Vít Kazmar ganó el premio Josef Jungmann por su traducción de una excéntrica novela argentina

Juan Filloy, Op Oloop en español

El hispanista Vít Kazmar ganó recientemente el prestigioso premio Josef Jungmann por su traducción al checo de Op Oloop, novela del escritor argentino Juan Filloy que, según revela en esta entrevista con Radio Praga Internacional, le deparó innumerables retos y problemas.

Vít Kazmar dice que lo que podía parecer casi imposible a él le resultó simple: conseguir dónde publicar una novela bastante complicada y poco conocida como Op Oloop del escritor argentino Juan Filloy. El motivo es que Rubato es como la contracara de casi todas las editoriales ya que suele interesarse en aquellas obras que espantarían a todas las demás. Lo curioso es que ese trabajo de traducción terminó ganando recientemente el prestigioso premio Josef Jungmann que, en realidad, suele distinguir a traductores con más años de trayectoria por lo que, además, de alegrarse mucho, Kazmar sintió una gran sorpresa. Profesor de teoría literaria y literatura latinoamericana en la Universidad Carolina de Praga, Kazmar recuerda que llegó a Filloy a través de otro escritor argentino mucho más conocido.

Vít Kazmar | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Fue a través de Cortázar porque lo menciona a Filloy varias veces, pero al mismo tiempo me parece raro porque una de esas menciones está en Rayuela que, como todo el mundo sabe, está llena de alusiones, citas y nombres de músicos, escritores, pintores, filósofos incluso”.

Entre todas esas referencias, Kazmar señala que hay una mención a Caterva, novela de Filloy publicada en 1937 que se centra en fascinantes discusiones que mantienen siete mendigos, un número importante en su obra ya que sus títulos tienen esa misma cantidad de letras. Kazmar afirma que cuando empezó a especializarse en literatura hispanoamericana en la Universidad Carolina intentó varias veces leer esa novela, pero fracasó rotundamente.

“Pero al mismo tiempo me fascinaba esta sensación de descubrir algo, porque leíamos en la facultad autores que aun ahora me gustan, me inspiran, pero eso tenía un valor añadido: eso de encontrar por tu propia cuenta algo nuevo, algo fascinante, además se trataba de un escritor que es todo un personaje”.

Juan Filloy,  Op Oloop en checo | Foto: editorial Rubato

Por ese entonces, afirma que absolutamente nadie conocía a Filloy, ni siquiera los hispanistas ni sus propios profesores de la facultad. Justamente por eso realizó su tesis de maestría que, bajo el título de ‘Juan Filloy, el mito, el autor y la obra’ intentó introducir en el mundo checo la figura de un escritor que, fuera de ciertos ámbitos especializados, ni siquiera es muy conocido en su país de origen. De todas formas, sí es cierto que el escritor nacido en la provincia de Córdoba en 1894 ha sido reconocido por otros escritores argentinos importantes, pero aún así mantuvo durante su larga vida un aura de autor de culto. Kazmar dice que se trata del típico escritor marginal pero no marginado, y él aporta dos razones que pueden explicar esa característica.

“La primera es su actitud frente a la literatura, frente a su propia producción literaria: él publicaba sus obras en ediciones privadas de pocos ejemplares, en este sentido era elitista y luego mandaba los ejemplares a lectores o personas concretas que él consideraba dignos de su obra. Lo segundo es que nunca vivió en Buenos Aires: visitó la ciudad supongo que muchas veces, pero nunca vivió ahí”.

Juan Filloy,  Op Oloop en español | Foto: editorial Paidós

Pero aun así considera Kazmar que el verdadero motivo de su ubicación marginal como autor se explica recién al abrir uno de sus libros: en su opinión, la dificultad de su prosa y sus constantes estructuras retóricas que parecen provenir de un ingeniero de la lengua, hacen que sus textos no puedan aspirar a un público muy amplio. También explica que se nota en sus libros un esfuerzo por mostrar que, además de ser un erudito, tenía un amplio conocimiento de la vida cotidiana, el cuerpo, el sexo y la violencia. Por otro lado, solía crear una especie de leyenda en torno a su figura, a tal punto que le gustaba contar anécdotas sobre sí mismo y sobre su vida que, según Kazmar, eran demasiado literarias para ser verdaderas.

“Que se carteaba con Sigmund Freud, por ejemplo: una anécdota que le encantaba porque suena bien. Pero parece que una de las personas elegidas era Sigmund Freud y le mandó un ejemplar de Op Oloop a Viena y, por supuesto, puedes mandar un libro a quien se te ocurra, pero luego dice Filloy que a Sigmund Freud le gustó tanto que le envió una pequeña nota de felicitación, y una vez en una entrevista le preguntaron si tenía la nota y él respondió: ‘No, no, se perdió, no la tengo’”.

“Y eso no se puede reproducir en una traducción, y por eso creo que mi traducción es, y creo que era inevitable, más legible que el original. Y creo que no es un error, alguien podría decir eso, pero, no sé, no era posible de otra manera porque el traductor escribe frases también y tienes que entenderla de alguna manera”.

Le gustara o no a Sigmund Freud, Op Oloop es una historia entre psicoanalítica y tragicómica. Su protagonista es un obsesivo estadígrafo proveniente de Finlandia que, por ejemplo, pretende registrar la totalidad de sus orgasmos y, según cuenta Kazmar, tiene varias características en común con el propio Filloy. La más notable es el deseo algo exagerado de vivir metódicamente. Se trata de una novela difícil de traducir que, según revela Kazmar, le causó todo tipo de inconvenientes.

“Todo, es lo más sencillo que te puedo decir: todo. Vamos a enumerar algunos: juegos de palabras, alusiones a obras oscuras, la variedad de registros lingüísticos, desde lo alto de una discusión metafísica hasta el argot porteño de los años 30…”.

Aun impactado al recordar semejante esfuerzo, Kazmar cuenta que, en determinadas ocasiones, llegó a traducir palabra por palabra y, muchas veces, tenía la sensación de estar haciendo un crucigrama ya que cierto vocablo debía cumplir innumerables requisitos para ajustarse de manera adecuada al significado y la intención general de la frase que muchas veces Filloy lleva hasta el extremo del lenguaje.

Vít Kazmar | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y eso no se puede reproducir en una traducción, y por eso creo que mi traducción es, y creo que era inevitable, más legible que el original. Y creo que no es un error, alguien podría decir eso, pero, no sé, no era posible de otra manera porque el traductor escribe frases también y tienes que entenderla de alguna manera”.

En ese sentido, Vít Kazmar, el flamante ganador del prestigioso premio a la traducción Josef Jungmann entiende que incluso a un lector entrenado en el español los libros de Juan Filloy pueden ofrecerle una experiencia muy interesante y enseñarle muchas cosas, pero no cree que sea capaz de disfrutarlos. Él, como traductor, muchísimo menos.

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