“Venía para 20 días y ya llevo cinco meses”

Daniel Menéndez

Daniel Menéndez trabaja como director de un hotel en Praga. Durante tres meses vivió en Budapest hasta que una llamada cambió su vida en menos de una semana.

Daniel Menéndez
Daniel Menéndez trabajaba en un hotel en Granada, pero un día decidió que era el momento de probar suerte en otro país. Nacido en Asturias, pero afincado en la ciudad andaluza durante más de una década, está hartamente acostumbrado a meter su vida en cajas. Madrid, Marbella y, en última instancia, Budapest y Praga, son algunas de las ciudades donde ha vivido. En la capital checa es el director del hotel David, de la cadena española Eurostars. Así fue como comenzó todo.

“Un día me levante por la mañana y decidí que quería cambiar y tuve la oportunidad de salir al extranjero. Antes de estar en Praga, estuve en Budapest. Después de un par de meses haciendo la apertura de un hotel en Budapest, me mandaron a Praga”, explica Daniel.

Lo llamaron requeriendo sus servicios en la capital checa y le dieron de plazo como mucho una semana. Como explica, este viaje precipitado tenía una duración prevista de tan sólo varias semanas.

“Venía para 20 días y ya llevo cinco meses y yo creo que voy a seguir y contento de hacerlo”.

Praga
Finalmente se estableció en Praga y, mientras no suene el teléfono que le anuncie un nuevo cambio, espera vivir aquí como mínimo hasta el verano. Se encuentra feliz, disfrutando de lo que él califica una “experiencia muy enriquecedora”.

“La ciudad me gusta mucho. Es una ciudad que a cualquier lugar donde dirijas la vista encuentras un monumento o algo que admirar y es una ciudad muy limpia. La verdad es que me gusta mucho Praga, es una experiencia muy bonita la que estoy viviendo aquí. Nunca había estado, había escuchado hablar, pero todo lo que te digan se queda corto, porque merece la pena venir a visitarla, si tienes oportunidad de vivir aquí, todavía mucho mejor”.

Budapest
Según explica Daniel, aunque hay muchas semejanzas entre Praga y Budapest, las dos capitales también presentan grandes diferencias.

“En ciertos sentidos Budapest guarda ciertas similitudes con Praga. Es una ciudad monumental y una ciudad preciosa también. Lo que pasa es que Praga y la República Checa -y que no me lo tomen mal los húngaros, si hay alguno escuchando y habla español¬- está un pasito por delante que Hungría y eso se nota a la hora de cómo están cuidados los edificios, del mantenimiento de las calles, de la conservación de todo el patrimonio en general”.

Con respecto a la gente, Daniel opina que el contacto constante con turistas en la ciudad propicia que los praguenses tengan una mentalidad bastante receptiva y que se desmientan mucho de los estereotipos sobre la frialdad centroeuropea.

Hotel David
“Por norma general, la gente es abierta, no te voy a decir que sea una feria. La fama que tiene la gente de Andalucía de que son muy abiertos y todo el día están de fiesta tampoco es así. Es que hay que desmitificar muchos tópicos y este es uno. Aquí en Praga, la gente es relativamente abierta”, comenta.

No obstante, varias situaciones durante su estancia en la capital checa le han parecido muy curiosas. Daniel cuenta una de las anécdotas que le ha ocurrido recientemente y que le sorprendió. “Por ejemplo, antes de ayer fuí a la peluquería, estaba vacía, y en España si está vacía, te cogen y punto. No, aquí tienes que pedir cita, si no tienes cita no te puedes cortar el pelo. Pues vamos a pedir cita y volvemos mañana, sin problema”.

Daniel Menéndez
Trabajador compulsivo, pero encantado con su profesión en “un negocio que nunca cierra las puertas, que siempre tiene la persiana subida”, se siente un poco representante de su país en Praga.

“Yo quiero pensar que este hotel es casi como una embajada, un trocito de España en Praga. Entonces, aquí hacemos las cosas muy a la española. De la gente que hay en recepción hay cinco personas, cuatro hablan español. Si entra alguien nuevo, es una persona nueva, no es el cambio del equipo entero. Además las directrices a nivel cadena vienen marcadas desde el cuartel general que se encuentra situado en Barcelona, así que aquí más o menos se hace todo un poco a la española”.

Ahora que llega el buen tiempo, Daniel espera que su trabajo le permita hacerse una escapada para visitar los castillos checos. Como gran amante del mar, disfruta paseando por la orilla del río, lo más cercano al océano que puede encontrar en la República Checa.