Viaje a España: la faceta desconocida de la traductora Anna Tkáčová
Con una importante trayectoria en el ámbito literario, la hispanista Anna Tkáčová se dio cuenta de que era demasiado sociable para resignarse al encierro que supone el oficio de la traducción. Respaldada en su amor y profundo conocimiento sobre España, hace más de una década que ofrece a los checos tours especializados en historia y cultura que, por supuesto, van mucho más allá de Madrid y Barcelona.
Aunque en la comunidad hispana de Praga es conocida por su incesante tarea como traductora y supervisora con unos treinta libros en su haber, Anna Tkáčová cuenta también con una faceta mucho menos explorada: su trabajo como apasionada guía de turismo para checos a lo largo y ancho de España. Una actividad que, tal como ella misma cuenta, empezó a desarrollar hace más de una década, en simultáneo a sus otras actividades. Justamente, para enfrentar ese aspecto tan solitario del trabajo del traductor.
“Hago los tours de acuerdo a mis propias experiencias porque he viajado a España durante más de treinta años”.
“Al traducir en casa estás encerrado entre cuatro paredes sin hablar con nadie y yo soy una persona más bien sociable, me gusta hablar con la gente y, después, con mi conocimiento sobre España, su literatura y cultura me surgió la idea de compartir mi amor y vocación con la gente. No me gustaba mucho cómo se hacían los tours: primero pasar diez días en la playa y ver un día Barcelona y nada más. Eso no me gusta porque todos los complejos turísticos son iguales y no sabes si estás en Grecia, en España o en no sé dónde. Toda la comida internacional es igual, no puedes probar comida local ni nada de eso”.
Como reacción a ese hábito, considera que la gente, de a poco, empezó a buscar otro tipo de tours con más contenido que, además, les permitiera acceder a muchos más sitios y conocer el país que visitan con otro tipo de profundidad. Sin por eso dejar de visitar la siempre deseada playa, explica que el objetivo es ofrecer una estadía mucho más activa y equilibrada. Y así fue que un día Anna decidió proponerle a una amiga que tiene una agencia de viajes un tour distinto, diseñado a la medida de sus propios intereses y conocimientos.
“Entonces me surgió otra idea: no visitar los sitios históricamente conocidos como Barcelona y Madrid, sino también el País Vasco o Extremadura, lo que son las comunidades autónomas menos visitadas, porque hay mucho que ver ahí. Entonces hice mis tours de acuerdo a mis propias experiencias porque he viajado a España durante más de treinta años y mi esposo también era aficionado a esto. Entonces, elegíamos cada año una comunidad autónoma española distinta y pasábamos ahí un mes y, luego, durante el resto del año, regresábamos algunos fines de semana para visitar determinada ciudad”.
Aunque se sabe que el COVID dejó en el turismo una serie de secuelas que aún cuesta revertir, Anna organiza en la actualidad estos viajes con tres agencias y también tiene algunos clientes independientes que la contactan por recomendación y a quienes les prepara su itinerario hasta el más mínimo detalle. En el caso de las agencias, ella misma suele viajar acompañando al grupo. Y si bien la mayoría de los viajes los organiza con varios meses de anticipación, revela Anna que nunca faltan los casos de urgencia que implican tener que cubrir un tour casi de un día para el otro, tarea que solo acepta cuando conoce perfectamente el destino en cuestión.
Andanzas andaluzas
Así como cada sitio de España ofrece su propio encanto y espíritu, agrega Anna que algunos destinos pueden implicar algunas complicaciones específicas. Por ejemplo, explica que, si bien Andalucía se suele asociar al placer y el disfrute, trabajar ahí no es tan sencillo debido a que exigen tener un guía local si se quiere acceder a lugares tan imprescindibles como la Alhambra, la Catedral de Sevilla y el Alcázar.
“El guía local habla y yo traduzco lo que él dice, pero a veces si el guía no es muy bueno solo dice ‘aquí ves azulejos, aquí ves los estucos’ y eso es todo. Entonces hablo yo, pero tengo que tenerlo al lado porque sin el guía local no te dejan entrar. Eso es muy difícil. Así que ya en el autobús les voy contando sobre la filosofía de la Alhambra, el sentido de todas las fuentes, cito al escritor Carlos Fuentes y su espejo enterrado. Porque las fechas, las dimensiones y tamaños los olvidas, no son lo más importante y eso lo dice el guía local. Entonces, yo me concentro más bien en esas otras cosas”.
