Una asociación dedicada a formar y contener a los docentes de checo
Aunque las quejas de los extranjeros a la hora de aprender checo son bastante frecuentes, no suelen mencionarse tanto las dificultades que deben atravesar sus docentes. Para alivianarles ese arduo camino nació hace veinte años la Asociación de Profesores de Checo como Lengua Extranjera (AUČCJ) y en esta entrevista su directora Marie Poláčková nos revela sus principales objetivos y cómo el Covid y la guerra de Ucrania tuvieron también un fuerte impacto en este terreno.
“Este año celebramos el vigésimo aniversario de la asociación desde que fue fundada en 2003”.
Una sorpresa lleva a la otra: no todos saben que existe una Asociación de Profesores de Checo como Lengua Extranjera (Asociace učitelů češtiny jako cizího jazyka) y mucho menos que el interés por ese idioma flexivo con fama de difícil trasciende las fronteras locales y hasta europeas. Sin ir más lejos, su directora, Marie Poláčková, considera que el checo se enseña en más de setenta países y hasta se anima a decir que el mayor interés proviene de El Cairo, Egipto. Esa es apenas una de las tantas conclusiones que le permite sacar el hecho de estar al frente de una institución con bastante recorrido.
“La Asociación de Profesores de Checo como Lengua Extranjera es una asociación de interés profesional de docentes que está en todos los niveles y tipos de escuelas, incluso en los centros educativos extraescolares en Chequia y el extranjero, y este año celebramos el vigésimo aniversario de la asociación, desde que fue fundada en 2003”.
Agrega Poláčková que la asociación fue iniciada por el Instituto de Idiomas y Formación Profesional de la Universidad Carolina de Praga, una prestigiosa institución que se ocupa no solo de la enseñanza del checo como lengua extranjera sino también de los materiales pedagógicos involucrados en los cursos. Su primer director fue Jan Podroužek, quien, tal como explica Marie Poláčková, no solo estuvo presente ya en los comienzos de la entidad, sino que además creó las condiciones necesarias para que pudiera desarrollarse.
“Y en cuanto al motivo de su surgimiento está un poco relacionado a la Revolución de Terciopelo de 1989, como todo en nuestro país, porque ahí fue cuando se abrieron las fronteras y Chequia era muy atractiva incluso para los turistas. La gente se interesaba en nuestra historia, cultura y también en el idioma. Algunos trabajadores extranjeros comenzaron a trabajar aquí tanto en empresas checas como extranjeras que se fueron estableciendo. Además, llegaban muchos más jóvenes que querían estudiar checo en nuestras universidades y gente que deseaba aprender el idioma de sus amigos o de su pareja”.
Si bien aclara Poláčková que durante el comunismo también era posible estudiar checo, lo que permitió la revolución fue que el país se abriera a buena parte del mundo y no solo a los destinos que apoyaba el régimen. Por otro lado, no había tantas organizaciones y escuelas que se ocuparan de la enseñanza del checo como lengua extranjera, algo que tuvo un crecimiento exponencial en la década del noventa debido a la gran demanda que había. Según Poláčková, otro grupo nada despreciable de interesados en aprender el idioma eran aquellas personas que llegaban al país buscando sus raíces checas.
“Sus antepasados habían salido de la República Checa en alguna ola histórica de inmigración y luego no pudieron volver, por lo que ellos se pusieron a investigar quiénes eran sus antepasados, dónde vivían, querían conocer los lugares donde nacieron sus padres y abuelos. Así que fue un período muy interesante, pero era necesario crear una plataforma que uniera a todos los docentes”.
Así como suele ser moneda corriente que los estudiantes desplieguen una infinidad de quejas sobre las dificultades de la gramática checa, quizás no se mencione lo suficiente las múltiples complicaciones que deben afrontar los docentes a la hora de allanar el camino de sus alumnos hacia la comprensión del checo. Agrega Marie Poláčková que no todos los profesores suelen estar formados en bohemística, por lo que resultaba indispensable crear un marco profesional de enseñanza con unas buenas dosis de apoyo humano. Pero ella misma se encarga de resumir los principales objetivos de la institución.
