Treinta años de libertad

Foto: ČTK/Kamaryt Michal

Los checos tomaron las calles de Praga este fin semana para celebrar el 30 aniversario del 17 de noviembre de 1989, el día en que empezó el fin del régimen comunista de Checoslovaquia. Las celebraciones fueron por todo lo alto y tuvieron lugar en diferentes ciudades del país.

Foto: ČTK/Kamaryt Michal

Andrej Babiš,  foto: Ondřej Tomšů
En el Museo Nacional, que domina la plaza de san Venceslao, uno de los escenarios de la Revolución de Terciopelo, tuvo lugar el primer programa oficial de este domingo.

El primer ministro Andrej Babiš invitó a los jefes de los parlamentos de los países del Grupo de Visegrád (Polonia, Hungría, Eslovaquia y Chequia) y de Alemania para recordar aquel momento histórico.

En su alocución Babiš recordó que había sido miembro del Partido Comunista, algo de lo que no se sentía orgulloso, según dijo, para acto seguido resaltar el coraje y valor de los disidentes anticomunistas, sobre todo del líder de la Revolución de Terciopelo y primer presidente checo, Václav Havel.

17 de noviembre de 1989 en las calles de Praga | Foto: Paměť národa
Desde tempranas horas de la mañana del domingo la Avenida Nacional (Národní Třída), el lugar de la brutal arremetida de la policía contra los estudiantes, recibió a los primeros políticos y ciudadanos que fueron a rendir homenaje a los que hace 30 años se enfrentaron al régimen comunista.

A lo largo de la jornada miles de personas coparon el lugar, encendieron velas y celebraron con música, debates y actividades culturales las tres décadas de libertad.

En la plaza de san Venceslao tuvo lugar lo que se denominó el Concierto por el Futuro en el que se presentaron los principales solistas y grupos musicales del momento.

Miles de personas, de manera voluntaria y espontánea, recordaron los sucesos del 17 de noviembre de 1989, cuando el régimen comunista checoslovaco empezó a perder la batalla contra las fuerzas democráticas. Por las grietas del Muro de Berlín se habían filtrado los aires de la libertad y los checos y eslovacos empezaron su andar hacia la democracia.

El legado humanista del disidente Václav Havel volvió a resonar con fuerza en la sociedad checa en momentos en que el mundo se enfrenta a nuevos peligros y desafíos. Tal como coincidieran los oradores, ese 17 de noviembre empezó un trabajo que no termina nunca, porque la democracia debe protegerse y construirse todos los días.

Foto: ČTK / Roman Vondrouš