Un nuevo método usado en Brno evita la amputación de la tibia con displasia congénita

El Hospital Universitario de Brno se sumó a los pocos centros en todo el mundo que pueden curar la displasia congénita de tibia. Antes, en la mitad de los casos, la enfermedad resultaba en la amputación, mientras que ahora los niños llevan una vida completamente normal.

Foto: FN Brno

La República Checa registra anualmente entre uno y tres casos de displasia congénita de tibia, anteriormente llamada pseudoartrosis congénita de tibia, una enfermedad que supone la deformidad en el hueso de la tibia. Los pacientes pueden nacer ya con la tibia fracturada o una deformidad en el hueso, que se rompe en el primer año de edad. La enfermedad siempre se produce en una sola pierna y la curación natural en este caso es imposible.

Hasta hace poco tiempo, los niños tenían que someterse a entre ocho y doce operaciones, de las que solo el 50 % resultaban exitosas y frecuentemente la enfermedad suponía la amputación o una vida con una pierna completamente disfuncional. Además, las operaciones solo se podían realizar a partir de tres o cuatro años de edad del niño.

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Pero en 2020, los médicos del Hospital Universitario de Brno comenzaron a poner en práctica un nuevo método de tratamiento, llamado Cross Union, que aprendieron de centros médicos estadounidenses. El tratamiento se puede aplicar desde los 18 meses de edad debido al grosor de la tibia, que a esta edad es de unos 4 milímetros.

Una intervención temprana es importante para prevenir otras distorsiones derivadas como la diferencia de longitud entre las piernas. Según Karel Urbášek, médico de la Clínica de Cirugía Pediátrica, Ortopedia y Traumatología del Hospital Universitario de Brno, la operación temprana tenía también un impacto sociológico y psicológico, ya que los pacientes podían sumarse a la vida cotidiana antes y mejorar su nivel de inclusión en los colectivos infantiles. Sobre el método Cross Union conversó con la Televisión Checa.

“El método es único por el hecho de poder realizarse en pacientes mucho más jóvenes, con los métodos anteriores no era posible. Basándonos en nuestra experiencia y en los datos de todo el mundo, este método presenta los mejores resultados”.

Foto: FN Brno

El propio método consiste en varios pasos. Los cirujanos limpian la deformación de la tibia de los tejidos patológicos y corrigen la deformidad. Posteriormente, fijan el hueso con un clavo telescópico, que en la parte superior de la tibia queda fijado con una rosca y en la parte inferior con un alambre, lo cual permite que el hueso crezca con el paciente. El hueso también está fijado con una férula adicional temporal de titanio.

Para que los dos huesos de la tibia puedan unirse con éxito, los médicos tienen que tomar un injerto óseo del hueso coxal. En este caso, es necesario extirpar todo el hueso interior de una mitad de la cadera del paciente, que se queda, prácticamente, como una “cáscara”.

Foto: FN Brno

La regeneración completa de la cadera se produce en un intervalo de entre seis y doce meses. La curación primaria de la pierna se realiza en unas seis semanas. Es entonces cuando los niños pueden empezar a caminar por primera vez en su vida. Martina Břínková, madre de Antonie, una niña de tres años que había nacido con displasia congénita de tibia y fue operada en Brno, habló sobre su experiencia y sus sentimientos con la Televisión Checa.

“Sentí un alivio y una felicidad tremenda. Puesto que nos explicaron las cosas muy pronto, estuvimos más tranquilos y sabíamos que había una solución, un solución permanente”.

Los médicos del Hospital Universitario de Brno han operado desde 2020 a diez pacientes hasta el momento, el menor no tenía ni dos años de edad. En ninguno de los casos se produjeron complicaciones vinculadas al tratamiento.

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