Un Silla para la Soledad, de Ignacio Samper, llega a Praga

Ignacio Samper, foto: archivo de   Ignacio Samper

La novela ‘Una Silla para la Soledad’ del escritor español afincado en Chequia, Ignacio Samper, se ha presentado en el Instituto Cervantes de Praga. Con él hemos hablado de los entresijos de la obra y de su próximo proyecto.

La oscura y angustiosa vida de Daniel, un hombre recluido en su propia soledad, embarcado voluntariamente en un viaje hacia sí mismo, cada vez más lejos de los demás, es la historia detrás de la novela ‘Una Silla para la Soledad’, del español residente en Praga Ignacio Samper.

Aunque publicado en 2015, el libro ha tenido el privilegio de contar con otra presentación oficial este mes en la capital checa, en el Instituto Cervantes, consagrando así a Samper como parte de esa pequeña pero creciente comunidad de autores hispanohablantes que viven y producen sus obras en la República Checa.

Ignacio Samper,  foto: archivo de   Ignacio Samper
‘Una Silla para la Soledad’ explora la sensación de vacío y ausencia de sentido vital en el ser humano, afirma Samper en entrevista para Radio Praga.

“Está bastante al margen de la sociedad, motu proprio ha decidido enclaustrarse en sí mismo. Gira todo en torno a la soledad, que asume como buena porque es lo único que le queda. Es una persona que tiene de todo a nivel material pero a nivel afectivo tiene unas carencias gigantescas. Entonces él disfruta de su soledad. Eso obviamente implica odiar a todo el mundo y la poca gente que le queda alrededor, que él tolera, le va desapareciendo.

El punto clave de la novela, que divide la trama en dos partes claramente diferenciadas, es un cambio radical, de consecuencias nefastas, provocado por el mismo personaje principal.

“Él sufre diversas pérdidas. Justo en la novela empieza a haber un cambio en su vida, que él empieza a ver un poco de movimiento, un nuevo paisaje en su monotonía. Pero es un cambio que le viene impuesto, como todo en él, es un sujeto pasivo en su propia vida, pero ese cambio le gusta. Y tiempo después inconscientemente se lo acaba provocando él mismo, en un estado un poco de demencia, y luego se da cuenta de que es un cambio demasiado terrible si es perpetuo, como le sucede”.

El Daniel creado por Samper es en cierta manera negativo, tóxico, pero al mismo tiempo, y conforme la historia se va desarrollando, despierta también la piedad del lector. Ni se merece la cadena de desgracias que va sufriendo ni es en el fondo responsable de no verse integrado en el mundo que le ha tocado vivir.

“Es un producto de la sociedad, porque a nivel material tiene todo. Es una persona que a los 30 años tiene su casa, su coche, su negocio y su relación estable. Es el pack de la felicidad de Occidente pero él no es feliz, a él le ha tocado y por su bagaje personal no es feliz. Ha aprendido que eso es lo que tenía que tener, lo tiene y se da cuenta de que no le aporta nada especial. Pero tampoco sabe adónde quiere ir, no sabe realmente lo que le va a hacer feliz, no sabe cuál es su camino ni dónde está su sitio, pero tampoco hace nada. Es tan pasivo que él simplemente se queda así, resignado a aguantar 50 años más y morirse en ese mismo entorno”.

Una novela arriesgada

Foto: archivo de   Ignacio Samper
‘Una Silla para la Soledad’ pasó siete años en el cajón antes de ser rescatada, revisada y publicada. En la editorial Constraescritura, donde Samper había trabajado anteriormente, cuando se trataba solo de un proyecto literario y artístico, decidieron conservar toda la esencia original de esta obra de juventud y realizar tan solo algunas correcciones de estilo.

La idea central al sentarse a escribir la novela fue imaginar los antecedentes y resultados de este cambio drástico que divide la historia en dos.

“Tenía 22 años y quería ponerme a escribir algo largo, y di con el tema por causalidad. No vino a raíz de la soledad, sino de este cambio que te digo, que es un cambio que la gente normalmente nunca se provoca, porque es drástico, y me imaginé cómo sería la vida de una persona que se lo provocara pensando que es una mejora. Y luego, claro, ese tipo de circunstancia, personal y física, entraña mucha soledad en el fondo. Quise intentar trabajar desde una soledad preexistente, cómo podría evolucionar con esa situación hacia algo incluso contrario, y una mejora que realmente no lo sería”.

La novela, editada en una tirada reducida, se distribuye en librerías alternativas, más dedicadas a la literatura underground y experimental, y su público se mueve en ese espacio existente entre la alta cultura y la literatura de masas. Las críticas recibidas valoran sobre todo el carácter arriesgado de la narración, explica Samper.

Ignacio Samper,  foto: archivo de   Ignacio Samper
“Una de las críticas que he recibido es que a veces hay demasiados paisajes oníricos y demasiado pensamiento. Pero no todo es un monólgo interior infumable. En la primera parte es verdad que pasan más cosas y la segunda es más reflexiva. Pero no significa que sea una novela aburrida que es simplemente de monólogo interior: tiene bastantes historias y tiene puntos de interés que la gente aprecia. En general la gente me ha hecho buenas críticas. También entiende que es mi primera novela, que la escribí bastante joven, y valoran eso. Se nota que hay frescura, atrevimiento, de probar cosas en las que ahora no me atrevería a meterme, que eran bastante difíciles”.

Ignacio Samper tiene la suerte de poder trabajar a distancia, desde casa, en su propio negocio, lo que le permitió establecerse en Praga y dedicar desde entonces cada viernes plenamente a la escritura.

La etapa praguense le está cundiendo, y de hecho está a punto de acabar su segunda novela, nos anuncia.

“Una de las excusas de venir a Praga era escribir una novela o la segunda parte de una novela. Empecé hace dos años y medio más o menos, la empecé en Madrid, que es donde transcurre la primera parte. Hace dos años me vine aquí, no había terminado la primera parte aún, la acabé en Praga. Empecé la segunda parte este verano, y la verdad es que me ha cundido más aquí, me inspiró más Praga para construirla, y espero acabarla dentro de dos tres meses, quizás un poco más contando con las revisiones. Es un libro en el que tengo más esperanzas puestas en él que en el primero, porque en este mi ambición era acabarlo. En este he mejorado la escritura y el estilo, es otro tipo de libro, más maduro, más profesional”.

Ignacio Samper, licenciado en Comunicación Audiovisual, acabó dedicándose profesionalmente a la promoción publicitaria. Además de ‘Una Silla para la Soledad’ ha publicado el libro de relatos ‘Pulsos y Tránsitos’.

Autor: Carlos Ferrer
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