En el Castillo de Praga se rindió homenaje a las víctimas de las guerras
En la Sala Vladislao del Castillo de Praga se celebró este domingo un concierto por las víctimas de los conflictos bélicos. Más de cien campanas sonaron además en varias iglesias de la capital.
Rendir homenaje a las víctimas de la guerra en Ucrania y a las de todos los conflictos armados en el mundo fue el objetivo de la presentación del Réquiem de guerra del compositor británico Benjamin Britten en el Castillo de Praga. Esta composición es considerada una de las obras musicales clave del siglo XX, que surgió en reacción a la Segunda Guerra Mundial. Además, como indica el director de orquesta Lukáš Vasilek, es una obra muy exigente, por lo que es interpretada únicamente en ocasiones excepcionales.
“Al interpretar esta obra, no hay lugar para la inseguridad o para cometer errores. Es como si uno pilotara un enorme avión. Si algo no sale, todo lo demás es ya un desastre”.
A las seis de la tarde del domingo doblaron en Praga durante diez minutos unas cien campanas, por ejemplo, las de la Catedral de san Vito, las de la iglesia de san Nicolás y las del templo de Nuestra Señora de Týn, que precedieron al concierto de la Sala Vladislao. Como sostuvo para Radio Praga Internacional Marek Vrabec, uno de los organizadores del concierto, que sonaran las campanas no fue nada casual.
“Desde tiempos remotos las campanas estaban vinculadas con acontecimientos de gran importancia, anunciaban el fin de la guerra, sonaban por los caídos. También, la tradicional inscripción en las campanas era ‘Alabo a Dios, llamo a los vivos, lloro a los muertos y rompo rayos’. Y a nosotros nos pareció ser este un lema excelente para este concierto y un valor añadido a la actividad”.
La majestuosa obra de Britten fue interpretada por varias orquestas y coros de Chequia y Ucrania, por lo que la organización del evento fue bastante complicada, como reconoció para la Radio Checa el director de orquesta.
“Efectivamente, la organización de este concierto es bastante exigente por la requerida participación de dos grandes orquestas y una orquesta de cámara, además de otros cuerpos musicales. En este caso tocaron la Filarmónica Checa, la Filarmónica de Praga, un grupo de músicos de la Orquesta Sinfónica de Kiev –que están actualmente en el exilio en Alemania–, un gran coro mixto, un coro infantil y tres solistas. En resumidas cuentas, interpretar el Réquiem de guerra de Britten es bastante difícil, ya que tiene varias capas musicales”.
La obra está acompañada, además, por unos poemas muy sugestivos y emotivos escritos en las trincheras de la Primera Guerra Mundial por el soldado británico Wilfred Owen.
Al inicio y al final del concierto en la Sala Vladislao del Castillo de Praga repicó la más grande campana de la Catedral de san Vito, la llamada Juan Bautista, que suena precisamente por los muertos. En este caso fue por los caídos en la guerra en Ucrania que desencadenó Rusia, como recalcó para la Radio Checa uno de los organizadores del concierto, Marek Vrabec.