Amparada en ese margen que le otorga su rol como intérprete, Tkáčová suele ofrecer información muy valiosa que, algunas veces, los guías locales dan por sentada como el contexto de la Guerra Civil. Pero no mediante la repetición de fechas sino a partir, por ejemplo, de la tremenda historia de Manuel y Antonio Machado que, a pesar de ser hermanos y dos grandes poetas, tenían una diferencia para nada menor: uno era falangista y el otro republicano. Por otro lado, luego de haber acumulado tantas millas con esas numerosas visitas a España, al igual que cualquier otra viajera, Anna tiene sus propias preferencias.
“Sí, me gustan mucho los viajes al País Vasco que es mi comunidad autónoma preferida. Me encanta el País Vasco. Los chicos de un colegio de Brandýs nad Labem me sorprendieron mucho una vez. En Bilbao tienen una biblioteca municipal muy interesante por su construcción y su historia con el franquismo. Entonces, en un momento, les di dos horas de tiempo libre a los chicos y me sorprendió que, en lugar de quedarse sentados en un banco de plaza, muchos subieron a la biblioteca. Eso me gustó muchísimo”.
Ese viaje escolar lo realizó hace un mes. Pero, en el otro extremo, antes había ido también al País Vasco con un grupo de adultos mayores. En un paseo por la naturaleza, visitaron una basílica ubicada en medio de los montes vascos y luego podían optar por subir al Aizkorri, una de las cumbres más populares del País Vasco.
“Me gustan mucho los viajes al País Vasco que es mi comunidad autónoma preferida”.
“Y tenía ahí a una anciana de casi noventa años. Yo siempre les ofrezco un programa alternativo, pueden ir a la basílica, quedarse en un restaurante y el que se sienta con fuerzas sube conmigo. Y esta anciana de casi noventa años subió, subió... todos esperaban arriba y solo tres personas habían quedado en la basílica. Subieron casi treinta personas incluyendo a esta anciana y ella subió y fue la última en llegar y todos la aplaudieron. Y ella estaba tan feliz que dijo: ‘ahora me lo recompenso’. Y en un restaurante que había por ahí se pidió una carne con patatas fritas y se fue muy, muy contenta”.
Desconocidos íntimos
A pesar de que, por supuesto, cada país tiene sus elementos distintivos que lo hace único e irremplazable, afirma Anna que, entre Chequia y España, hay varios elementos en común que atañen tanto a la historia como al presente de ambas naciones. Además, los checos que deciden visitar España gozan de un notable antecedente: nada menos que el escritor Karel Čapek quien, en 1929, visitó España y, al año siguiente, publicó un hermoso cuaderno de viaje ilustrado que se volvió una referencia ineludible para varias generaciones. Y si bien dice que los checos disponen de cada vez más conocimientos sobre culturas incluso lejanas, tiene la sensación de que todavía no logran comprender la gran diversidad de España y, en su opinión, suelen reducirla al ámbito de Andalucía, quizás por la gran trascendencia que adquirió el flamenco.
“Yo recuerdo que, a principios de los años noventa, trabajé un año o dos como guía de turismo aquí en Praga y venían los autobuses con los españoles que, por primera vez, salían también de su país después del franquismo, porque en esa época el país era pobre y la gente no tenía dinero. Y cuando cayó la Cortina de Hierro ellos también empezaron a viajar, entonces comenzamos a conocernos mutuamente y no sabíamos el uno del otro casi nada. Eso cambió mucho y pienso que Praga para todos los extranjeros tiene un enigma que yo como praguense no puedo distinguir tanto como ellos”.
De hecho, agrega Anna Tkáčová que le encanta pasear por las calles de Praga junto a sus amigos españoles que vienen de visita. Sobre todo porque hacerlo le permite ver la ciudad por medio de sus ojos. En su opinión, eso la ayuda a mantener intacta la capacidad de asombro gracias a que a ellos les sorprenden detalles del Puente de Carlos o de cualquier otro lugar que a ella le parecen totalmente normales. Y es muy probable que, en su país, a los españoles les suceda algo muy parecido con Anna Tkáčová.