Una campana de diez toneladas para conmemorar el expolio nazi

Un nuevo proyecto surgido busca elaborar una majestuosa campana en Praga en recuerdo de las miles de campanas robadas en el país durante la ocupación nazi.

Foto: Sanctus Castulus

Tal y como evidencia la historia, la ocupación y presencia de los nazis en diferentes territorios se tradujo habitualmente en el expolio indiscriminado de los mismos. Existen múltiples ejemplos y Chequia, sin duda, es uno de ellos. La presencia alemana en el país se prolongó desde 1939 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial y dejó un rastro de destrucción cuya huella aún perdura.

En esta línea, el nuevo proyecto surgido en Praga, #9801, busca conmemorar las miles de campanas de iglesias y torres que fueron robadas y fundidas por parte del Reich en 1942. Así, el curioso nombre del proyecto contiene un doble significado: por un lado, se trata del número de campanas infamemente tomadas y destruidas por los nazis y, además, es el peso en kilos de la nueva y majestuosa campana de bronce que se elaborará para la ocasión.

Marek Vocel | Foto: Jan Faukner,  Zvon #9801

Marek Vocel, uno de los precursores de la propuesta, se refirió a cómo la ocupación nazi primero y la posterior desidia de las autoridades soviéticas después, hicieron que Chequia perdiese un patrimonio de gran valor.

“El ejército alemán que ocupaba Checoslovaquia tomó 9801 campanas de las torres e iglesias checas y las trasladó a Hamburgo a las fábricas de guerra, fábricas de armas. Después de la Segunda Guerra Mundial, el régimen comunista no apoyó ninguna renovación de campanas nuevas, por lo que aún falta más de la mitad. Para nosotros es una situación muy triste que ahora, 30 años después de la Revolución de Terciopelo, los checos no hayan podido renovar su colección de campanas".

De casi diez toneladas, la nueva campana representa un proyecto realmente ambicioso y que se financiará a través de una colecta pública cuyo objetivo es alcanzar los cerca de 400 000 euros necesarios para su ejecución.

Elaborada en Innsbruck, Austria, esta será, además, la segunda más grande de todo el país.

El arquitecto Josef Pleskot, quién también integra el grupo detrás de este proyecto, lo identifica como una vía para preservar el recuerdo de los días y los episodios más grises de la historia del país.

Josef Pleskot | Foto: Jan Faukner,  Zvon #9801

“Se refiere de manera muy directa a lo trágico que ocurrió aquí durante la Segunda Guerra Mundial. Fue una tragedia cultural, una tragedia de toda la sociedad. Creo que llamar la atención sobre este evento histórico a través de este acto, este recuerdo, es absolutamente maravilloso”.

Si bien existen aún detalles por aclarar acerca del proyecto, Marek Vocel insiste en el gran valor del mismo como una empresa que favorezca la cohesión social, además de su inherente valor conmemorativo e histórico. Además, en un futuro, la propia campana podría servir como fuente de ingresos para así financiar la restauración de otras muchas a lo largo de todo el país que así lo precisan.

“Nos gustaría conectar a la sociedad, que sentimos que se ha dividido en los últimos años debido a problemas políticos, el Covid y otras cosas. Creemos que este debería ser un momento en el que todos estemos juntos y recaudemos el dinero y renovemos esta gran campana. La campana no debe ser solo un monumento conmemorativo, sino que debe ser una forma de recaudar dinero en un futuro lejano para renovar las campanas que aún faltan en las torres".

Cuál será la forma definitiva de la campana, por ejemplo, es uno de los puntos a resolver, ya que su monstruoso tamaño hará que se precisen hasta cuatro timbres para hacerla operativa.

Por el momento lo que sí sabemos es que contará con una ubicación provisional hasta 2024, cuando será trasladada de forma definitiva a la isla de Rohanský, en Karlín. Esta elección no es fruto de la casualidad, sino que se trata del mismo lugar donde, hace ya 80 años, los nazis acumularon los miles y miles de campanas robadas, dando lugar a una impactante imagen.