Carlos Ferrer
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