República Checa celebra cinco años de su ingreso en la UE
La República Checa celebra los cinco años de su ingreso en la Unión Europea. Apoyándonos en reacciones de políticos y declaraciones de ciudadanos checos, intentaremos hacer un balance de este periodo tan importante de la historia moderna de nuestro país.
El ingreso de la RCh en la UE
Con la canción Babeta, de los músicos checos Jiří Šlitr y Jiří Suchý, el ex primer ministro, Vladimír Špidla, aplaudió en la plaza Hradčanské Náměstí, de Praga, el resultado del referéndum que en julio de 2003 decidió a favor del ingreso de la República Checa en la Unión Europea.En la votación participó poco más de la mitad del electorado. El 70 por ciento expresó su deseo de formar parte de la Europa común.
Tras diez meses de acaloradas negociaciones y febriles preparativos, el 1 de mayo de 2004 se produjo la adhesión, junto con otros nueve países, de la República Checa a la Unión Europea.
En el discurso pronunciado con este motivo por Vladimír Špidla, el entonces jefe del Gobierno destacó que ante el pueblo checo se abrían amplias perspectivas.
“Es un éxito para la República Checa. La entrada en la Unión Europea significa ciertas garantías para nuestro futuro desarrollo. Ingresamos en esta comunidad de países confiando en mejores perspectivas, con la esperanza de una vida mejor y personalmente estoy convencido de que sabremos responder a las posibilidades que se nos ofrecen”, declaró Špidla.
Gran parte de los ciudadanos checos encararon la nueva situación con expectativas optimistas, considerando que el ingreso de su país en la Unión Europea les ofrecía nuevas oportunidades en varios sectores, especialmente, en el laboral y el comercial.
Al mismo tiempo, surgieron preocupaciones en torno a la pérdida de soberanía que suponía la entrada en la Unión Europea. Entre los euroescépticos estuvo también el presidente Václav Klaus, quien dijo que la República Checa se disolvería en Europa como un terrón de azúcar en una taza de café.
Cinco años después
Cinco años después, la mayoría de los ciudadanos checos coinciden en que fueron muchos los aportes que resultaron del ingreso del país en la Unión Europea.
En la conferencia titulada ‘Ampliación de la UE – cinco años después’, que se celebró a principios del año en Praga, el hoy primer ministro saliente, Mirek Topolánek, acotó que la entrada de la República Checa en la Europa común supuso, en primer lugar, su regreso a los principios de la democracia.
“Más que el regreso a Europa, la entrada en la UE significó para nosotros el regreso a la libertad. De ahí deriva también nuestro comportamiento en esta institución, nuestra actuación en los debates a nivel comunitario. Y es que somos extraordinariamente sensibles a todo lo relacionado con la libertad”, sostuvo Topolánek.
Los políticos europeos coincidieron en Praga en que la ampliación de la Unión Europea, hace cinco años, fue beneficiosa política y económicamente tanto para los países que entraron como para los que ya estaban.
De esta manera, no se confirmaron las preocupaciones de algunos viejos miembros que temían que la ampliación de la Unión Europea afectaría negativamente sus economías, recalcó Topolánek.
“De la ampliación de la UE se beneficiaron también los viejos países miembros. Sus temores de que el ingreso de los diez nuevos supusiera gastos extra no se cumplieron, en absoluto. Todo lo contrario. La ampliación de 2004 impulsó su crecimiento económico abriéndoles nuevas oportunidades de inversión”, dijo Topolánek.
Opinión pública
Todo parece indicar que no sólo los políticos son conscientes de los beneficios que aporta al país su membresía en la Unión Europea. Según se desprende de varias encuestas realizadas en los últimos cinco años, el número de ciudadanos contentos con la afiliación de la República Checa a los Veintisiete va en aumento.En 2004, poco después del ingreso del país en la UE, el 45 por ciento de los checos opinaron positivamente sobre este paso. En 2007, la cifra alcanzó el 59 por ciento.
A principios de 2009, cinco años después de la adhesión, el 66 por ciento de la población se muestra satisfecho de pertenecer a la UE.
