El fabuloso mundo de Paloñeco: la mentira, la fantasía y la genialidad van de la mano

Una de las grandes obras de la ilustración infantil checa de los últimos años, Paloñeco, hueso, ciruelo, leño y otra vez paloñeco, fue presentada en España recientemente traducida tanto al español como al catalán. Sus autores, el original ilustrador Chrudoš Valoušek y el polifacético creador Vojtěch Mašek, hablaron de su criatura, que se llevó el primer premio de la Feria del Libro Infantil de Bolonia, y de cómo paloñeco hasta les ha cambiado su perspectiva del mundo.

“Un día el pequeño Pedro no quería ir a la escuela, así que se inventó que le dolía la garganta. Se quedó solo en casa y, cuando quiso bajar a la despensa a por chocolate, se tropezó con un trozo de madera. Un pequeño leño redondo”. Ese vulgar trozo de madera, sin embargo, reprendió al niño por no poner más atención al caminar y tras la sorpresa inicial de Pedro, comienza un diálogo tras el que rápidamente el niño se convence de que el palo no solo habla, sino que es bastante más astuto que sus propios padres. Comienza así un increíble y descarado relato de un leño que dice ser un muñeco, un paloñeco, pero que también dice haber sido un hueso de ciruela y, claro, cómo no, un ciruelo también. Todo es posible para un palo que habla, incluso ganar el prestigioso Ragazzi Award de la edición 56 de la Feria del Libro Infantil de Bolonia, seguramente el más prestigioso de su tipo en todo el mundo.

Foto: editorial Baobab

Como tantas otras cosas que salen bien en la vida, el plan original de esta obra era muy distinto al resultado final. Paloñeco y su particular universo surgieron, paradójicamente, de lo que en un principio iba a ser la adaptación de uno de los grandes clásicos de la literatura infantil, explica el guionista Vojtěch Mašek.

“La primera idea era que Chrudoš y yo hiciéramos una adaptación de Las aventuras de Pinocho. Fue idea de Juraj Horváth, de la editorial Baobab, quien nos conocía a ambos y de alguna manera, creo, adivinó que podíamos hacer algo interesante juntos. A mí al menos me entusiasmó la colaboración. La cosa es que mientras avanzábamos con el trabajo, hubo algunos problemas con los derechos de la obra de Pinocho de Collodi, que eran caros o no valía la pena comprarlos. Y realmente a mí no me molestó, porque, en realidad, de Pinocho solo había tomado un principio básico, que es esa especie de forma de mentir como de fábula, algo como lo que inventa el barón Münchhausen, que es un tema al que siempre vuelvo, alguien que crea un universo ficticio propio basado en sus invenciones y mentiras. Y esto es lo que apliqué a este leño, que le cuenta su historia a un niño llamado Pedro, que cada vez es más surrealista, más absurda y más fantástica”.

Si a Vojtěch Mašek no le importó olvidarse de Pinocho, igual le sucedió al ilustrador, Chrudoš Valoušek, que dice que él también había creado ya en su cabeza a un personaje distinto después de reunir todos los libros que pudo de ilustraciones de Pinocho de todas las épocas y muchos objetos de anticuario que pensó que le servirían para esa imaginería que estaba conformando. Chrudoš cree que gracias a ese “fracaso” a la hora de conseguir los derechos, se creó un personaje único.

“No intenté hacer algo para enseñar nada a los niños, educarlos o subestimarlos, sino sumergirme en su mundo de imaginación y fantasía”.
Vojtěch Mašek

“Tengo que decir que en realidad fue mucho mejor, porque se ha creado una cierta forma literaria y artística nueva en esencia, realmente nueva, una historia completamente nueva con un nuevo tratamiento”.

Paloñeco es el resultado de una colaboración entre dos artistas que nunca habían trabajado juntos, pero que desde el principio estuvieron inspirándose mutuamente: Vojtěch con su personaje para Chrudoš, y el personalísimo estilo estético de Chrudoš para crear y evolucionar a Paloñeco y su increíble relato, reconoce Mašek.

“Comencé a escribir la historia y como yo ya conocía a Chrudoš y conocía sus linograbados, creo que ya me estaba llegando algún tipo de poética de él, sentía que la historia le iba perfectamente, porque es una técnica tan terriblemente original y, al mismo tiempo, a veces, tan brutalista, que se iban metiendo en mi historia cosas como lo de desmembrar al personaje y otros elementos morbosos”.

Foto: editorial Baobab

Vojtěch Mašek, ganador de varios Leones Checos, los premios del cine nacional, por la dirección y el guion de una oscura película psicológica como Arvéd, o el guion de Okupace; y también galardonado en muchas ocasiones con el premio Muriel al mejor guionista de cómics del país (Santa Bárbara, Pandemonium, A la sombra de los bosques de Šumava…), era la primera vez que hacía una obra para niños. Sin embargo, Paloñeco surgió de forma natural, dice.

