Se cumplen 25 años de la dimisión de Havel como presidente checoslovaco
Hace 25 años el entonces presidente checoslovaco, Václav Havel, anunció su dimisión. La razón fue clara y sencilla: la Asamblea Nacional Eslovaca había aprobado una declaración sobre la soberanía de Eslovaquia que significó el inicio del fin de Checoslovaquia.
En los primeros años de su andar por los senderos democráticos algunos sectores políticos eslovacos sintieron la necesidad de hacer ajustes en el sistema de convivencia con los checos en el marco de Checoslovaquia.
Surgieron diferentes presiones sobre la necesidad de que las delegaciones internacionales de alto nivel viajaran también a Bratislava, capital de Eslovaquia.
Se propuso agregar un guion en el nombre del país que pasó a Checo-Eslovaquia, a la vez que se propuso que dejara de ser una república federativa y se convirtiera en una confederación.
Simplificando el enorme tire y afloje de aquellos días, los primeros ministros de entonces Václav Klaus, por Chequia, y Vladimír Mečiar, por Eslovaquia, empezaron los primeros pasos del “divorcio de terciopelo” que llegaría en 1993.El 17 de julio de 1992 la Asamblea Nacional Eslovaca aprobó la declaración de soberanía de Eslovaquia, poniendo fin al proyecto checoslovaco.
Ese mismo día el presidente federal, Václav Havel, anunció su dimisión en un discurso a la nación transmitido por la Televisión pública.
“No quiero ser un freno para la evolución histórica, pero tampoco quiero ser un simple burócrata que espera el momento en que se le diga tienes que abandonar tu cargo de forma definitiva“.
Esa noche ardieron en toda Eslovaquia las hogueras de la soberanía, costumbre que perdura hasta el presente.
El paso dado por la Asamblea Nacional Eslovaca tomó por sorpresa a la población checa que no estaba muy enterada de las negociaciones y planes de los políticos.
Algunos dieron a entender que la actitud de Eslovaquia había empezado a convertirse en una carga para el desarrollo de Chequia, mientras que otros aseguraban que había llegado el momento de poner fin al dictado de Praga sobre Bratislava.
Todo intento de consulta pública fracasó, los primeros ministros Václav Klaus y Vladimír Mečiar empuñaron el cuchillo de la partición del país que llegaría en 1993.Los políticos checos y eslovacos suelen resaltar que la separación se llevó a cabo de manera pacífica, a diferencia de procesos similares que tuvieron lugar por aquella época en las antiguas Unión Soviética y Yugoslavia.
Después del fin del estado común, checos y eslovacos mantienen y desarrollan relaciones estupendas, que les convierten en aliados indiscutibles a nivel internacional y los eslovacos siguen siendo la minoría más numerosa de Chequia.