Zátopek: “Cuando no puedas más, ¡acelera!”
Conocido como la locomotora, el atleta Emil Zátopek fue el corredor checo más famoso de la historia. Esta semana la nación checa recuerda el centenario de su nacimiento.
“Emil, toda la nación está contigo”, gritaba el comentarista checo en las Olimpiadas de Helsinki del 1952, cuando Emil Zátopek tenía por delante los últimos 100 metros de la carrera de 5 kilómetros. Setenta años después, Zátopek sigue siendo uno de los deportistas checos más exitosos de toda la historia. No obstante, no siempre fue percibido así.
Zátopek nació el 19 de septiembre de 1922, igual que su mujer Dana, lanzadora de jabalina y también campeona de Helsinki. Zátopek ganó su primera medalla de oro en la carrera de 10 kilómetros en las Olimpiadas de Londres en 1948. El momento crucial de su vida llegó cuatro años después en Helsinki. Además de triunfar en la carrera de 5 kilómetros, ganó la de 10 kilómetros y el maratón.
A partir de entonces surgieron más corredores con múltiples medallas de oro, sin embargo, Zátopek mantuvo su fama de deportista excepcional. Richard Askwith, autor del libro Zátopek: Hoy nos morimos un poco, explicó a Radio Praga Internacional, porqué Zátopek fue un deportista tan especial.
“Creo que lo más importante no es lo que hizo, sino cómo lo hizo. Percibía las carreras y el deporte como un medio de trabar amistades y vivir aventuras. Y creo que fue tan amado por la alegría que llevaba al deporte. Si hubiera ganado las mismas medallas y hubiera batido los mismos récords sin tener la misma personalidad, creo que lo habríamos olvidado hace años”.
Zátopek fue conocido por su estilo único y, a primera vista, bastante torpe a la hora de correr. Cuando le preguntaron, por qué mostraba una cara de sufrimiento cuando corría, dijo: “No tengo el don de correr y sonreír a la vez”. De acuerdo con Askwith, Zátopek también fue único por su resistencia al dolor.
“Entrenaba para soportar el dolor. Y desarrolló una capacidad de acelerar cuando pensaba que ya no podía seguir. Hacía un entrenamiento de alta intensidad, cosa que nadie había hecho antes. Fue él quien dijo que si quieres correr para alcanzar un récord mundial, tienes que entrenar al ritmo de récord mundial”.
Emil Zátopek consiguió batir 18 récords mundiales y ganó 4 medallas de oro. Para la Checoslovaquia de los años 50 y 60 era un héroe nacional. Su fama se vio interrumpida por los acontecimientos del año 1968, cuando Checoslovaquia fue invadida por las tropas del Pacto de Varsovia y terminó el período de la liberalización política, conocido como Primavera de Praga. Zátopek firmó el manifiesto Dos mil palabras, que exigía la reforma del Partido Comunista. Desapareció de la vida pública y tuvo que ganarse la vida como albañil.
No obstante, el historiador Petr Blažek advirtió en entrevista para la Radio Checa, que pese a sus logros deportivos, Zátopek no era un icono moral y en varias ocasiones dejó a la propaganda comunista aprovecharse de su nombre.
“Soy consciente de todo lo que logró en el estadio, vistiendo una camiseta checoslovaca. Pero hay que decir que me fastidia que se le presente como una autoridad moral hoy en día. Repetidamente falló en la vida. La propaganda comunista se aprovechaba de él en los años 50”.
Con sus declaraciones, Blažek se refiere al hecho de que Zátopek firmó un documento a favor de la ejecución de Milada Horáková, símbolo de la resistencia anticomunista, publicado en el periódico comunista Rudé právo. Años después, Zátopek también se arrepintió públicamente de sus declaraciones contra la invasión del 68.
Las posturas políticas de Zátopek también fueron uno de los temas, tratados en el libro de Richard Askwith.
“A veces se dejó hundir, pero creo que se encontraba bajo unas circunstancias muy difíciles. Cuando empecé con la investigación para mi libro, alguien me dijo: ‘No nos corresponde juzgar a la gente’”.
A Zátopek tampoco lo juzgaron sus compañeros del mundo deportivo. Según explicó a la Radio Checa Olga Lišková, esposa de Ludvík Liška, otro corredor de las Olimpiadas de Helsinki '52, Zátopek solo quería hacer lo que más le gustaba: competir en las carreras.
“Decía que le daban un papel en blanco o uno ya escrito, y él decía: ‘Y yo qué sé lo que voy a firmar. Para mí es importante correr y la política no me interesa’”.
Zátopek nunca comentó sus actuaciones en público. Según explicó el escritor Askwith, Zátopek fue rehabilitado después de la Revolución de Terciopelo en 1989, pero no se le percibía como un disidente. Perdió la confianza y se retiró de la vida pública. “Mis tiempos ya han pasado, ahora el mundo es de otros”, comentaba Zátopek.
Zátopek murió en el año 2000 a la edad de 78 años y su mujer Dana falleció en 2020.