“Es una especie de personaje que llevaba dentro, una fantasía, un juego. Para mí, que no soy un autor de literatura infantil, fue mi primer encuentro con la creación para niños, y me di cuenta de que realmente era importante conectar un poco con el pensamiento de los niños. No hacer algo que intentase enseñar nada a los niños, educarlos o subestimarlos, sino un poco sumergirme en su mundo de imaginación y fantasía. Así que, el mensaje de Paloñeco puede que sea: ‘No tengas miedo de volver a tu infancia de vez en cuando y navegar a la fantasía”.

La mentira como tradición literaria

“No tengas miedo de volver a tu infancia de vez en cuando y navegar a la fantasía”.
Vojtěch Mašek

Y a ese mundo de la infancia, probablemente, pertenecen también las mentiras. Mentiras como la de Pedro con la que empieza la obra y como las que siempre sospecha que le está contando Paloñeco.

En cualquier caso, hay que distinguir entre mentiras y mentiras, dice Vojtěch Mašek, que incluso reflexiona sobre esta cuestión haciendo un barrido por personajes clave de la literatura checa, como el buen soldado Švejk, para empezar.

“Por supuesto, mentir no es bueno, es algo negativo. Pero está también ese tipo de mentiras de charlatanes célebres en Chequia por las novelas de Hašek o Hrabal, o toda la escuela de mistificación checa, que culmina con Jára Cimrman. Creo que esto es algo que en nuestro país va bien, y que no se hace para engañar a nadie o como un fraude, sino que desde el momento en el que se entiende que alguien no miente para causar un daño, sino al contrario, para divertirnos en este mundo con una realidad algo desenfocada en el que vive o vivimos. Creo que esa es la clave de esa mentira, de esa falsedad, de esa fantasía, de esa mistificación”.

Foto: editorial Baobab

Tampoco para el ilustrador Chrudoš Valoušek, la mentira es en absoluto un tema baladí. Le encanta inventarse historias inverosímiles en cualquier conversación, seguramente también para mejorar la aburrida realidad. Incluso intentó zafarse de esta misma entrevista asegurando que no podía hacerla ya que se está inventando cosas todo el tiempo. Como si todo el mundo que se sienta ante un micrófono dijera siempre la verdad… Pero, como para tantas otras cosas, para mentir lo que cuenta también es la intención. Sí, definitivamente, hay mentiras y mentiras, dice.

“Por mi estado de salud, ahora que mi presión arterial ha subido y está en 170 y 110, mi médica me dijo: “Bueno, Sr. Valoušek, uno de mis tratamientos es no ver las noticias en horario de máxima audiencia”. Lo que quiere decir esto es que ahora veo todas las noticias del mundo con los ojos del Paloñeco de Vojtěch. Efectivamente, de la pantalla o el plasma veo que salen esas narices de madera de los analistas o los representantes políticos. Creo que la mentira no es mundial en absoluto. Por supuesto, ‘la verdad vencerá a la mentira y al odio’, pero creo que esas pequeñas mentirijillas nuestras simplemente nos ayudan de alguna manera a sobrevivir a las grandes mentiras, esas de las narices de madera que tenemos que ver que hasta se salen de la pantalla”.

Una pequeña obra monumental

Vojtěch Mašek | Foto: Tomáš Vodňanský,  Český rozhlas

Como decíamos, el estilo de Chrudoš Valoušek es totalmente inconfundible y marca por completo la obra de Paloñeco. Su técnica característica es el linograbado, que él explica que era típica de las profesoras de las escuelas de arte de los 70, cuando él estudió pintura monumental en la Academia de Artes, Arquitectura y Diseño de Praga (UMPRUM). Una técnica que fue, si se quiere ver así, superada, que desde hace mucho no se usa, y mucho menos ahora con todas las posibilidades de la informática.

Tras su larga carrera, la conclusión de Chrudoš es que, en realidad, da igual la técnica, lo importante es el contenido, el mensaje. Cada uno desarrolla su propia técnica con el tiempo, dice. Para sus grabados, no es tanto de usar cincel, sino una simple navaja suiza o cuchillos. Y con respecto a la pintura monumental que estudió, defiende que “para la monumentalidad da igual un formato de 2x2 centímetros o de 20x6 metros”. Curioso.

Un capítulo aparte merece, una vez hechos los linograbados, los colores de Paloñeco. Todo un proceso para el que usó, por supuesto, técnicas antiguas, las que Chrudoš siente y disfruta. Pero no solo. Ahí entró en juego también el propio Juraj Horváth, hasta darle a las ilustraciones esas texturas y colores tan trabajados, explica.

