Zdeněk Troška, el creador de las películas que ven los checos en Navidades a todas horas
Zdeněk Troška representa una de las figuras más destacadas del cine checo, especialmente por sus películas de cuentos de hadas, que durante las fiestas navideñas se ven prácticamente en bucle en las televisiones del país. Su ingenioso humor, el enfoque del paisaje checo y el acento en las tradiciones han hecho que sus películas trasciendan generaciones. Les ofrecemos una entrevista al director en la que recuerda la creación de sus éxitos cinematográficos.
Las películas de cuentos de hadas ocupan un lugar especial en el corazón de los checos, y es especialmente en la época navideña, cuando las familias se reúnen ante los televisores para sumergirse en ese mundo de fantasía y evasión. En Nochebuena, los canales de televisión en Chequia transmiten cuentos de hadas a lo largo de todo el día, aprovechando la amplia y variada oferta de este género, al que cada año se suman nuevos títulos. Además de entretener, estas historias también enseñan valores universales como la bondad, la astucia o la persistencia y para los checos siempre han representado un refugio en los malos tiempos, recordándoles la importancia de la esperanza y de que el bien triunfará sobre el mal. Además, el paisaje checo conocido por sus castillos, aldeas pintorescas y bosques profundos hacen que estas historias sean aún más cercanas y reales.
Esta conexión entre la naturaleza y la identidad nacional es una de las destrezas del director Zdeněk Troška. Nacido en Strakonice, en Bohemia del Sur, su región es conocida por sus pintorescas aldeas y paisajes que jugaron un papel crucial en la visión artística del director. De niño, Troška se sintió fascinado por los cuentos de hadas del escritor checo Jan Drda, cuyos relatos han sido una fuente de inspiración para varias de sus películas. Zdeněk Troška reveló en entrevista para la Radio Checa que su primer libro lo obtuvo de forma ilegal.
“Durante las vacaciones escolares, me fui a un campamento de pioneros de la época. Entonces no había televisión, pero tenían una biblioteca bien aprovisionada. Encontré un libro de cuentos de hada de Jan Drda con ilustraciones de Josef Lada. Me encantaba porque me gustan los cuentos largos. Lo tomé prestado, pero no lo devolví. Simplemente lo robé, lo metí en mi maleta. Un día en casa, mi abuela me vio leyendo en el sofá y comentó que era un chico muy obediente, leyendo en casa, mientras que los demás hacían travesuras en la calle. Mi mamá se dio cuenta de que había robado el libro y me ordenó que lo regresara al verano siguiente. Lo hice, pero en esa ocasión robé otro libro: Belleza inmensa, cuentos rusos”.
Películas que marcaron generaciones
Las adaptaciones de Zdeněk Troška mantienen el espíritu tradicional de las historias originales, pero con un toque moderno y cinematográfico que atrae a todas las generaciones. Las películas se caracterizan por escenarios idílicos, paisajes pintorescos y vestuarios detallados. Uno de los mayores atractivos es el humor inocente y simpático, incluyendo personajes caricaturescos, situaciones cómicas y malentendidos fáciles de entender para todas las generaciones. Las películas de Troška gozan de gran popularidad entre el público checo.
“Me alegro de que guste, filmo estas películas para la gente, no las filmaría para mí. Cuando leo un libro, tengo una fantasía y pasa por delante de mis ojos como una película en color en la gran pantalla. Me complace que los espectadores se fijen en las bellas tomas de la naturaleza”.
La princesa del molino batió el récord de espectadores
Hace exactamente 30 años, Zdeněk Troška filmó la película La princesa del molino (Princezna ze mlejna), que se ha convertido en un clásico de los cuentos de hadas. La película reúne una combinación de humor gentil, escenarios visualmente deslumbrantes de Bohemia del Sur y personajes entrañables como el diablillo travieso y un duende el agua cómico, cuyos comentarios se han convertido en frases icónicas entre los checos.
