La cara oscura de la Revolución de Terciopelo

Foto: Dušan Bouška

La Revolución de Terciopelo, que destronó a los comunistas del poder, debe su nombre a su transcurso pacífico. No obstante, este hito histórico comenzó con una brutal represión policial.

Foto: Dušan Bouška

El 17 de noviembre de 1989 los estudiantes checoslovacos convocaron una manifestación con motivo de los 50 años de la muerte del estudiante de medicina Jan Opletal, quien fue asesinado por los nazis.

Avenida Nacional,  el 17 de noviembre de 1989 | Foto: Petr Čepek,  ČT24
El régimen dio el visto bueno a este homenaje, que se convirtió al cabo de unos minutos en el comienzo de la democracia en Checoslovaquia.

En la muchedumbre se escucharon eslóganes en contra del régimen opresor, como “¿Quién votó por ustedes?”, “¡Vergüenza!, o “¡Los últimos en Europa!”.

Tras la parte oficial de la manifestación, aproximadamente 5000 personas se dirigieron inesperadamente al centro de la ciudad.

A las 19:00 horas la Policía recibió la orden de bloquear el paso para impedir la entrada de los manifestantes en el área del Castillo de Praga. La procesión se dirigió hacia la Avenida Nacional para seguir a la Plaza Venceslao, pero la Policía cortó el paso también en ese lugar.

Brutalidad policial

La situación se agravó. Los agentes de Policía sacaron porras para impedir la marcha. Una de las manifestantes afectadas por la brutalidad policial ofreció su testimonio a la Radio Checoslovaca.

17 de noviembre de 1989 en las calles de Praga | Foto: Paměť národa
“Un agente ordenó que le pasaran la porra. Probablemente no se la pasaron lo suficientemente rápido, así que se acercó a mí con las manos vacías, me dio un golpe, me agarró el cabello y me golpeó la cabeza sobre un pilar. Cuando se me doblaron las piernas, se puso a darme patadas. Después la gente le empezó a gritar que me soltara”.

Los policías acorralaron a los manifestantes en la Avenida Nacional y cortaron la salida. Una de las vecinas recordó cómo ayudó a un grupo de estudiantes a escaparse del campo de batalla.

“La mayoría de las personas sufrieron un choque. Vi a personas de 18 y 20 años llorando. Me contaron que nunca en su vida habían tenido tanto miedo como aquella noche cuando la Policía soltó los perros sin bozales, cuando en un espacio reducido llegaron dos carros blindados, cuando los agentes formaron un pasillo para que la gente se pudiera escapar, pero mientras tanto los golpeaban con porras, cuando sacaron a varias personas de la muchedumbre y les pegaron hasta que empezaron a sangrar. Me sentía horrible”.

Muchos de los manifestantes acabaron detenidos y transportados en autobuses a interrogatorios, sin ninguna atención médica, recordó un joven afectado.

“Me sorprendió que no llegara la ambulancia. Mi cabeza estaba sangrando y a nadie le importaba. Solamente me dijeron que les iba a ensuciar las cubiertas de los asientos del autobús”.

La violencia policial se cobró más de 500 heridos. Esta intervención brutal agitó a la sociedad checoslovaca que rechazó la violencia y expresó su apoyo a los estudiantes. Durante el fin de semana siguiente, la gente acudía a la Avenida Nacional para encender velas y rendir homenaje a los manifestantes.

Huelgas, huelgas y más huelgas

Al día siguiente, los estudiantes se volvieron a reunir en privado. A la luz de los acontecimientos de la víspera, concordaron que un diálogo con los representantes del régimen no los llevaría a ningún lado.

Foto: Archiv von Jiří Venclík,  Ústav pro studium totalitních režimů
El domingo 19 de noviembre, el escritor y disidente Václav Havel convocó a los representantes de la oposición y el mismo día nació la plataforma Foro Cívico (Občanské fórum) que exigía la dimisión de políticos corruptos y la liberación de los presos políticos.

Los estudiantes de la Academia de Artes Escénicas de Praga convocaron una huelga a la que se sumaron los actores de los teatros praguenses. Al cabo de unos días se realizaron huelgas en los teatros de todo el país. El 20 de noviembre se declararon huelgas también en la mayoría de las universidades checoslovacas.

El mismo día, más de 100 000 personas se manifestaron en la Plaza Venceslao en Praga y desde entonces se llevaron a cabo manifestaciones a lo largo del país.

Las protestas tomaron tales dimensiones que impidieron al régimen cualquier tipo de intervención. Los manifestantes hacían sonar en las plazas las llaves, y este sonido se ha convertido en el símbolo de la Revolución, como el “último timbre” para el comunismo.

El pueblo se ha sublevado

La mayor manifestación tuvo lugar el 25 de noviembre en la planicie de Letná con más de 800 000 personas, ante las que Václav Havel pronunció el siguiente mensaje.

Občanské fórum  (El Foro Cívico) | Foto: archivo del señor Růžička
“En nombre del Foro Cívico, les informo que todo a lo que hemos estado apelando, está pasando en este momento. El diálogo de la sociedad con las autoridades se ha iniciado. Mañana expresaremos nuestro anhelo por la democracia, la libertad y la paz a través de una huelga general. Todos nos preguntamos qué surgirá después de la huelga. Proponemos que los sindicatos se queden en alerta permanente y al mismo tiempo se conviertan en foros cívicos y representantes de la voluntad social de todo el país. Ahora tenemos que estar unidos para que en breve nos podamos disolver en diversas organizaciones estudiantiles, sindicales y políticas liberales. El Foro Cívico quiere ser un puente del totalitarismo a la democracia y la pluralidad verdaderas, que después garantizará unas elecciones libres”.

El lunes 27 de noviembre se realizó la anunciada huelga general bajo el lema “Fin del gobierno de un solo partido”, que contó con la participación del 75% de la población checoslovaca, la mayoría de las empresas, fábricas e instituciones.

Las elecciones libres

Václav Havel  (1989) | Foto: Miloň Novotný

El descontento de los ciudadanos obligó al Partido Comunista a actuar. El régimen comunista estaba agotado y no tuvo fuerzas para enfrentarse a la sociedad sublevada.

El 10 de diciembre, el Presidente Gustav Husák presentó su dimisión y por primera vez desde el año 1948 se nombró el primer Gobierno que no era totalmente comunista.

Foto: Dana Kyndrová
“Inmediatamente después del nombramiento del nuevo Gobierno, dimitiré del cargo de presidente de Checoslovaquia para facilitar el posterior desarrollo. Desde joven creí en el socialismo. Se cometieron errores, sin embargo, no a causa de los pensamientos socialistas, sino que fueron errores de las personas. Ni hoy día veo mejor ideología en el mundo que la socialista y seguiré fiel a ella”.

El 11 de diciembre se iniciaron los trabajos del derrumbe de la “Cortina de Hierro” en las fronteras.

El 29 de diciembre fue nombrado en el Castillo de Praga el nuevo Presidente de Checoslovaquia, Václav Havel. Tras 41 años, suponía el primer presidente no comunista. Este acto puso fin a todas las huelgas.

En 1990 se celebraron las primeras elecciones democráticas cuyo ganador fue el Foro Cívico con el 51%. El Partido Comunista obtuvo el 13% de los votos. La democracia en Checoslovaquia volvió a echar raíces.