El campo de concentración de Terezín, un escenario terrible en lucha contra el paso del tiempo
El mundo conmemora este 27 de enero el 80 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. En Chequia, el campo de concentración de Terezín, pieza fundamental para la terrible mecánica del genocidio nazi, también lo recuerda con la vista puesta en una imprescindible restauración que evitará la destrucción del más importante lugar de recuerdo a las víctimas del Holocausto en el país.
Además de unos cincuenta supervivientes, el presidente checo, Petr Pavel, es uno de los 60 mandatarios y organizaciones internacionales que este lunes están presentes en el gran acto de homenaje en el campo de exterminio de Auschwitz a los millones de víctimas que provocó el holocausto. Entre ellos no habrá ningún representante ruso debido a su invasión de Ucrania. Paradójicamente, el 27 de enero de 1945, fue el Ejército Rojo de la Unión Soviética el que llegó a Auschwitz a liberar el campo y confirmar definitivamente al mundo entero uno de los mayores horrores perpetrados por la humanidad. Solo en esos recintos fueron exterminados de forma sistemática y planificada más de un millón de personas en cinco años. En su mayor parte judíos, pero también gitanos y prisioneros de guerra, entre otros.
A unos 400 kilómetros de allí, en la República Checa, otro importante campo de concentración conmemora este lunes el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Šimon Krbec, director del Centro de Estudios sobre el Genocidio, recordó para Radio Praga Internacional la relevancia del campo de concentración de Terezín.
“Por supuesto, de la Segunda Guerra Mundial, Terezín es para la República Checa el lugar más significativo de memoria para las víctimas del Holocausto. De hecho, el alcance de las deportaciones a Terezín como campo de tránsito excedió con creces al Protectorado de Bohemia y Moravia. Pasaron por aquí judíos de toda de Europa Central y parte de Europa Occidental, lo que demuestra que el gueto de Terezín tuvo una función muy importante dentro del proceso genocida de los nazis. Pero también cumplió otras funciones como, por ejemplo, la propagandística, cuando los nazis usaron Terezín y a sus prisioneros para presentar sus teorías negacionistas, es decir, la propaganda sobre que los judíos estaban bien en la Europa de la Segunda Guerra Mundial. Esto incluyó la desgraciadamente famosa inspección de la Cruz Roja”.
La historia del gueto de Terezín está ligada, por ejemplo, a la ópera Brundibár, que fue estrenada en el campo y que cantaban los propios niños presos. Esa representación fue uno de los platos fuertes que tenían preparados los nazis para convencer a una delegación de la Cruz Roja de que en realidad los judíos estaban perfectamente a salvo bajo su custodia. De Terezín también se rodó una película propagandística presentando una vida en el gueto que en absoluto se parecía a la realidad y con la que, por supuesto, era imposible imaginar que prácticamente todos aquellos que aparecían en pantalla, incluidos los niños del coro de Brundibár, acabarían sus días poco después en una cámara de gas en Auschwitz.
Pero la historia y el significado de Terezín van más allá incluso, prosigue Šimon Krbec.
“La importancia histórica de estos edificios está relacionada con el legado de Terezín en su conjunto como lugar de memoria, que es uno de los lugares de memoria más importantes de la República Checa y Europa Central. Esta historia está relacionada no sólo con la Segunda Guerra Mundial y el genocidio de judíos cometido por los nazis, sino también con la Primera Guerra Mundial, cuando en Terezín se instaló un campo de prisioneros de guerra muy grande para soldados aliados. Aquí tuvo lugar la deportación de los primeros civiles, concretamente de la zona de los rusinos en el frente del este. Pero la importancia de Terezín también radica, por supuesto, en el hecho de que se trata de un edificio de carácter militar extremadamente costoso y técnicamente perfecto de su época, es decir, de finales del siglo XVIII”.
La salvación de Terezín
La importancia histórica y simbólica de Terezín está fuera de discusión, y sin embargo, en las últimas décadas, no se ha hecho casi nada para evitar el abandono y deterioro del recinto, que ha llegado a un estado ruinoso que a simple vista parece incluso irrecuperable ya. Sin embargo, incluso desde la propia administración del lugar, ya se confía en su recuperación, como dijo a Radio Praga Internacional Radek Keřka, responsable del departamento de Desarrollo y Construcción de Terezín.