“La verdad vencerá a la mentira y al odio’, pero esas pequeñas mentirijillas nuestras nos ayudan de alguna manera a sobrevivir a las grandes mentiras, a esas narices de madera que tenemos que ver que se salen de la pantalla de televisión”.
Chrudoš Valoušek

“Cada imprenta tiene una determinada gama de colores, o hay ciertas opciones para la impresión en color, la Imprenta de Český Těšín, que por desgracia ya no existe, creó por ordenador una gama propia para este libro con tonos específicos, pero acordamos que como a mí me encantan las reproducciones antiguas, que las reproducciones se harían con técnicas antiguas. Hay redes de puntos que luego se pintan con diferentes pigmentos y ciertos registros… Así que específicamente para Paloñeco creé distintas estructuras, y sigo recordando cómo o dónde encontré cada una de ellas que luego coloqué como base bajo las variaciones de color de Juraj. Por ejemplo, podemos ver que la cabeza de Paloñeco es de madera, es una estructura que tomé del umbral de una puerta de una casa alemana en Dolní Moravice. O en otra vemos la estructura de una lámina de goma que encontré tirada frente al Sokol de Riegrovy Sady… Y así todo”.

“Las ideas vuelan como en un enjambre”

Chrudoš Valoušek y Vojtěch Mašek | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Volviendo al polifacético genio creativo de Vojtěch Mašek, como decíamos, sorprende que una misma persona escriba y dirija varias de las mejores películas del cine checo de los últimos años, sea el autor de muchos de los cómics más importantes en pleno apogeo del género en Chequia y, además, sea un prolífico dramaturgo. Y, además, con el primer libro para niños que escribe, ha logrado cosechar un tremendo éxito dentro y fuera del país.

Pero lo único que él quería hacer en un principio era cine. El resto llegó más o menos solo, dice.

“Al principio quería hacer cine, sí, estudié guion. Pero luego uno descubre muy rápido que el cine es tan difícil de realizar en general, económicamente, pero también en cuanto a la energía que hay que dedicarle, convencer a la gente… Todo el viaje por el sistema de producción es tan exigente, que al final uno se pasa el tiempo esperando. Pero en la Academia de Cine, en FAMU, conocí a un compañero de clase, Džian Baban, con quien nos dimos cuenta de que compartíamos un humor, una poética, unos temas… Y esto de repente se plasmó en cómics. Y así, impulsada por esa espera, surgió una carrera en el mundo de los cómics, que hacíamos solo por la alegría de tener ideas en común. Y este es el principio por el que paso volando de un medio a otro, porque todavía quiero conservar esa alegría del aficionado, que es algo que no pienso como falta de profesionalismo”.

Foto: editorial Baobab

En cualquier caso, reconoce que también es su propia forma de ser la que le lleva rápidamente de un lugar a otro.

“Las ideas vuelan como en un enjambre. De alguna manera, me doy cuenta de mis influencias, de que en la infancia me encantaba la serie Arabela, por ejemplo, de Miloš Macourek, y, más tarde las películas de Buñuel. De todo esto se compone una poética propia, pero, al mismo tiempo, tiene algo de mi tendencia a ver las cosas siempre un poco desde una perspectiva inversa o, en realidad, es mi tendencia a divertirme con las cosas que parecen algo a primera vista pero que luego, a la segunda o la tercera, parecen cosas completamente distintas. Y así vive uno la vida y la percibe, lo que para mí es una forma de no volverme completamente loco”.

“Paloñeco es español de origen”

Paloñeco, que ha sido traducido también al polaco, al inglés o al húngaro, viajó recientemente a España. Aunque las ediciones en español y catalán salieron en 2023, hasta este mismo otoño no se pudieron presentar en España con sus autores. El viaje resultó inolvidable, asegura Vojtěch Mašek, que sintió, de hecho, que especialmente en Sevilla, la personalidad de Paloñeco y su humor se encontraron como en casa.

“En Sevilla incluso organizaron una pequeña representación teatral, de hecho, creo que en el espíritu de la mistificación propia de Jára Cimrman”.
Vojtěch Mašek

“Bueno, fue increíble. Nos invitó Barrett, la editorial que publicó Paloñeco tanto en español como en catalán y estuvimos en Barcelona y Sevilla. En los dos sitios nos encantó no solo el gran interés que mostraron por cuidar de nosotros, sino la propia comprensión del libro. En Sevilla incluso organizaron una pequeña representación teatral, de hecho, creo que en el espíritu un poco de la mistificación propia de Jára Cimrman. Se trataba de un científico, o sea, un actor que actuaba como un científico, claro, dedicado a los paloñecos y que impartió una charla en la que incluyó nuestro libro como una importante obra para la paloñecología o como se llamase esa especialidad suya. Así que estábamos contentísimos, realmente encantados de nuestra visita a España”.

Foto: editorial Baobab

Chrudoš va más allá incluso. Paloñeco es español, asegura.

“Paloñeco es, de hecho, español de origen. Y creo que se siente bien ahí en ese paisaje como un trozo de leño errante al que no le ataca la carcoma. Aunque ya al llegar a Sevilla sí que le afectó, al igual que cierta musicalidad que se le alojó dentro, diría”.

Seguramente Chrudoš se refiere a la musicalidad de los sevillanos al hablar y con la que Paloñeco se pudo sentir identificado. Pero lo cierto es que en esa bienvenida que le hicieron en la capital andaluza, el actor Falín Galán hasta la compuso una canción.

Foto: editorial Baobab
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