Veamos ahora con más detalle las opiniones de los ciudadanos comunes y corrientes acerca de las ventajas y desventajas que derivan del hecho de que el país forme parte de los Veintisiete.
Kateřina, una vecina de Praga, reconoce positivos relacionados con los viajes al exterior, pero rechaza los efectos de la globalización.
“Lo primero que se me ocurre es una mayor libertad de movimiento. Por otro lado, no me gusta que todo se unifique. Por ejemplo, me hace poca ilusión la adopción de la moneda europea común. Siempre me gustaba conocer los billetes y las monedas de cada país. Además, sentiré mucho perder la corona checa”, subraya Kateřina.
Otro residente de Praga, Petr, valora los efectos a nivel nacional de la pertenencia del país a la Unión Europea.
“Personalmente no he notado ningún cambio. Pero percibo que para la sociedad, los empresarios, los consumidores, el Estado, en general, los efectos son enormes y definitivamente positivos. Los ciudadanos checos se enriquecen, pueden viajar libremente y desarrollar actividades comerciales”, recalca Petr.Georgina es una mexicana que desde hace varios años vive en la República Checa. También ella nos da su opinión acerca de los beneficios que resultan para el país de su presencia en la UE.
“Pienso que la entrada del país en la UE ha servido mucho para el entendimiento con otras culturas. Obviamente, ha favorecido la economía. Creo que la gente se siente más libre, sobre todo, porque puede viajar sin necesitar tantos documentos. En lo que se refiere a los extranjeros, a los que estábamos aquí también nos ha traído ventajas. Por ejemplo, el hecho de que podemos obtener el permiso permanente para vivir aquí, cambiar de país si lo deseamos y conseguir trabajo con mayor facilidad”, opina Georgina.
En cuanto a lo negativo, los encuestados coinciden en la desigualdad que existe entre los antiguos y los nuevos países miembros, así como las persistentes limitaciones en el mercado laboral europeo. Sus opiniones al respecto las resume Petr.
“Las barreras no desaparecen tan rápidamente como la gente se lo imaginaba. Varios países europeos siguen limitando, de forma legal o ilegal, el acceso a sus mercados laborales a los trabajadores de los nuevos países miembros. Tampoco existe la igualdad absoluta en la UE. Hay países de primera y de segunda orden y nosotros pertenecemos a este último grupo”, opina Petr.
Presidencia checa de la UE
El año 2009 es de suma importancia para la República Checa desde el punto de vista de su posición en la Unión Europea. El 1 de enero, el país asumió por seis meses la presidencia rotativa de los Veintisiete.
El Gobierno checo enfrentó la tarea con coraje, lanzando con este motivo una campaña provocativa y ambigua. Sus autores eligieron como el símbolo del spot un terrón de azúcar, que es invento checo, y como lema, la frase ‘Endulzaremos a Europa’.
Ésta, sin embargo, tiene doble sentido en el idioma checo. Por un lado puede significar literalmente hacer algo dulce y agradable, pero por otro, los checos lo suelen utilizar en sentido irónico que quiere decir todo lo contrario, o sea, hacer algo más amargo y desagradable.
El Gobierno admitió que había optado por un lema provocativo para atraer la atención, según explicó el viceprimer ministro para Asuntos Europeos, Alexandr Vondra.
“Deberíamos optar por formas de comunicación menos tradicionales. Creo que la campaña es graciosa y metafórica. La misma tiene un estilo y humor que es cercano a los checos y estoy convencido de que atraerá su atención más que toda clase de debates sobre política”, insistió el viceprimer ministro.
Ya sea gracioso o ridículo, el spot, acompañado con el Himno de la Alegría, de Beethoven, logró su cometido. Europa dirigió su vista a Praga.
A comienzos de su presidencia europea, el Gobierno checo trazó sus prioridades basadas en tres pilares fundamentales que empiezan por “E”: economía, energía y Europa y el mundo.
Entonces pocos sospechaban las complicaciones que le esperaban a la República Checa durante los seis meses al frente de la Unión Europea, y las palabras pronunciadas por el viceprimer ministro para Asuntos Europeos, Alexander Vondra, parecían mera retórica.