“Después de unos cuantos años, ahora sí que soy optimista. Han sido años de negociaciones, de promesas… Pero ahora todo ha quedado por escrito, así que ahora sí me lo creo. Todavía hay posibilidades de restaurarlo, pero por supuesto dependerá del Instituto del Patrimonio cómo se restaurará lo que ya se ha caído, con qué estilo lo repararemos, si completamente como una réplica del original o si conservaremos solo las formas; si lo construiremos con materiales modernos para que luzca igual desde fuera pero para que cumpla por dentro bien la funcionalidad que debería tener”.
Las cifras de las obras son enormes, lo que es la única explicación de por qué ha costado tanto aprobar la restauración de Terezín. Radek Keřka pone un ejemplo.
“Solo para reparar unos tejados planeamos invertir 20 millones de euros. Es una reparación estructural, es decir, como hay paredes derrumbadas, también hay que arreglarlas, hacer un techo nuevo, una cubierta nueva, y esto también incluye la demolición de los techos, porque hay techos de madera comidos de podredumbre, así que hay que tirarlos para que la podredumbre no ataque a la madera nueva”.
El alcalde de Terezín, René Tomášek, explicó cómo un recinto de tanta importancia ha llegado a un estado como el actual.
“Se tomaron varias decisiones desafortunadas. La primera fue cuando se decidió que abandonara Terezín el ejército, porque esta fortaleza históricamente siempre ha sido una ciudad militar, de hecho, esa es la esencia de Terezín. La vida en la fortaleza de Terezín siempre estuvo ligada el ejército. Pero para el ejército, cuando empezó a profesionalizarse a principios del siglo XXI, se convirtió en una propiedad innecesaria que entregaron al Estado. Eso fue el mayor problema porque los edificios ya estaban en mal estado, ya que el Ejército sabía de antemano que se irían del lugar desde los años 90, así que ya no invirtieron nada en mantenimiento. Luego la fortaleza fue entregada a la ciudad”.
Pero también el alcalde es optimista con el futuro de la antigua fortaleza. Precisamente es gracias a la calidad de su construcción que aún es posible recuperarla, dice.
“Se puede salvar a pesar del estado en el que se encuentra. Pero ya que estas construcciones se pensaron para soportar fuego de artillería y era tecnología de realmente un alto nivel para finales del siglo XVIII, todavía tenemos la oportunidad de salvar estos edificios”.
“Nací en Terezín, no me gusta este lugar”
Radio Praga Internacional también pudo hablar en este aniversario con el escritor y sociólogo Fedor Gál, que el próximo 20 de marzo cumplirá 80 años. Su lugar de nacimiento fue precisamente Terezín, mes y medio antes de que el Ejército Rojo liberara también este campo en los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial, el 8 de mayo de 1945. El autor compartió su punto de vista sobre el fatídico lugar y su estado actual.
“Es el lugar de mi nacimiento y es un sitio que no me gusta. He venido varias veces y lo que siento aquí es peso. Puedo sentir esa sensación del peso y el abandono de esta ciudad, independientemente del aspecto que pueda tener ahora mismo. Pero me parece que esa sensación pesada, ese espíritu, le corresponden. Y por otro lado, se trata de un monumento, es memoria y un lugar de tributo que no merece terminar desmoronándose”.
Para Fedor Gál es indispensable que Terezín sea recuperado y que organice eventos y actividades a los que acuda la gente. Insiste en cómo en Alemania es obligatorio que las escuelas lleven a sus alumnos a los campos de concentración para que no se olvide lo que sucedió. Porque, de hecho, preocupa a Gál que en realidad, sí se está olvidando en muchos países la amenaza del extremismo nazi, tanto en Europa Occidental como en Europa Central u Oriental, tal y como la actualidad no hace sino demostrarle.
Es necesario conservar lo mejor posible estos lugares de memoria y seguir hablando del nazismo, en Chequia y en todas partes, considera.
“La de Europa Central es una historia especial, porque llegó a la democracia no un poco, sino mucho más tarde que Europa Occidental. Así pues, en la República Checa el debate sobre la democracia es algo que está en curso, pero cojea de los dos pies, y en Eslovaquia es un debate que ni siquiera ha comenzado como es debido, todo lo contrario. Yo he vivido gran parte de mi vida en Eslovaquia, y puedo decirles que esos sentimientos de nostalgia hacia el Estado nazi y fascista eslovaco de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial guerra son enormes y es algo aterrador. Para mí es realmente aterrador”.
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