Tras las huellas de los exiliados españoles en Checoslovaquia
La vida de los españoles exiliados en la antigua Checoslovaquia con todas sus alegrías y desengaños, fue el foco de interés de la escritora española Encarna Castillo durante su estancia en la capital checa.
La autora se propuso indagar en su historia familiar y rescatar del olvido los traumas que heredó tanto la generación ‘silenciada’ de sus padres, como la suya y destaca que la tercera generación, la de los nietos, se diferencia ya por tener voz.
“Sin conocimiento de lo que es nuestra historia, pero a un nivel más de calle, a un nivel de ciudadanos de a pie, no somos conscientes de nuestra propia identidad, cuando estudiamos por ejemplo la Guerra Civil, la mayoría de libros se centran en batallas, en movimientos políticos, etc. También hay otra corriente más antropológica, y a través del tamiz de la literatura eso es lo que yo quiero recuperar y a través de este análisis reflexionar sobre la identidad, cómo no somos conscientes de los traumas de nuestras familias de los años 30, los hijos por supuesto sí, pero los nietos los hemos heredado, y es este trabajo en ser consciente de cómo nos moldea la historia”.
Una mirada a la inversa
Este tema, que sigue siendo candente en la sociedad española, llevó a la escritora a interesarse también por el destino de los españoles exiliados. El libro que atrajo su atención hacia la antigua Checoslovaquia fue ‘Testamento en Praga’ (‘Testament a Praga’) de la escritora catalana Teresa Pàmies (1919 – 2012), galardonado por el premio Premi Josep Pla. Teresa Pàmies, comunista por convicción, pasó su exilio en varios países como Francia, República Dominicana, México, hasta instalarse por diez años (1948 – 1958) en la Checoslovaquia socialista, donde trabajó en las emisiones de Radio Praga en español y catalán.Con el propósito de escribir una novela sobre el exilio español en Checoslovaquia, a Encarna Castillo le fue concedida una beca de la UNESCO para tomar parte en el programa residencial de dos meses Praga la ciudad de la literatura. La escritora comentó a Radio Praga uno de los temas que le gustaría abarcar en su libro.
“Yo buscaba un personaje que hubiera vivido en una república socialista en los años más duros en regímenes totalitarios como hubo aquí en Checoslovaquia en los años 50 y claro esto en España, lo que era la vida en la república socialista, se tenía muy idealizada sobre todo por los simpatizantes de izquierdas o por afiliados de a pie del Partido Comunista, no sé, mi propia familia idealizaba mucho lo que era vivir aquí, entonces yo buscaba un personaje que hubiera vivido realmente y que desmontara estos tópicos que en España se tenía en los años 70 y que por supuesto no eran ciertos”.
Los caminos tortuosos del exilio español
Según las investigaciones de la escritora, tras la Guerra Civil se registran tres oleadas de inmigrantes españoles que llegaron a Checoslovaquia, de los que la mayoría fueron miembros del Partido Comunista de España. En 1948 un grupo partió a la capital checa desde Francia, que fue para muchos el primer sitio de refugio.Ese mismo año la separación de la Yugoslavia comunista de la esfera de influencia de la Unión Soviética desató otra ola migratoria. La escritora comenta las consecuencias de dicho conflicto.
“Con la ruptura Tito–Stalin ya no podían quedarse allí, porque en aquel momento el Partido Comunista de España seguía las órdenes dictadas desde Moscú, y eligieron venirse a Praga un colectivo y la otra parte fueron enviados a Ústí nad Labem, ciudad en el norte de Chequia, sobre todo allí enviaban a los que no estaban tan de acuerdo con las directrices del partido”.
En 1950 la IV República francesa resultó funesta para los intereses de los revolucionarios españoles. El Partido Comunista de España fue ilegalizado y se ordenó la detención de sus cuadros políticos. Muchos de ellos fueron enviados a Córcega y Argelia. Al final hubo quienes pudieron marcharse a Checoslovaquia gracias a la iniciativa del Partido Comunista de España, como fue el caso de Vicente Uribe, ex ministro de Agricultura durante la Segunda República Española.
Encarna Castillo entrevistó durante su estancia a los descendientes de los españoles exiliados, entre ellos a Violeta Uribe, hija del mencionado ex ministro, o también a Antonio Casado Machado, sobrino-nieto del poeta español Antonio Machado.
Entre dos mundos
El propósito de Encarna Castillo es abarcar la problemática del exilio en el país centroeuropeo en su totalidad. Se centró en el testimonio de Teresa Pàmies, ya que fue testigo de los cambios políticos de Checoslovaquia y vivió tanto las ejecuciones de los líderes del Partido Comunista Checoslovaco en 1952, como la invasión de los tanques rusos en 1968. Un acontecimiento crucial fue la muerte de Stalin en 1953, que generó entre muchos partidarios un gran desencanto con la ideología comunista.“Por lo que yo noto cuando leo ‘Testamento en Praga’, noto este desencanto, pero a esas alturas ya no podían dar marcha atrás, habían dejado todo en España, estaban viviendo un exilio eterno, no veían la manera de volver a España, pues lo más fácil era aceptar esos desengaños y seguir adelante y seguir siendo gente del partido, porque dónde iban a ir, a España todavía no, aunque alguna gente volvió a partir del año 56, que Franco abrió un poco las puertas, pero realmente su vida ya la tenían hecha aquí, vivían un poco de manera esquizofrénica, eran conscientes de este desencanto, pero a la vez si querías tener un trabajo, una casa, etc. tenías que seguir siendo fiel al partido”.
La publicación de la novela sobre lo que siginificaba vivir como exiliado español en Checoslovaquia está planeada para el otoño del 2018 y la escritora, que se ha enamorado por completo de la capital checa, mencionó que podría realizarse asimismo una versión checa, ya que el tema podría despertar interés también entre el público local.
Encarna Castillo nacida en Barcelona en 1965 es escritora, editora y experta en redes sociales y marketing cultural. Ha publicado varios títulos de arquitectura, dos libros de poesía y las novelas ‘Cold Turkey’ y ‘Venta del Rayo’.