Ver para creer: ¿es realmente Chequia uno de los países más ateos del mundo?

Ángeles

Además de haber dirigido varios años la biblioteca Václav Havel, Martin Putna es un destacado pensador que se ha dedicado a estudiar durante muchos años la literatura católica en su país. Autor de numerosos libros y conductor de un programa de radio sobre las religiones de Europa, es una verdadera autoridad para confirmar o negar el rumor de que Chequia es uno de los países menos creyentes del mundo.

Iglesia Asunción de María | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Con la cantidad de iglesias que hay en Praga y tantas otras ciudades del país, una de las características que más sorpresa suele generar entre los extranjeros es, además de lo de que la cerveza sale menos que el agua, el rumor según el cual la checa es una de las sociedades más ateas del mundo y, por lo tanto, la menos creyente de Europa. Para abordar un tema tan controversial como interesante convocamos al prestigioso profesor e historiador literario Martin Putna, que responde la consulta sin pelos en la lengua.

“Chequia es uno de los países donde menos se va a la iglesia, pero eso es algo completamente diferente a si hay o no religión o fe”.
Martin Putna

“Decir que la República Checa es el país más ateo de Europa es un cliché. Lo que se puede decir es que la República Checa es uno de los países donde menos se va a la iglesia, pero eso es algo completamente diferente a si hay o no religión o fe. Y en mi opinión, esto está relacionado con la muy compleja historia religiosa del país. En la Edad Media, era un país católico estándar, europeo como todos los demás, pero lo único y distintivo de Chequia ocurre en el siglo XV, y eso es la Reforma Checa que precede a la Reforma Alemana por 100 años".

Cómo vivir juntos

Más allá de que entiende que esa reforma estaba quizás menos preparada y tenía algunas formas más salvajes y apocalípticas, aunque también muchas fuentes intelectuales y teológicas, destaca Putna que, en la actual República Checa, sucedió algo muy particular dentro del contexto europeo: una situación de dualidad religiosa, en la que coexistían católicos y utraquistas porque, por ese entonces, no existía aún el término ‘protestante’.

Martin C. Putna | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y ninguna de las dos partes era lo suficientemente fuerte como para dominar a la otra, por lo que simplemente tuvieron que aprender a vivir juntos. Y luego se complicó todo incluso más con la llegada de influencias luteranas y calvinistas, y también surgió la unidad independiente de los Hermanos Checos. En resumen, es un país con una composición religiosa extremadamente diversa”.

En cuanto a la ideología del renacimiento nacional señala Putna que era más bien reformista, a tal punto que personalidades emblemáticas como Jan Hus y Jan Žižka se volvieron, en algún punto, figuras quizás más nacionales que religiosas. Pero al mismo tiempo, agrega que la inclinación hacia esta retórica reformista no llevó a la gente a abandonar significativamente la Iglesia católica porque, de hecho, la mayoría seguía profesando esa religión.

Iglesia en Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Y los comunistas continuaron con esto. Afirmaban que ellos eran, en realidad, una variante de la reforma, por lo que tenían una política muy diferenciada hacia los católicos y los protestantes. El objetivo era, por supuesto, crear el país más ateo posible, y el resultado es que hoy en día hay una pequeña minoría católica, una minoría protestante aún más pequeña y fragmentada en varias partes, y la mayoría de la gente suele decir que, o bien son ateos o que creen en Dios, pero no se adhieren a ninguna iglesia. Eso es quizás lo más típico del entorno checo."

En otras palabras, explica Putna que los checos tienen una especie de fe privada, como si no sintieran la necesidad de canalizarla en alguna iglesia visible y concreta. Agrega que, en cierta forma, eso concuerda con las principales ideas de Masaryk quien, en su opinión, buscaba construir un país en el que no importara adherirse a determinada iglesia, sino la aplicación práctica de la fe. Es decir, la ética práctica es, en su opinión, algo específicamente checo, algo así como el principio de decencia que, en cierto sentido, conforma las dos caras del ser checo: por un lado, la faceta de ese ideal elevado de Masaryk y, por el otro, la tendencia de los supuestos leales que no creen en nada y lo único que persiguen es beneficiar a su familia y a los suyos, incluso al costo de robar.

Figuras religiosas en Chequia | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

De los ratones a Dios

Como historiador literario y crítico, Putna ha dedicado nada menos que veinte años de su vida a estudiar la historia de algo tan específico como la literatura católica checa.

Foto: Magdalena Hrozínková,  Radio Prague International

“Y mi tesis es que solo se puede hablar de literatura católica no en la Edad Media o el Barroco, sino recién en la época moderna, cuando realmente comienza la secularización y cuando una parte de la población se adhiere al catolicismo como algo que ya no es obvio ni está dado, sino que necesita ser profesado. Así que la literatura católica es, en gran medida, apolítica, sirve a los intereses primarios de la comunidad y no a la estética o al arte bello. Sin embargo, dentro de la literatura católica surgen varios autores notables que gozan de popularidad incluso fuera de la esfera católica. Creo que el caso más destacado es el de Bohuslav Reynek, quien durante su vida fue muy poco conocido y vivía en un pequeño pueblo en Vysočina”.