“Debemos estar preparados a reaccionar a los cambios en el mundo. Podemos tener planes de lo que queremos hacer durante nuestra presidencia, pero el desarrollo de la situación en Europa y el resto del mundo puede cambiar de pronto y entonces debemos saber reaccionar a tiempo a las situaciones imprevistas”, destacó Vondra.
Pero no tardó mucho y el primer ministro saliente, Mirek Topolánek, tuvo que reconocer que los tres “E” más bien se convertían en dos “G”: gas y Gaza.
La crisis de gas ruso-ucraniana y el conflicto en Oriente Próximo supusieron una prueba de fuego para la República Checa en las primeras semanas de su presidencia europea. Y como música de fondo sonaba cada vez con más fuerza la crisis económica mundial.
Como si el país no tuviera suficientes problemas con liderar la Europa agitada por la crisis, el presidente Václav Klaus, conocido por su posición euroescéptica, no se resistió y lanzó ante el Parlamento Europeo un discurso en el que cuestionó duramente las instituciones europeas y no vaciló en comparar la Unión con los regímenes comunistas.Al primer ministro Mirek Topolánek no le quedó otra que distanciarse de las palabras del presidente Klaus y subrayar su autonomía a la hora de dar opiniones.
“El presidente Klaus a nivel parlamentario tiene derecho a decir su propia opinión. Y el que oiga sus opiniones no tiene por qué coincidir con ellas, pueden ser diferentes a las mías y a las de cualquier miembro de mi partido en este país”, comentó Topolánek.
No fue solo el discurso de Klaus que levantó ampollas en Europa. También la obra escultórica del artista checo, David Černý, titulada Entropa e instalada en el edificio del Consejo de la Unión Europea en Bruselas, provocó dolor de cabeza a muchos políticos, incluidos los checos.
España como un páramo cubierto de cemento, Alemania como un país lleno de autopistas, Suecia como un avión caza envuelto en una caja de IKEA.
Representar a cada uno de los países comunitarios por medio de los estereotipos y prejuicios generalmente aceptados fue el objetivo principal del autor de la obra, según destacó en una entrevista.
“Es una vista irónica que muestra divertidos prejuicios generales. Es una broma, este edificio es muy abrumador, todos ponen aquí cara de ser imprescindibles, todo es muy burocrático, y esta instalación debe servir como diversión”, dijo Černý.
La reacción de Europa no se dejó esperar. Los países que menos se divertían con la obra plástica de Černý, fueron Bulgaria, representada como una letrina turca, y Eslovaquia, simbolizada como un salami húngaro. Ambos Estados exigieron disculpas e insistieron en que se cubran los símbolos correspondientes a sus países.
Al principio, el viceprimer ministro para Asuntos Europeos, Alexander Vondra, defendió a su compatriota argumentando que los artistas tienen derecho a expresarse libremente.
Pero cuál fue su sorpresa cuando pocos días después de la inauguración de Entropa en Bruselas se demostró que no se trató de una obra conjunta de 27 autores europeos, como había sido acordado, sino exclusivamente de Černý.
Entonces Vondra perdió la paciencia y declaró públicamente que Černý se vería obligado a llevar plena responsabilidad por no haber cumplido el encargo gubernamental.
A fines de marzo de 2009, el Gabinete de Topolánek perdió la lucha contra la oposición socialdemócrata que, al quinto intento, logró desbancarlo tras una moción de censura. La embajadora checa ante la Unión Europea, Milena Vicenová, lamentó que esto ocurriera precisamente durante la presidencia europea.
“Mis colegas de la UE no entienden lo que ha pasado. No entienden que una cosa así pudiera ocurrir precisamente durante la presidencia checa de la UE. Un político belga me comentó que la situación en su país tampoco es ideal, pero que durante la presidencia europea es alto el fuego”, dijo la embajadora.
Los últimos dos meses de la presidencia checa de la Unión Europea correrán a cargo de un Gobierno de tecnócratas, liderado por el primer ministro Jan Fischer, que llevará al país hacia las elecciones anticipadas de octubre.