Una nueva línea de metro circular podría cambiar la forma de viajar en Praga y alrededores

La estación Krč Hospital (visualización) de Jiří Černický

Las autoridades de Praga analizan construir la línea O de metro, que conectaría con las ya existentes. Con su recorrido circular, buscará desalentar el uso de automóviles.

Las autoridades de Praga barajan la posibilidad de llevar adelante un ambicioso proyecto para mejorar sustancialmente el transporte en la ciudad y sus alrededores.

Visualización de la lídea D del metro praguense,  fuente: ČT

Se trata de la línea O de metro, una iniciativa que, de concretarse, conectaría las líneas ya existentes, además de ofrecer diversos puntos de combinación con otros medios de transporte. Su recorrido rodearía la ciudad, con la intención de facilitar el desplazamiento de ciudadanos que no viven en el centro. Así, se espera que los habitantes prioricen esta opción sobre los automóviles particulares.

En una primera fase, la nueva línea O tendría su punto de partida en Podbaba, al noroeste de Praga, y pasaría por Dejvice, Smíchov, Dvorce, Budějovická, Vršovice, Žižkov, Vysočany y Čakovice. La segunda etapa incluiría el regreso a Podbaba por el norte, pasando a través de los distritos de Ďáblice y Bohnice. Con 23 estaciones en total, los 36 kilómetros de la línea la conectarían no solo con las tres líneas de metro existentes, sino también con la futura línea D.

El recorrido más lógico

Gracias a su diseño, la línea les ahorraría a los pasajeros tener que pasar por el centro de la ciudad para poder desplazarse de un punto a otro.

Adam Scheinherr | Foto: Český rozhlas

Según el vicealcalde mayor de Praga, Adam Scheinherr, el proyecto acortaría considerablemente los viajes realizados hasta ahora en transporte público o en automóvil. Scheinherr es uno de los representantes del movimiento Praha Sobě, la iniciativa ciudadana que forma parte de la coalición de gobierno en la Alcaldía de Praga y uno de los impulsores del proyecto.

Según su análisis, las nuevas conexiones alentarían a los numerosos habitantes de la región de Bohemia Central, muchos de los cuales trabajan en la capital, optar por el transporte público, hecho que aliviaría las calles del centro de la capital.

Las estimaciones realizadas toman como referencia las cifras actuales de pasajeros transportados e indican que 150 000 pasajeros podrían usar la nueva línea todos los días entre las estaciones de Smíchov y Budějovická. Esta cifra, se calcula, podría duplicarse en el futuro, ya que, en los próximos años, la población de la capital aumentará en varios cientos de miles de habitantes, además de contar con una mayor cantidad de visitantes a la actual.

Dudas sobre la obra

Los estudios del proyecto podrían finalizar en 2025 y, en caso de su aprobación, la ciudad podría obtener un permiso de construcción para la primera parte sur de la línea en 2033. Para concretar esta faceta, Scheinherr  asegura que deberá realizarse una de las mayores inversiones en la historia de la ciudad.

Sin bien la idea ha tenido una acogida generalmente positiva por parte de las fuerzas políticas, algunos referentes señalan que el concepto proviene de un proyecto anterior, que no llegó a concretarse.

En la misma línea, se muestran reticentes a creer la promesa de concreción de la iniciativa. La desconfianza se vio, en parte, motivada, por la reciente experiencia de la línea D: el permiso de obra se atrasó considerablemente, de forma que no pudo comenzar su construcción hasta esta primavera.

Foto: Khalil Baalbaki,  Český rozhlas

La línea D debería medir aproximadamente 10 kilómetros y conectar Pankrác y Písnice, en una primera etapa, para luego extenderse desde Pankrác hasta Náměstí Míru. El costo estimado de este proyecto es de más de 4000 millones de euros.

De esta manera, los beneficios de la ambiciosa línea O chocan con las expectativas reales, que incluyen una miríada de dificultades. Algunos de esos obstáculos se han ejemplificado en la línea D, que consiste en un proyecto mucho menos complejo y costoso que el de la línea O. En definitiva, la obra podría llevar unos 40 años y su costo, según los propios impulsores de la iniciativa, es prácticamente imposible de calcular al presente, puesto que aún no se han definido los métodos de construcción.

Autores: Anaïs Raimbault , Juan Muttoni
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