Bohuslav Reynek | Foto: Česká televize,  ČT24

Explica Putna que hoy en día se lo considera un autor de culto, y agrega que sus colecciones de poesía y, sobre todo, sus grabados, se venden a precios muy altos. En su opinión se trata de una escritura peculiar, en la que la fe se abre paso dentro de lo cotidiano. Por ejemplo, cuenta que tiene algunos poemas en los que Cristo o la Virgen María aparecen junto a una araña o un ratón en una esquina. En definitiva, es un tipo de poesía que podría derivar hacia el kitsch, aunque asegura que, en este caso, nunca sucede y él no duda en considerarlo el autor más interesante de la literatura católica checa.

Havel sigue siendo el rey

“El castillo es un aspecto único de Praga, tan visible desde cualquier punto de la ciudad, la sede de los reyes y, al mismo tiempo, de los presidentes”.
Martin Putna

Además de haber dirigido la biblioteca Václav Havel, Putna escribió una biografía sobre el primer presidente checo después del comunismo que lo hizo merecedor del premio Tom Stoppard que otorga la Fundación Carta 77. A diferencia de otros críticos, Putna entiende que la obra teatral y política de Havel no pueden separarse porque está convencido de que su teatro cuenta con un núcleo político-organizativo, como si expusira la plataforma de quien lideró la disidencia checa durante el comunismo y se encargó de mantener unido un movimiento lleno de internas, ya que lo conformaban desde excomunistas hasta católicos y bohemios. Agrega que incluso logró escenificar, en cierto modo, la caída del comunismo y la revolución. E incluso cuando fue elegido presidente, actuó en cierta forma como un rey. No porque pensara que era un monarca, sino porque adoptó una tradición con ciertos elementos del discurso monárquico que, en su opinión, se remonta a Masaryk, que aunque era un demócrata protestante, percibía algo de la función específica del rey checo, o luego del presidente, que se sienta en ese símbolo tan poderoso y hasta visual que es el castillo.

El omnipresente Castillo de Praga como símbolo checo | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“El castillo es un aspecto único de Praga, tan visible desde cualquier punto de la ciudad, la sede de los reyes y, al mismo tiempo, de los presidentes: una especie de poder que está un poco por encima del mundo, que no es de este mundo. Además, no solo es la sede de los reyes, sino que también está la catedral, con ese dedo apuntando al cielo. Considero a Havel un dramaturgo genial, pero más en el sentido de que se escenifica a sí mismo y no en cuanto a que sus propios textos pertenezcan al canon de la literatura mundial, eso no lo creo".

Según Putna, esa tradición se ha mantenido a lo largo de los años y, en efecto, dice que hasta hoy sigue vigente, a manera de arquetipo, la expectativa de que todo aquel que se sienta en el Castillo de Praga lo hace por tratarse de una persona sabia que, aun en el caso de que no lo sea, debe actuar como si lo fuera.

Iglesia de Týn | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

España antes de España

Capilla de Santa Ludmila del pueblo checo de Zahořany | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Aunque intenta percibir la literatura europea como un todo, lamenta Putna el hecho de conocer relativamente poco la literatura española y portuguesa en comparación con la de otros países. Sobre todo, la italiana porque vivió en ese país y ocasionalmente hasta traduce de esa lengua al checo. En cuanto a la literatura española dice que la conoce de modo superficial e incluso afirma que, paradójicamente, la cultura española es para él importante, sobre todo, desde el punto de vista de lo que había antes de que existiera España.

“Porque mi formación original es, en realidad, en filología clásica. Estudié latín y durante muchos años me he dedicado a la literatura de la Antigüedad tardía, así que para mí la literatura española es más bien la latina, es decir, tanto de Séneca como del cristiano Prudencio, de quien incluso traduje un libro de himnos. Yo sé que es muy peculiar, pero mi acceso a la literatura española es a través de la sabiduría equilibrada de Séneca y, por otro lado, a través del extremismo de Prudencio”.

Sinagoga española en el barrio judío de Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Entre tantas actividades, desde los años noventa Putna colabora también con la Radio Checa y desde hace ocho años tiene su propio programa que se llama Europa espiritual. Se emite todos los domingos a la mañana y con su compañera debaten distintos temas sobre historia religiosa europea, en un espectro tan grande que va desde Andalucía hasta Escandinavia mostrando la complejidad del viejo continente. Por supuesto, el tema judío suele ser un elemento central en su programa y, de hecho, asegura que ha visto muchos museos judíos en Europa: en Roma, en Berlín y hasta en América, pero cree que el de Praga es único, entre otras cosas, porque cuenta con una colección enorme de artefactos y elementos artísticos.

Tumba del Rabbi Judah Loew en el antiguo cementerio judío de Praga | Foto: Štěpánka Budková,  Radio Prague International

“En otros lugares, la historia moderna puede estar mejor documentada, pero nuestro museo es realmente un tesoro de arte judío. Creo que es algo único. Y luego, por supuesto, cuando vas al cementerio judío, siempre encuentras a uno o dos judíos piadosos rezando en la tumba del Maharal, también conocido como Rabí Löw. A veces, hay grupos enteros que vienen a Praga solo para visitar la tumba del Maharal”.

Antiguo cementerio judío | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Agrega Martin Putna que él mismo tuvo la posibilidad de confirmarlo en un reciente viaje que hizo en Navidad a Israel. Asegura, aún sorprendido, que, cada vez que contaba que era de Praga, en cualquier entorno judío todos le mencionaban al Maharal, mientras que en los ámbitos seculares nadie dejaba de nombrarle, por el contrario, al primer presidente checoslovaco Masaryk.