Reiner Stach: “Tal vez Kafka haya escrito algunas obras de las cuales aún no sabemos nada”

Reiner Stach, el gran biógrafo de Kafka

Autor de una monumental y ya clásica biografía en tres tomos, Reiner Stach es, probablemente, la persona que más sabe, en la actualidad, sobre Franz Kafka. En esta entrevista exclusiva realizada por Radio Praga Internacional en su casa de Berlín, el autor alemán nos revela los principales y más curiosos descubrimientos de su investigación y se anima a explicar, incluso, el principal motivo de la trascendencia mundial del escritor checo más famoso de todos los tiempos.

“Desafortunadamente, en las escuelas alemanas no se enseña el trasfondo histórico social de Kafka en Praga. Por eso traté en la biografía de reponer en forma pormenorizada ese contexto”. Reiner Stach

Si hubiera que definir al investigador alemán Reiner Stach con una sola palabra, podría funcionar bien el término “equilibrista”. Porque una de las grandes virtudes de su biografia sobre Franz Kafka es, precisamente, la de hacer equilibrio entre la figura mítica del escritor, los interminables documentos, archivos y libros y, sobre todo, el contexto histórico de su vida. Con todos esos elementos el hombre que más sabe de Kafka en la actualidad logró dar una imagen mucho más precisa de quien es uno de los escritores más influyentes, pero también una de las personalidades más atractivas de los últimos tiempos. La biografía de Kafka realizada por Reiner Stach es, en muchos aspectos, una obra renovadora y, al mismo tiempo, ya tiene estatuto de clásico. Pero para dar forma a esa biografía de tres tomos y miles de páginas que, por supuesto, se tradujo al español, Stach estuvo trabajando durante más de veinte años y, en cierta forma, aún lo sigue haciendo, tal como nos cuenta en la biblioteca de su casa en Berlín.

Reiner Stach,  Kafka,  la biografía en español  | Foto:  editorial Acantilado

“Siempre queda mucho que investigar sobre Kafka. No se sabe exactamente, por ejemplo, qué hizo durante sus últimos años en Berlín. Hay poco material y documentos ya que, todo lo que Dora Diamant tenía en su poder luego de la muerte de Kafka se perdió a consecuencia de la Gestapo en 1939. Pero ese material tiene que estar en algún lugar, en algún archivo y, tan pronto como aparezca, podemos llegar a saber algo más sobre los últimos años de Kafka. Tal vez haya escrito, incluso, algunas obras de las cuales aún no sabemos nada”.

Reiner Stach asegura estar al tanto de la mayoría de las publicaciones sobre Kafka que aparecen casi a diario y afirma que la mayoría le resulta muy interesante. Por otro lado, logró reunir un caudal de información tan amplio que adelanta la posibilidad de que, en un futuro no muy lejano, publique un nuevo libro como complemento de su biografía. En cuanto a la resistencia que, en algún momento, mostró el público checo por este autor que apenas circulaba durante la época del comunismo, Stach asegura que, en Alemania, se lo considera a Kafka un autor nacional.

“Milena Jesenská fue la primera mujer emancipada que Kafka conoció en su vida. No había otra mujer así en su entorno y mucho menos en su entorno familiar”. Reiner Stach

“En las escuelas alemanas se lee mucho a Kafka, a veces, incluso como lectura obligatoria, aunque depende de la región porque cada una tiene su propio programa escolar. Sin embargo, de alguna u otra manera, Kafka siempre aparece en las lecturas, incluso en los examenes, en las clases de literatura y de alemán. Lo consideramos un autor a la altura de los clásicos alemanes. Desafortunadamente, en las escuelas alemanas no se enseña el trasfondo histórico social de Kafka en Praga. Se enseña poco sobre ese tema en la escuela, poco sobre la historia de Praga y de Bohemia. Por eso traté en la biografía de reponer en forma pormenorizada ese contexto para que se pueda entender mejor su figura”.

El pedido de Max Brod

Estatua de Franz Kafka en Praga,  realizada por Jaroslav Rona,  foto: Jekaterina Staševska

Otro elemento fundamental que tuvo que tener en cuenta a la hora de armar la biografía de Kafka es lo que él llama su naturaleza ambivalente, algo que puede notarse en su obra y también en algunos aspectos de su vida. Según Stach, Kafka era una persona que, por momentos, podía resultar muy extrovertida al punto de reírse y contar chistes con sus amigos pero, otras veces, también se retraía mucho y atravesaba períodos muy depresivos. Es decir que esas dos formas de ser aparentemente opuestas convivían en la figura de Franz Kafka.

Incluso advierte Stach cierta ambivalencia en el famoso pedido que le hizo en dos ocasiones a su gran amigo Max Brod para que se deshiciera de su obra. Stach considera que si bien se trató de un deseo real porque Kafka se veía a sí mismo como un escritor fracasado incapaz de terminar sus novelas, al mismo tiempo, delegar esa decisión en una persona como Brod podía abrir cierta posibilidad de que su amigo no le hiciera caso.

