Antiguo embajador de Costa Rica fue testigo directo del inicio del fin del comunismo
El diplomático costarricense José Joaquín Chaverri fue testigo directo del inicio de la Revolución de Terciopelo que acabó con el comunismo en Checoslovaquia. Como embajador concurrente, con sede en Berlín, organizó la visita del entonces canciller de Costa Rica Rodrigo Madrigal Nieto a Praga planeada a partir del 17 de noviembre de 1989. En entrevista con Radio Praga Internacional recordó aquellos sucesos que ayudaron a cambiar el mapa geopolítico de Europa.
Sin la menor idea de lo que ocurriría en Checoslovaquia por aquellos días, una delegación oficial de Costa Rica había planeado una visita al país comunista centroeuropeo con el que mantenía relaciones diplomáticas.
El embajador José Joaquín Chaverri, con sede en Alemania Federal tenía Checoslovaquia bajo su jurisdicción y preparó un detallado programa que incluía un encuentro con estudiantes. No obstante, la sorpresa no se hizo esperar, tal y como narró vía telefónica a Radio Praga Internacional.“El entonces ministro de RR.EE. de Costa Rica, Don Rodrigo Madrigal Nieto, recibió una invitación para visitar Praga, la cual se concertó el 17 de noviembre de 1989. Ese día llegó el ministro, yo ya estaba en Praga. Una vez instalados en la casa de huéspedes empezamos a ver la Revolución de Terciopelo. Los estudiantes en las calles, la gente manifestándose. Y de pronto nos vimos envueltos –porque nosotros desarrollamos la visita oficial de cuatro días como estaba prevista- y fuimos testigos de los movimientos de los jóvenes, de la revolución que estaba ocurriendo en ese país y que terminó con el comunismo”.
El ambiente de sorpresa no se limitaba a los huéspedes costarricenses. Los representantes del oficialismo comunista trataron de restar importancia a lo que sucedía en las calles, tal vez porque ellos mismos no se lo creían o porque esas eran las instrucciones del momento.“Los dirigentes de ese tiempo nos decían que eran unos pequeños jóvenes que estaban revoltosos, pero que eso pasaría. Por otra parte, nos enteramos, con los líderes de la Revolución, que aquello era el inicio del fin del comunismo y que la revolución de los poetas había ganado. Eso lo vimos un mes después, pero fuimos y participamos en eventos como éste: tuvimos una visita a la Universidad, y cuando llegamos a la universidad estaba cerrada, y los estudiantes con candelas enfrente de la puerta. Nos pusimos a conversar con los estudiantes en huelga, traducidos por una traductora del Ministerio de RR.EE. de la República Checoslovaca que nos contaba cómo era la revolución, qué estaba pasando”.
El antiguo embajador de Costa Rica para Checoslovaquia, José Joaquín Chaverri, recordó con emoción los momentos históricos que vivió en Praga, en el propio epicentro de la Revolución de Terciopelo.“Uno de los momentos estelares de nuestra visita oficial a Praga fue cuando pudimos, con el canciller Don Rodrigo Madrigal Nieto, pasar a la Plaza de San Venceslao con miles de personas en manifestación todas las tardes: familias, niños, padres de familia, jóvenes, todos pidiendo libertad. Pidiendo la llegada de los dirigentes de la libertad. Eso lo vimos y lo admiramos por la paz con que se llevó a cabo esa Revolución de Terciopelo. Ver a los jóvenes luchando por la libertad, sin violencia, con ideas, sacando a los poetas de la cárcel y colocándolos en la dirección correcta de la democracia”.
Una vez finalizada la visita oficial de cuatro días a Checoslovaquia, el ministro de RR.EE. de Costa Rica y su comitiva regresaron a San José con el testimonio fresco y directo del inicio de la transición pacífica del totalitarismo a la democracia, que después se inscribió en los anales de la historia como la Revolución de Terciopelo.
Pero para el embajador Chaverri las labores diplomáticas proseguirían, y con ellas nuevos sucesos de gran envergadura.
“Fui testigo de otro momento del presidente Havel: la visita de Juan Pablo II a Praga. Cuando él (Havel) dio su discurso en el aeropuerto dijo algo así como ‘hace cinco meses, o seis meses, estaba en la cárcel y hoy estoy frente al Papa recibiéndolo como jefe de Estado. Y decía, siento como si estuviera soñando…pero bueno ese fue el cambio que a nosotros nos tocó vivir’. Yo acompañé a su Santidad Juan Pablo II en la catedral de Praga, de San Vito, cuando saludó a centenares de sacerdotes que estaban allí, y después se fue caminando con el cardenal Tomášek, mi amigo, hacia la oficina del Arzobispado”.
El diplomático costarricense había entablado desde antes lazos de amistad con el primado de la Iglesia católica checa, cardenal František Tomášek, al que recordó con respeto y cariño.
“Conocí al cardenal Tomášek personalmente, siempre me abría las puertas, siempre conversábamos; ponía música rock y hablábamos en alemán, para que no nos escucharan ciertos micrófonos que habían en la oficinas de la República Checoslovaca en ese tiempo, en el tiempo del comunismo. Pero él hablaba siempre de la democracia, reconocía nuestro país, nuestra libertad, nuestro vivir sin ejército. Todo eso fue parte del diálogo tan intenso que tuve con el cardenal Tomášek, porque era un amante de la libertad y nosotros los costarricenses somos amantes de la libertad”.Después de la derrota del comunismo en Checoslovaquia las relaciones entre San José y Praga se intensificaron. Y de acuerdo con el antiguo diplomático se trató de relaciones nuevas, sobre bases diferentes.
“Fueron muy interesantes, primero porque había una persona importante: la diplomática checa Edita Hrdá que nos conocía perfectamente bien. Visitó nuestro país varias veces, cuando se dio la apertura de la República Checoslovaca hacia América Latina. Una nueva visión, nuevas visitas de los nuevos dirigentes, ella ocupó cargos muy importantes, fue embajadora de la República Checa en Argentina. Ella nos conocía muy bien, porque un año antes todo el equipo económico del presidente Don Oscar Arias había visitado la República Checoslovaca”.
Tal y como recordara el diplomático costarricense, Chequia es una república joven, un país moderno miembro de la OTAN, Unión Europea y con un importante progreso económico, con frecuencia es sede de conferencias clave para todo el continente.A Chequia le tocó un camino difícil hacia la libertad y la democracia, pero los checos lo lograron y volvieron a sumarse a la comunidad mundial de estados democráticos. No obstante, con ocasión de la celebración del 30 aniversario de la Revolución de Terciopelo resulta muy oportuno recordar que la democracia no es algo dado, recalcó el costarricense.
“La democracia hay que construirla todos los días, no es un bien que compremos hecho y derecho, hay que crear las nuevas generaciones de demócratas, para que sean responsables en sus actos. Para que lleven adelante cada uno de nuestros países: Costa Rica y la República Checa. Cómo estamos hoy, pues nos mantenemos con servicios concurrentes, con visitas y sobre todo con reuniones en la Unión Europea, en Bruselas”.
Chequia es para el diplomático José Joaquín Chaverri un país con una gran esperanza, es innovador y joven. Pero una nación como la checa no debe olvidar que es parte fundamental de una herencia espiritual cristiana, de respeto, de diálogo, de transformación en libertad y democracia, que debe evitar las dictaduras que todos conocemos.