Hace 100 años nació František Vláčil, el “poeta del cine checo”, autor de Markéta Lazarová
Sus películas Markéta Lazarová y el Valle de las abejas son consideradas obras cumbre de la cinematografía checa. En el Festival de Cine de Karlovy Vary de 1998, el director František Vláčil obtuvo el premio principal por su aporte a la cinematografía mundial.
Uno de los más reconocidos cineastas checoslovacos, František Vláčil nació en febrero de 1924 en Český Těšín, en el norte de Moravia. Estudió en la Academia de Artes, Arquitectura y Diseño de Praga (UMPRUM) y más tarde historia del arte y estética en la Universidad Masaryk de Brno. El mundo del cine lo conoció haciendo el servicio militar en el Estudio Cinematográfico de las Fuerzas Armadas Checoslovacas. Pasó allí siete años durante los que fue elevado al cargo de comandante y se convirtió en director de películas propagandísticas ‘educativas’. A finales de los 50 le ofrecieron trabajar en los Estudios Cinematográficos de Barrandov, en Praga.
Su primer filme titulado Paloma, lo rodó en 1960. Con esta película Vláčil fue incluido entre los directores de cine más notables de la llamada Nueva ola del cine checoslovaco de los años 60. Paloma fue premiada en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Le siguió la balada histórica La trampa del diablo, de 1961, sobre la lucha entre el dogmatismo y el oscurantismo del siglo XVIII.
La película más relevante del siglo
Pero mayor repercusión tuvo el complejo largometraje histórico Markéta Lazarová, con la entonces debutante actriz eslovaca Magda Vášáryová en el rol de Markéta. Se trata de un filme psicológico, lleno de metáforas en imágenes. Cuatro años transcurrieron entre la primera versión del guion y el estreno de la película.
Junto a Vláčil trabajaron en este filme destacados diseñadores nacionales como autores de la vestimenta y las decoraciones (Theodor Pištěk y Jan Koblasa). Fue el más costoso largometraje de los años 60. Su precio superó los 475.000 euros al cambio, mientras que otros filmes se producían por una quinta parte. Los actores debieron enfrentarse al frío y pasar horas en el lodo para reflejar de forma verídica la situación en la Edad Media.
Después de Markéta Lazarová vino otro importante largometraje de Vláčil, El valle de las abejas.
Psiquiatría y arrepentimiento
A las películas anteriormente mencionadas siguió Adelheid, de 1969, que narra los difíciles tiempos de postguerra. En esos tiempos, en protesta contra la ocupación soviética de Checoslovaquia de 1968, Vláčil abandonó el Partido Comunista, a raíz de lo cual le fue permitido rodar sólo cortometrajes documentales. Comenzó a beber en exceso y varias veces terminó ingresado con depresión en establecimientos psiquiátricos.
Pasado algún tiempo le fue permitido hacer cortos para niños y en 1975 rodó la película El humo de los campos de patatas, que narra la historia de un respetado cirujano castigado por sus posturas políticas.
A raíz de esta película Vláčil pudo seguir rodando. Nuevos éxitos llegaron con los largometrajes Sombras de un verano caluroso, de 1978, y El pastorcillo del valle, de 1983. Otra película, El veneno de una culebra, es un relato autobiográfico sobre la adicción al alcohol.
También El concierto a finales del verano, película biográfica de Vláčil sobre el compositor checo Antonín Dvořák, tuvo una gran repercusión. El último filme de František Vláčil, Mag, de 1988, no fue bien recibido por los espectadores ni tampoco por la crítica. A pesar de ello, ese mismo año Vláčil fue nombrado artista nacional.
Más premios a Vláčil vinieron después de la caída del régimen comunista. En 1994 le fue otorgado el premio León Checo por su aporte artístico a la cinematografía checa en toda su trayectoria. Fue nombrado presidente de la Academia Checa de Cine y Televisión y en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary de 1998 obtuvo el premio principal por su extraordinario aporte artístico a la cinematografía mundial.
En 2013 František Vláčil obtuvo in memoriam el Premio del Ministerio de Cultura por su aporte a la cinematografía y la audiovisión. En una encuesta de críticos de cine, el largometraje Markéta Lazarová, fue declarado la película de mayor significado del siglo XX.
František Vláčil falleció en enero de 1999 en Praga.