Franz Kafka,  foto: public domain

“Mucha gente no sabe que existió un deseo igual pero por parte de Brod. Max Brod le dijo a Kafka que si él moría fuera a su estudio porque, en un cajón de su escritorio, había cartas que tenía que destruir inmediatamente. Claro que no se trataba de ninguna obra, sino de cartas de amor de una mujer que, claramente, no era su esposa y que Brod no quería que nadie encontrara. Es decir que Max Brod le hizo a Kafka el mismo pedido, pero por razones diferentes”.

A propósito del lugar de la mujer en el entorno social de Kafka, Reiner Stach afirma que la educación de sus hermanas había sido absolutamente convencional teniendo en cuenta la época: se las preparaba para el casamiento y hasta que llegaba esa ocasión solo podían colaborar en el negocio del padre. Aclara Stach que los checos fueron innovadores en disponer de una escuela secundaria para las chicas, algo que no era nada frecuente entre las familias alemanas. Es decir, que la educación de las hermanas de Kafka se limitó a enseñarles a responder cartas o realizar alguna que otra tarea manual o administrativa. Cuando cumplían veinte años los padres se encargaban de asignarles un marido.

“Eso era lo normal y las dos hermanas mayores se sometieron a esto. Pero Ottla no. Ottla se buscó ella misma un novio y eso le gustó mucho a Kafka. Él estaba de acuerdo con la idea de luchar contra los mandatos tradicionales. La imagen de la mujer era, por entonces, muy convencional, por eso uno puede comprender la atracción de Kafka hacia Milena: Milena Jesenská fue la primera mujer emancipada que Kafka conoció en su vida. No había otra mujer así en su entorno y mucho menos en su entorno familiar”.

El pasado de Praga

La biografía de Reiner Stach en español en una librería | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Otro elemento que le llama mucho la atención de Kafka es cómo podía inspirarse con algo que veía en la calle o que sacaba de algún libro y la capacidad que tenía luego para transformar ese motivo en un tema absolutamente propio. En ese sentido, revela que uno de los libros favoritos de Kafka era Babička, de Božena Němcová, una obra que solía regalar, aunque, al mismo tiempo, cree que conocía mucho mejor la literatura alemana. En todo caso, Stach advierte lo importante que resulta a la hora de entender a Kafka tener en cuenta tanto el bagaje alemán como el componente checo de su entorno y, por supuesto, no desestimar las diferencias entre ambas culturas.

Reiner Stach en la biblioteca de su casa de Berlín  | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Yo vivo en Berlín y me gusta mucho esta ciudad que hoy no tiene casi nada que ver con la ciudad de Berlín en la que vivió Kafka: no es posible verla y hasta es muy difícil hacerse una idea. Kafka no la reconocería. En muchas otras ciudades de Alemania sucede lo mismo porque fueron totalmente destruidas durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando voy a Praga puedo ver el pasado, puedo ver incluso las diferentes capas del pasado, se puede llegar a ver hasta muy lejos. Esa sensación ya la tenía Kafka y hasta le causaba cierto hastío. Muchas personas decían, por ese entonces, que en Praga no se podía caminar unos metros sin pisar miles de años de historia”.

Tumba de Franz Kafka en Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Stach asegura que si bien esa sensación puede resultar demasiado intensa para un alemán promedio, a él le parece alucinante. Y si bien dice que no le gusta el museo de Kafka en Praga porque, en su opinión, necesita renovarse, ya que se mantuvo exactamente igual a lo largo de los últimos años, sí le parece muy interesante la estatua de Jaroslav Róna en la entrada del barrio judío, inspirada en el relato Descripción de una lucha. Stach revela que su libro favorito de Kafka es El castillo, sobre todo por su gran profundidad filosófica aunque reconoce que, por otros motivos, le llama la atención América.

“Uno se da cuenta en esa novela de que Kafka no estuvo nunca en Estados Unidos, que aparece muy europeizado. De hecho, algunas de las acciones que cuenta resultan mucho más creíbles en Europa que en Estados Unidos. Por ejemplo, cuando echan al ascensorista luego de un proceso. En el verdadero Estados Unidos serían suficientes solo diez segundos para echarlo. De todas formas, Kafka tenía mucha información, había hablado con algunos parientes que vivieron ahí. Pero no les preguntaba solo cuestiones políticas y sociales sino de la vida cotidiana, las costumbres y formas de saludar de los estadounidenses. O si los policías tenían un comportamiento brutal o humano. Esas cosas son las que quería saber y se pueden ver en la novela como trasfondo de su imagen de Estados Unidos”.

Para Reiner Stach Franz Kafka es uno de esos clásicos que, como Homero o Shakespeare, lograron describir experiencias humanas fundamentales que tienen que ver con temas como la soledad, el amor y la muerte, pero de una manera universal. En su opinión, el gran tema de Kafka es la extrañeza dentro de su propio círculo, de su familia y de su entorno, algo que, por supuesto, trasciende su época histórica y se percibe en cualquier lugar del mundo. Por eso mismo, afirma, es un autor conocido en cualquier país. Stach cuenta que alguna vez le contaron que Kafka se lee en algunos institutos de Corea del Sur donde los estudiantes tal vez ni siquiera necesitan saber que se trata de un escritor proveniente de la ciudad de Praga. Les basta con sentir empatía por las complejas emociones que transmiten sus historias.

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