Con más de 4 millones de personas sentadas ante los televisores en la Nochebuena de 2001, la secuela de la película batió el récord de espectadores. De hecho, esta secuela fue filmada por petición de la audiencia, cuando el director recibía cartas de niños de guarderías y escuelas.
Hay pocos checos que no recuerden el pintoresco molino ubicado en Bohemia del Sur. Los cineastas no consiguieron encontrar un molino que cumpliera con los requisitos, así que optaron por construir una maqueta y, sin querer, causaron una situación cómica, recuerda Troška.
“Al final encontramos un lugar cerca del municipio de Bavorov y sobre un pantano construimos el decorado del molino. Un vecino justo salió de vacaciones sin saber que iban a ir cineastas. Antes de que volviera habíamos construido el molino. El vecino regresó y nadie le había dicho nada de la filmación. Salió del bosque y se quedó boquiabierto, viendo un molino nuevo, se puso a temblar, viendo el palomar, cabras, gansos, y pensando que había viajado en el tiempo. Le dije que tenía suerte de no ser recibido por los dos personajes: el diablillo y el duende del agua”.
Zdeněk Troška no siempre tuvo suerte con los lugares de filmación. Después de largos viajes para encontrar lugares ideales, en varias ocasiones tuvo que cambiar de locación debido a desastres naturales como inundaciones o un huracán.
Trucos improvisados
La primera película de cuentos de hadas de Zdeněk Troška se llama La princesa Jasněnka y un zapatero volante (O princezně Jasněnce a létajícím ševci) que reunió a grandes actores checos. Una película de un cuento de hadas generalmente requiere de numerosos efectos especiales, lo que en aquella época fue más bien una cuestión de improvisación, recuerda el director.
“En los ochenta no había ordenadores, todo se hacía improvisando, logramos hacer un máximo de dos efectos especiales un día, mientras que hoy se filma el fondo y se utiliza ordenador para terminarlo todo. Entonces improvisábamos, tendíamos cuerdas entre los árboles, por donde volaba un teleférico con la cámara o una bruja volando en una escoba. Era un trabajo terrible, pero hermoso”.
La primera aparición fílmica de Karel Gott
Varios efectos especiales más avanzados aparecen en su película La felicidad del infierno (Z pekla štěstí), filmada en 1999 e inspirada en los motivos de los cuentos de hadas checos. La película destaca por el humor típico de Troška, que a menudo se burla de los tópicos universales de los cuentos de hadas, como los reyes tontos, las princesas vanidosas o un diablo cómico. La película fue un taquillazo, lo que impulsó la creación de la secuela, que destaca por la primera aparición fílmica del destacado cantante checo Karel Gott. Zdeněk Troška recuerda cómo consiguió arrastrarlo del escenario musical a la cámara de cine.
“Fue invitado al estreno del primer episodio, nos sentamos en un restaurante después de la película y dijo que le gustaría protagonizar un personaje de cuento de hadas. Dos años más tarde estaba preparando el reparto y le di el papel. Me dijeron que era estúpido ofrecerle el papel de Lucifer. Sin embargo le llamé y se lo ofrecí, estaba absolutamente encantado de interpretar por fin un papel. El papel estaba hecho a su medida. Al principio se comportaba de forma muy decente, pero se suponía que debía gritar una frase en voz alta. Como era una persona tan educada, la pronunció muy bajito. Después gritó más, pero al final lo editamos en el estudio para que sonara como un grito descomunal. La noticia de que está filmando la película llegó hasta Alemania, donde era famoso también, y llegaron dos autobuses llenos de fans, se hizo fotos con ellos, les cantó la canción de La abeja Maya. Al final llegaron cinco autobuses”.
Aunque Zdeněk Troška es conocido principalmente por sus cuentos de hadas, su filmografía también incluye comedias contemporáneas. La más famosa es la trilogía Sol, heno y... (Slunce, seno…) que combina un humor accesible, crítica social suave y una dosis de nostalgia, capturando la dinámica de la vida de la sociedad checa en diferentes épocas.
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