Muere la traductora Goetz-Stankiewicz, un lazo entre disidentes anticomunistas checos y Occidente
La escritora y traductora Markéta Goetz-Stankiewicz murió este domingo a la edad de 95 años en Vancouver. Durante el régimen comunista en Checoslovaquia hacía de puente entre los disidentes, incluido el presidente Václav Havel, y los países de Occidente.
Markéta Goetz-Stankiewicz fue la voz libre de los disidentes checoslovacos en Canadá durante las décadas de los años 70 y 80. Profesora de literatura comparada, escritora y traductora nació en 1927 en la ciudad checa de Liberec. Puesto que su familia era de origen checo-judío-alemán, Markéta vivió la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La echaron de la escuela, debido a que provenía de un matrimonio mixto, su padre estuvo internado varios meses en el campo de Terezín.
Entre los años 1945 y 1948 Markéta estudiaba en una escuela gráfica y emprendió una nueva vida, pero, al final, su padre decidió abandonar Checoslovaquia. “Estuvimos en el escenario toda la vida, tanto en comedias, como tragedias, ahora nos sentaremos entre el público y vamos a observar, qué es lo que pasa en el escenario”. Con estas palabras del padre la familia emigró a Canadá.
Markéta permaneció en contacto con sus amigos checos y un día obtuvo de ellos un paquete de libros de bolsillo, publicados entre los años 1963 y 1968 en Checoslovaquia que se titulaban Divadlo (Teatro). En su día, Markéta conversó con Radio Praga Internacional, explicando, qué significó para ella encontrarse con estos textos.
“Empecé a leerlos y pensé: ‘¡Esto es brillante! ¡Estas obras de teatro son maravillosas!’ Así recuperé mi checo y en los años 70 decidimos volver. Mi madre y yo volvimos por primera vez en 1975 y volvíamos cada año hasta 1989”.
Markéta estudió historia y literatura en la Universidad de Toronto y, posteriormente, se dedicó a la literatura comparada y la filología alemana, dando clases en la Universidad de Columbia Británica. En entrevista para Radio Praga Internacional contó que durante sus visitas a Checoslovaquia estaba pensando, cómo podría llegar a los autores de las obras de teatro que tanto la fascinaron.
“Una vez estuve paseando por el barrio de Smíchov en Praga y pensé: ‘¿Cómo puedo conocer a alguno de estos autores que he leído?’ Y, de repente, me encuentro al actor y disidente Pavel Landovský. Le dije: ‘Soy de Canadá y quiero escribir sobre obras de teatro que no se pueden representar. ¿Hablará conmigo?’ Me respondió: ‘Baja la calle, el tercer edificio a la izquierda, la puerta está abierta. Siéntate y cuando vuelva, podremos hablar’”.
Contó Markéta que al final consiguió conocer personalmente a muchos representantes de la disidencia checoslovaca y se preguntaba a sí misma, cómo podía ayudarles, cómo podía diseminar su obra que a ella le parecía tan brillante, pero que en la Checoslovaquia comunista estaba prohibida.
“Tuve la enorme suerte de conocer a Havel, Ivan Klíma, Pavel Kohout y Ludvík Vaculík. Los conocí y pensé que a lo mejor podía hacer algo por ellos, estas personas dotadas y brillantes que estaban… Ya saben, Klíma vendía pescado al lado del Moldava”.
Finalmente, Markéta empezó a traducir a estos autores, editaba sus trabajos, llevaba libros y diseminó su obra entre el público norteamericano, tanto entre lectores, como espectadores de obras de teatro. Durante esos 15 años que visitaba Checoslovaquia consiguió establecer un vínculo muy fuerte con el presidente Václav Havel. Con Radio Praga Internacional compartió sus recuerdos del pueblo de Hrádeček, sitio donde Havel tenía su casa de campo y donde Markéta lo visitó.
“Le dije: ‘Mire, he leído todo lo que ha escrito’, y le expliqué un poco, quién era yo. Pero él ya lo sabía porque los disidentes se comunicaban de una forma muy rápida entre sí. Él hizo una cena fantástica y me quedé a dormir en su casa. Los recuerdos son un tesoro que guardo en mi memoria toda la vida”.
En 2000 Markéta obtuvo la Medalla al mérito del presidente Havel y 16 años más tarde recibió otro galardón por promocionar la literatura checa en el extranjero y luchar por la libertad de expresión, el Premio de Jiří Theiner.