“Resumiría los principales objetivos en varios grupos. Ante todo, la formación de los profesores. Eso es quizás lo más importante y lo hacemos ya sea a través de nuestras reuniones o brindando oportunidades para que los docentes principiantes puedan asistir a seminarios, pero también los de experiencia intermedia o incluso los más avanzados. También queremos familiarizarlos con los materiales didácticos y libros de texto para que puedan orientarse bien y tratamos de apoyar financieramente proyectos de nuestros miembros en el área de idiomas. Por ejemplo, hemos apoyado una publicación de nuestra colega Lida Hola sobre la enseñanza de checo a estudiantes analfabetos y a otros colegas que están preparando un libro de texto para hablantes de tailandés”.
Cuenta Poláčková que la asociación tiene en la actualidad unos doscientos miembros activos y lleva organizados, a lo largo de su historia, ochenta encuentros con conferencias y presentaciones sobre política lingüística y lenguaje general, entre otros temas de actualidad. También hay seminarios que se enfocan en aspectos lingüisticos y socioculturales y talleres en los que se presentan los métodos didácticos y los manuales de checo. Además, la asociación ofrece también a sus miembros posibilidades concretas de trabajo para que puedan dar clases de checo a personas de distintas nacionalidades. De todos modos, ella insiste en que lo más importante es el intercambio constante de experiencias que ofrecen a sus docentes, ya que ver la enseñanza de los demás puede resultar muy inspirador, más aún en ciertos contextos arduos.
“Eso se vio especialmente durante el Covid, cuando las escuelas cerraron de la noche a la mañana y tuvimos que pasar enseguida de la enseñanza presencial a la enseñanza en línea”
Agrega Poláčková que ese traspaso implicó un verdadero desafío. No solo a nivel técnico sino también didáctico y tanto del lado de los estudiantes como de los profesores, por lo que, en ese caso concreto, el intercambio de experiencias resultó. en su opinión, fundamental. Ella lo explica diciendo que fue como si los hubieran tirado de repente al agua y, para no hundirse, se hubieran visto obligados a aprender lentamente a nadar. Con mucha más experiencia en ese campo, hoy se atreve a decir que los docentes evolucionaron, en ese sentido, notablemente, aun cuando sigan sin sentir predilección por la modalidad virtual.
“Hemos apoyado una publicación de nuestra colega Lída Holá sobre la enseñanza del checo a estudiantes analfabetos y a otros colegas que están preparando un libro de texto para hablantes de tailandés”.
“Nosotros creemos que la enseñanza online no es tan efectiva como la presencial, pero también notamos que muchos estudiantes suelen sentirse muy cómodos con la enseñanza en línea por el hecho de que pueden quedarse en casa o seguir la clase desde cualquier lugar del mundo, a tal punto que, de otro modo, no hubieran podido estudiar checo. A medida que el proceso mejora, la enseñanza en línea también irá creciendo, aunque creo que la docencia presencial y el contacto directo entre profesor y alumno siempre será prioridad y la modalidad más requerida”.
Lo cierto es que en estos agitados tiempos, la enseñanza del checo no se vio solamente afectada por la pandemia del Covid sino también, por supuesto, por la invasión de Rusia en Ucrania y la consecuente guerra.
“Entonces vinieron aquí una gran cantidad de refugiados ucranianos, a quienes queríamos brindarles cursos de idioma checo. Primero para que pudieran integrarse y también para mostrarles que les damos la bienvenida con el corazón y los brazos abiertos. Y también para que, al menos por un tiempo, en esas horas de clases de checo, se olviden de los horrores vividos por sus seres queridos, a quienes dejaron en Ucrania. Y esta fue, nuevamente, un área completamente nueva cuando tuvimos que proporcionar cursos para un gran número de personas y entonces se dio que muchos entusiastas que no tenían experiencia enseñando checo comenzaron a enseñar. Y ahí es donde el apoyo, y el intercambio de experiencias es tan importante porque en semejante momento lo fundamental no era, por supuesto, que el profesor fuera un bohemista experto, sino su acogida”.
Si en determinados casos límite, un profesor se ve obligado a desempeñar un poco el rol de psicólogo, en algunos contextos la Asociación de Profesores de Checo como Lengua Extranjera vendría a funcionar también como una especie de gran supervisor al que los docentes pueden acudir ante cualquier dificultad a la hora de llevar a cabo su trabajo.